Don Luis Guillermo hizo un buen trabajo escogiendo su equipo de gobierno. Uno podrá tener aprensiones aquí y allá sobre algún funcionario, pero nadie puede negar que se trata de gente decente, con experiencia en sus campos y con un gran compromiso por sacar la tarea en beneficio de todo el país. Sin embargo, la bocanada de aire fresco que se sintió durante el traspaso de poderes (incluyendo la ausencia de rezos y el que por primera vez un ministro gay desfilara con su pareja), se convirtió en un oscuro nubarrón con el anuncio de la designación de Mariano Figueres como director de la Dirección de Inteligencia y Seguridad (DIS). Fue en ese momento cuando la Caravana de la Alegría se convirtió en el Convoy del Terror.
Primero repasemos qué es la DIS: es un "órgano informativo" en materia de seguridad nacional que está al servicio directo del Presidente de la República. Las atribuciones de este ente, cuyo presupuesto para este año es de ¢3.306 millones, las consigna la Ley General de Policía en sus artículos 13 al 17 y las detalla el decreto N° 32522 del 2005. Palabras más, palabras menos, la DIS es el servicio de espionaje inteligencia del gobierno de Costa Rica. En el pasado ha habido múltiples denuncias, especialmente de organizaciones de izquierda, sobre la condición de la DIS como policía política. Tanto el Frente Amplio como el PAC han buscado, con toda razón, disolver dicha Dirección, precisamente por los cuestionamientos a su naturaleza y funciones.
El decreto N° 32522 detalla qué tipo de persona debe estar al frente de la DIS: "La Dirección General estará a cargo de un profesional en un área atinente al cargo o de un funcionario cuya idoneidad técnica y calificada experiencia en el área de seguridad le hagan apto para el puesto, a juicio del Presidente o del Ministro de la Presidencia" (el subrayado es mío). Es aquí donde sale a relucir que el nombramiento de Mariano Figueres es a todas luces una aberración.
El presidente Solís justifica la decisión diciendo que Figueres "es de los hombres más inteligentes que conozco" y añade que "tiene dos maestrías en administración de empresas de la Universidad de Princeton". Curiosamente, Princeton no otorga maestrías en administración de empresas, y estas son las alturas en que el currículum de Mariano Figueres no ha sido hecho público. Su única referencia profesional es "haber pasado por donde asustan" y autodenominarse "un soldado de Luis Guillermo Solís". Sin embargo, un repaso de las declaraciones incendiarias y violentas de Mariano Figueres nos revela que estamos ante una persona a la que, como diría un amigo, no se le podría confiar ni una pistola de agua, mucho menos la DIS.
Veamos algunos ejemplos bien documentados, que no son leyendas urbanas: En una entrevista del 2007 en el Semanario Universidad, Figueres dijo estar dispuesto a oponerse el TLC con EEUU incluso con la muerte: " Yo desde hace un año me despedí de los hijos y nosotros en esto iremos hasta el final. Como el régimen tiene que pagarle a la gente por su lealtad, ya los va a ver usted metidos debajo de las camas y escondidos en Miami cuando aquí se tengan que tomar las decisiones que se van a tener que tomar ".
Al final, Mariano Figueres parece haber desistido de derramar sangre (ya sea la propia o la de terceros) en el altar del proteccionismo comercial. Sin embargo, eso no significa que se haya olvidado de a quién se la tiene jurada: En otra entrevista en ElPaís.cr (que curiosamente ya no se encuentra en dicho sitio web), Figueres dijo lo siguiente sobre los que dirigieron la campaña del Sí al TLC: "La historia los va a juzgar y como a todo chancho en algún momento les llega la hora , porque el daño que se le ha hecho al país con el TLC no puede quedar impune ". Además, añadió que "e l siete de octubre en algún momento deberá ser declarado fecha nacional, como un recuerdo negro, triste, que no se debe olvidar, para que se le cobre, a quienes haya que cobrársele, la traición que le hicieron al país ...".
Las declaraciones hostiles de Mariano Figueres no se limitan al tema del TLC. Durante el conflicto limítrofe con Nicaragua por isla Calero, el ahora director de la DIS se refirió a René Castro, entonces canciller, como "naguas miadas" e instó a la administración Chinchilla a resolver la situación mediante las armas. Además, ha manifestado su profunda admiración por la dictadura de los hermanos Castro en Cuba, afirmando que " ha sido bandera de dignidad en la geopolítica del planeta, y ha llevado al mundo innumerables actos de solidaridad, que no en pocas veces han llegado a las máximas expresiones de sacrificio humano ". ¿En verdad alguien puede decir que una persona con este tipo de declaraciones debería estar al frente de la policía política del Estado?
Seamos claros: en primer lugar, no debería existir la DIS. Dicho "órgano informativo", que se ha prestado para todo tipo de escándalos en el pasado, debería ser disuelto y las funciones que corresponden en materia de inteligencia deberían trasladarse al Ministerio de Seguridad o al OIJ, con una fuerte supervisión parlamentaria. De ahí que la primera decisión decepcionante de don Luis Guillermo Solís fue renegar de su promesa original de cerrar la DIS (y que luego también fue misteriosamente eliminada de su Plan Programático). Pero, aún cuando el presidente lamentablemente decidió mantener dicho órgano incólume en su naturaleza de policía política, lo mínimo que pudo haber hecho es poner al frente a una persona con experiencia en seguridad y no a un individuo con un amplio historial de instigación a la violencia y el odio.
Resulta también llamativo la reacción de los grupos y personas afines al nuevo presidente ante este nombramiento. Quienes hasta hace dos meses echaban espuma por la boca ante la sola mención de la DIS, ahora o guardan silencio o salen con un "di, démosle chance a ver qué" o "no tengo referencias así que no puedo opinar". De repente muchos descubrieron de manera muy conveniente las virtudes de dar el beneficio de la duda. Otros, más honestos, incluso celebran la llegada "de uno de los nuestros" a la DIS. Queda claro que para los autodenominados "progresistas", el problema no era la DIS y lo que hacía, sino quién la controlaba.
Las declaraciones de Figueres desde su nombramiento aúnan al temor de muchos. Ha afirmado que "el que ande en malos pasos tiene razón de temerle a la DIS" (nuevamente, perseguir a los malos es labor de las autoridades policiales y judiciales, no del "órgano informativo" del Presidente), que quiere que la Dirección "ayude a la gobernabilidad del país" (¿exactamente cómo lo haría si su labor primordial es el espionaje?) y que además pretende convertir a la DIS en "un organismo que ayude acercar al Estado a las personas". A esa figura le llamaría, "Somos el pueblo que decidió verte y escucharte". Espeluznante, sin duda alguna.