Escuchaba a Rashida Jones hacerle esa pregunta a Bill Gates en el podcast Big Questions: Can People Change? y me quedé pensando en esa pregunta para mí. Hágase la pregunta usted, ¿qué se contesta?
Hacer este ejercicio no es fácil, pero intentarlo me lleva a que esa muchacha de 18, le diría a la adulta que, en el proceso de crecer, trate de confiar en ella y disfrutar más las diferentes etapas.
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¿Cómo llegamos a ser las personas en las que nos convertimos?
Al reflexionar sobre la pregunta, se me vino a la mente lo que he leído ya varias veces, que el arrepentimiento más grande que tiene la gente al morir es no haber tenido el coraje para vivir una vida honesta respecto a quién es, sino vivir la vida de acuerdo con lo que otros esperan.
Hay fases en la vida, en la que uno trata de calzar las expectativas de otros, pero no debería ser un estado permanente.
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¿Qué hacer cuando lo que uno siente en el interior como el “yo auténtico” no es lo que nuestros padres, hermanos, amigos, quieren-esperan-desean, para uno?
¿Qué hacer cuando nuestra vocación, llamado o inclinación no es la carrera que otros esperan?
¿Qué hacer cuando sentimos que no queremos o no podemos seguir en esa relación que llena las expectativas sociales, pero no las propias?
¿Qué hacer cuando nuestro trabajo nos asfixia, pero no sabemos para dónde movernos y tenemos una necesidad apremiante económica?
¿Qué hacer cuando nos sentimos vacíos?
No estoy iniciando el 2021 con muchos propósitos, sino con estas reflexiones.
¿Qué tan honesta(o) conmigo estoy siendo?
¿Qué significa ser honesta(o) conmigo?
En mi caso, (piense en su caso), cuando tenía 18 años, no sabía muy bien que quería hacer con mi vida, sabía que se me facilitaban los números y era buena estudiante. Más allá de eso, creo que la única claridad que tenía estaba en mi objetivo de ser independiente, de no vivir a largo plazo en la Ciudad de México, que me gustaba leer, la naturaleza y aprender.
Esas partes de mí no cambiaron, siguen vigentes. Otras partes han cambiado muchísimo. Consideré ser monja (a lo cual le dediqué tiempo, pensamiento y compromiso), consideré ser empleada pública (lo fui por año y medio), en otro momento, decidí no trabajar en un trabajo remunerado y ser sólo mamá y esposa (también lo viví de forma temporal).
¿Cuáles son esas partes de su vida que mirando para atrás ve como muy lejanas y diferentes?
¿Cómo contribuyeron a ser la persona que hoy es usted?
Esas etapas fueron parte mí, todavía lo son, pero solo fueron parte de mi construcción.
Mi trabajo desarrollando líderes, dando acompañamiento a profesionales para catalizar su crecimiento, transformación y evolución es una vocación, pero me tomó mucho descubrirlo y actualizarlo, para convertirme en lo que soy: una mujer de 52 años de edad, madre, que vive en un país en el que no nació, que ha vivido en países muy distintos culturalmente.
Las personas podemos cambiar si queremos, si somos conscientes, si sentimos que hay algo en juego importante para nosotros y que hay circunstancias que nos facilitan cambiar (a veces, adversas). Hay personas que son claves para movernos a cambiar, aún personas que nos hacen daño. Piense en esas personas y circunstancias.
¿Qué le digo a mi yo del 2031? ¿Qué le dice usted a usted de ahora en 10 años?
Quisieras convertirme en esa mujer atractiva para conversar, llena de vida, interesante, apasionada por lo que hace, por sus causas, compasiva, amorosa y feliz. Llena de vida, proyectos y con mucho que dar, compartir, aprender y enseñar.
Que el 2021 sea un buen año, y que contribuya a construir a esa persona que usted quiere ver de usted a futuro.