Es cada vez más frecuente ver esos pequeños camioncitos de comida en diferentes tipos de actividades, e incluso en zonas francas o universidades. El contar con estos restaurantes sobre ruedas les permite a los consumidores tener una mayor oferta gastronómica en sus sitios de trabajo, estudio, etc., sin necesidad de desplazarse.
Veamos que tenemos del otro lado: en muchos países esta es una propuesta de comida “ni rápida ni lenta”, es decir, es algo más elaborado que la comida rápida, pero no tanto como para asociarla a un restaurante. Por lo general, están más cerca de la comida rápida; por lo que sus características y precios también deberían estar en ese rango. Debemos recordar que el mercado no está acostumbrado a una propuesta de este tipo, por lo que todos los elementos de ella deben generar interés, recordación, atracción.
Sin embargo, aquí es donde vemos un problema latente. La propuesta gastronómica por lo general es bastante estándar, probablemente con algún elemento de innovación asociado al empaque del producto (ya que por obvias razones, el empaque debe soportar el movimiento de la persona). Sin embargo los precios están bastante por encima de su oferta comparable.
En varios casos es relativamente sencillo entender la razón de los altos precios:
- Altos costos. Para ese tipo de propuesta, hay demasiada gente en el camión (por lo general más de 4). Esto claramente incrementa los costos pero en la mayoría de los casos no aumenta la eficiencia o la rapidez de la entrega.
- Sobrestima la propuesta de valor. No es solo vender en un camión, sino también es lo que vende, como lo presenta, el tamaño de las porciones, la atención al público, la rapidez del servicio. Lo que vende es la combinación de esos elementos, y no solo uno de ellos.
- Más preocupado por el empaque que por el contenido. En más de un caso, lo más bonito es el camión. El que sea “al paso” debe fortalecer la calidad del producto, la oportunidad del servicio, la buena atención. Seguimos debiéndole al consumidor en estos temas.
Este tipo de propuesta requiere de un sistema que facilite que el proceso productivo sea rápido pero a la vez con calidad. Al menos por el momento, no hay mayor diferencia entre un foodtruck y un puesto de tacos ambulante, más allá de que uno lo encuentra en vez de que el puesto lo encuentre a uno. Por si alguno la confunde con “comida de diseño”; esta última no se sirve para comerse de pie o aprisa. O al menos, no hasta hoy.
Esta es una gran oportunidad de mostrar una propuesta innovadora en cuanto al mercado de comida para las personas que trabajan o estudian: una oferta variada, innovadora, saludable (o no), sabrosa, a su alcance; de comida “para llevar”.
De ahí la importancia de tener claras las características centrales de la propuesta, entender lo que se vende y a quien se vende. Por ello la importancia de analizar el mercado, sus requerimientos, su poder de compra, sus necesidades de alimentación, etc., presentar una propuesta que conecte con el consumidor, pero no como una moda pasajera, sino como parte de una nueva propuesta gastronómica concentrada en un mercado en particular.