La intervención televisada de Luis Guillermo Solís de anoche, donde anunció que el gobierno "enfrenta dificultades de liquidez para pagar sus obligaciones y garantizar la operación de servicios esenciales", debió empezar con una disculpa pública al país. No solo el presidente se ganó la confianza de los electores en el 2014 diciendo que la situación de las finanzas estatales no era delicada, sino que en sus primeros tres años de gobierno tomó a un país al borde del precipicio y le dio un empujón al vacío. En campaña, Luis Guillermo Solís fue un ignorante o demagogo –son las dos únicas posibilidades–; como presidente, ha sido un irresponsable.
Ayer, no había terminado de hablar el presidente en cadena nacional, cuando noté que empezó a circular en redes un artículo donde reseño cómo Óscar Arias casi quiebra a Costa Rica. Me llamó la atención que dicho escrito estaba siendo compartido por gente que simpatiza con el gobierno, en un esfuerzo evidente por eximir de cualquier responsabilidad al presidente Solís y a su administración. Lo cierto es que ese artículo fue publicado el 2 de noviembre del 2011 y ya pare ese entonces la aguda realidad fiscal del país era evidente ante los ojos de propios y extraños. Pero no para el futuro candidato del PAC. En una entrevista en marzo del 2014, Solís trató de "ideólogos" a quienes advertíamos sobre el déficit en las finanzas públicas, señalando que "hay gente que tiene una fijación con el cero déficit, que a mí me parece absurdo; un país no tiene por qué estar en cero déficit y eso sí es un debate ideológico". En campaña Solís dejó muy claro que, para él, el déficit fiscal era "administrable".
La desidia oficialista quedó igualmente reflejada en un debate que sostuve en abril del 2014 con el entonces diputado electo del PAC Henry Mora, quien sostuvo que "los técnicos" que rodeaban al presidente estimaban que en los primeros dos años de la admnistración Solís iban a disminuir el déficit fiscal por la mitad (en ese momento 6% del PIB) sin necesidad de aumentar impuestos o de implementar recortes de gasto importantes. Aquí pueden ver el intercambio:
Con ese discurso demagogo fue que Luis Guillermo Solís ganó las elecciones. Pero la irresponsabilidad no se limitó a engañar a los votantes, sino que continuó una vez que el PAC asumió el poder:
- Una de las primeras medidas del gobierno fue decretar un aumento salarial para los empleados públicos del 4% para el primer semestre del 2015, aún cuando la inflación para ese año fue de cero. Peor aún, el aumento aplicaba a la base salarial, de tal forma que cuando se incorporaban los pluses –que representan más de la mitad de la remuneración salarial final de los empleados públicos– el aumento terminaba siendo del doble. En un debate que tuve en el programa "Matices" de Radio Monumental, el entonces ministro de Trabajo Víctor Morales admitió desconocer ese detalle, luego de haber dicho en la prensa que el aumento no tendría ningún impacto en las finanzas estatales.
- Igualmente en agosto del 2014 la administración Solís acordó un aumento descomunal del 14% en las transferencias a las universidades estatales. El ministro de Hacienda declaró que "El Estado es responsable en sus decisiones". El gobierno luego pactaría un incremento del 7,38% para el 2016 y otro del 8,6% para el 2017. En estos tres años, la inflación acumulada ha sido de menos del 3%.
- Cuando en septiembre del 2014 Fitch advirtió sobre la posibilidad de rebajarle la calificación de riesgo a Costa Rica, el ministro de Hacienda demeritó la gravedad del anuncio al decir –falsamente– que personeros de la calificadora de riesgo le habían admitido en una reunión que "no tenían suficiente información sobre las medidas que había tomado el Gobierno”. A los cuatro meses Fitch sí le rebajó la calificación de riesgo al país. Henry Mora –ya como presidente legislativo– dio un discurso donde comparó la posición del gobierno frente a las calificadoras con la lucha contra los filibusteros.
- En ese mismo mes, el gobierno develó su primer presupuesto de la República –recordemos que con un déficit ya proyectado en 6% del PIB–, el cual aumentaba el gasto público en 19%, cinco veces más que la inflación prevista para el 2015 – que terminó siendo de 0% – .
- La vorágine del gasto de la administración Solís no se limitó a los primeros años de gobierno. Para este 2017 las instituciones autónomas han disparado el gasto en publicidad y consultorías (en año electoral, claro está). La excusa de Zapote ha sido que la autonomía de estas instituciones le impede al gobierno exigirles austeridad, aun cuando hemos visto que a la admnistración Solís no le ha temblado el pulso para despedir presidentes ejecutivos e intervenir otras instituciones cuando así lo considera conveniente.
- Finalmente, no olvidemos cómo una y otra vez la administración Solís ha saboteado cualquier reforma de empleo público en la Asamblea Legislativa, incluso las versiones más modestas que se han presentado. Una vez que el gobierno admitió la gravedad de las finanzas estatales, el énfasis ha sido exclusivamente en aumentar impuestos, nunca en reducir el gasto público.