O hay algo muy básico que escapa de mi limitada capacidad de entendimiento, o el proyecto para construir una refinería con China es una de las estafas más grandes a las que se vería expuesto el país en tiempos recientes.
Repasemos algunos hechos básicos:
1.- Recope no sabe en realidad cuánto costará construir la refinería. Cuando primero se propuso la idea durante la administración Arias, se habló de $1.000 millones. Luego a inicios de la administración Chinchilla la cifra era $1.200 millones. Hoy se especula que anda por $1.500 millones (un aumento del 50% en solo 4 años). Pero incluso después de haber gastado $50 millones en estudios de factibilidad y consultorías, Recope desconoce cuál será el costo final de la obra. ¿Quién, excepto el Estado, se puede embarcar en un multimillonario proyecto desconociendo por completo cuál será su costo?
A manera comparativa, el año pasado en El Salvador se anunció la construcción de una refinería con capital privado que costará $600 millones y tendrá una capacidad de refinamiento de 30.000 barriles de crudo. La refinería con China costará más de $1.500 millones y supuestamente refinará 60.000 barriles. Hagan Ustedes la matemática. Además, cabe agregar que en El Salvador no hay monopolio en la importación de hidrocarburos. Si la empresa canadiense que construirá dicha refinería hizo mal sus cálculos, serán ellos los que pierdan la plata. En cambio, en Costa Rica tenemos un monopolio estatal. Si la refinería con China termina costando más de la cuenta, adivinen quiénes pagarán con precios más altos de los combustibles.
2.- Recope desconoce cuál será el ahorro para el consumidor, si es que hay alguno. Usualmente, en el mundo real, cuando un agente económico realiza una inversión significativa, es porque espera un rédito de algún tipo. En este caso, el país se está embarcando en una inversión multimillonaria (casi un tercio de lo que cuesta la ampliación del Canal de Panamá) por un beneficio para los costarricenses desconocido. Además, se anuncia que la nueva refinería no mejoraría la calidad de los combustibles. ¿Entonces cuál es el propósito de la obra?
De manera jocosa, se ha argumentado que la refinería nos garantizaría la "seguridad energética" en caso de que una crisis global interrumpiera los suministros mundiales de combustibles. Si en verdad una conflagración de ese tipo fuera a ocurrir y se cortaran los suministros de combustibles, ¿de dónde vendría el petróleo que se refinaría en Costa Rica?
3.- Los estudios de factibilidad son muy cuestionables puesto que fueron hechos por partes interesadas. Como explica muy bien hoy Ottón Solís en un artículo en La Nación, el primer estudio de factilibidad fue hecho nada menos que por una empresa que es 100% propiedad de China National Petroleum Company (CNPC), la socia de Recope en este proyecto. Cuando dicho estudio fue objetado por propios y extraños, se contrató a una consultora estadounidense que encontró serios problemas con el primer informe de factibilidad. Por eso Recope buscó una tercera opinión en una consultora australiana que no solo cuenta con inversiones conjuntas con CNPC, sino que también se le ofreció contratos de ventas de servicios por $60 millones en caso de que el proyecto recibiera la luz verde. ¿Soy yo o hay algo mal en todo esto?
4.- La decisión de crear una multimillonaria empresa conjunta con China para construir una refinería se tomó en una sesión de menos de 15 minutos del Consejo de Gobierno durante la administración Arias. Así no más. Como sabrán, al ser Recope una sociedad anónima propiedad del Estado, es el Consejo de Gobierno el que actúa como su Asamblea de Accionistas y como tal puede tomar las decisiones de mayor importancia de dicho ente. La plata de todos los costarricenses está de por medio, pero la decisiones las toma un grupito de funcionarios de los cuales solo uno (el presidente) es electo mediante voto popular. De igual manera, esta vez bajo la administración Chinchilla, el Consejo de Gobierno le dio luz verde a la inversión multimillonaria sin saber si era rentable o no.
No está de más recordar que Recope cuenta con capacidad de endeudamiento propia. Por lo tanto, el crédito que asumiría para financiar la construcción de la refinería no sería aprobado por la Asamblea Legislativa, sino por... el Consejo de Gobierno.
5.- El gobierno nos está embarcando con una refinería multimillonaria cuando supuestamente apuesta a que el país de un giro hacia fuentes de energías más sustentables. ¿Dónde quedó el discurso verde (de ecología, no de dólares) del PLN? Recordemos que cuando vino el presidente Obama al país hace unas semanas, uno de los principales temas en la agenda fue solicitarle facilidades para que, cuando EEU.UU. empiece a exportar gas natural, Centroamérica sea uno de los destinos autorizados. Importar gas requiere de una millonaria inversión en infraestructura. ¿Cómo se entiende que al tiempo que hablamos de importar gas natural se proceda con una refinería que cubriría más del 100% de la demanda de combustibles del país?
Probablemente se me escapan más detalles turbios sobre este asunto, como los términos del arriendo de la refinería a China, los márgenes de ganancia estimados del proyecto, o los ya reportados gastos desproporcionados en los que está incurriendo Recope en recursos humanos y traducciones. Pero a cualquier ciudadano que haya seguido este tema le basta y sobra estos elementos de juicio para dudar de todo el proyecto: no se sabe cuánto costará, no se sabe cuáles serán sus beneficios, los estudios de factibilidad son altamente cuestionables y las decisiones las ha tomado un órgano político en menos de lo que dura comerse un chifrijo. Peor aún, la refinería nos amarra ad perpetuam con el caro e ineficiente monopolio de Recope.
El domingo pasado en una entrevista en La Nación, el embajador de Costa Rica en China describió a la refinería como "un seguro de vida". Luego de todas estas interrogantes, mi pregunta es: ¿seguro de vida para quién?