La semana pasada el mundo hizo mofa del presidente Donald Trump por sugerirle a los médicos que investigaran, si fuera posible, maneras de aplicar directamente desinfectantes y luz ultravioleta a los pulmones para combatir el covid-19.
La aprobación en primer debate del proyecto de ley contra la usura por parte de 50 diputados es un acto tan descabellado que supera, por mucho, el comentario de Trump porque desde hace más de 40 siglos todas las fijaciones de precios han empeorado la situación que pretenden corregir.
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El proyecto de ley contra la usura no es más que una política de control de precios que, como todo control de precios, nunca ha logrado los objetivos deseados, sino que siempre terminan agravando la situación. Venezuela y Cuba son ejemplos donde el control de precios es la norma. ¡No bastó la caída del muro de Berlín para entender que la fijación de precios y la planificación centralizada solo producen miseria!
Para aquellos interesados en el tema, los invito a la lectura del libro Forty Centuries of Wage and Price Controls y a revisar cualquier libro de texto introductorio de Economía.
Consecuencias de la fijación de precios
Toda fijación de precios produce una demanda insatisfecha que ahora enfrenta un obstáculo legal. Los oferentes se encuentran ante un riesgo que antes no existía. Ambas situaciones conducirán a que dichas transacciones se realicen en mercados negros y a un precio mucho más alto, no por capricho, sino porque deben cubrirse los nuevos costos que crea la fijación de precios.
En el caso del proyecto de ley que pretende la fijación de las tasas de interés, este incentivaría el sector financiero informal donde las tasas de interés serían todavía más altas. Ahora bien, parece ser que los diputados están conscientes que la fijación de precios conduce a mercados negros y a precios más altos porque crean penas para, según ellos, evitar que surja el mercado negro. ¡Aquí nuestros diputados le ganan a Trump por años luz! Al igual que con las drogas, la criminalización y la penalización no solo conduce a que los precios suban más aún, sino que contribuyen a una escalada de la violencia.
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Al igual que con las drogas cuyas transacciones están proscritas, las partes que transen créditos ilegales, cuando haya falta de pago, los asuntos se resolverán, no en los tribunales, sino probablemente con la violencia, con golpizas, con sicarios y muertes.
En resumen, la fijación de precios promueve el sector informal (garroteras) y hace que los precios suban. La penalización para quienes violen la fijación de precios incentiva el "ajuste de cuentas" fuera de los tribunales y el mercado de los sicarios. ¡Elemental! Esto no lo digo yo sino es lo que nos enseña la Economía y más de 40 siglos de historia de fijación de precios.
Solo la libre competencia conduciría a una reducción de tasas de interés.
Es un principio básico de la Economía que un mercado donde rige la libre competencia, en contraste con uno regulado (o monopólico creado por ley) conduce a los precios más bajos posibles, a mayores niveles de inversión, genera más empleo y el producto se distribuye mejor entre toda la población. No hay mejor manera de hacer accesible un producto que con un precio bajo.
La tasa de interés es el precio del crédito. Ergo, para que caigan todas las tasas de interés en Costa Rica (no solo las de las tarjetas de crédito), baste con desregular el sistema financiero y someterlo a la libre competencia al estilo de Panamá, Hong Kong o Singapur.
Otro principio básico en Economía nos dice que el encaje mínimo legal (EML) conduce, inequívocamente, a tasas de interés más altas. Por eso la mayor parte de los países desarrollados carecen de EML. Sin embargo, en Costa Rica, tenemos un EML altísimo. Por tanto, parte de la desregulación debe ser la eliminación del encaje mínimo legal; es decir, llevarlo a cero.
Erróneamente muchos creen que si se elimina el EML aumentaría la inflación. Lo anterior no es cierto si la eliminación del EML se compensa con una desaceleración del crecimiento de la base monetaria (M0).
El gobierno es el único responsable, con la imposición de regulaciones excesivas y limitaciones a la libre competencia de las altísimas tasas de interés que experimentamos los costarricenses. Ahora el gobierno pretende empeorar las cosas con más socialismo.
Es mejor aprobar un proyecto de ley que elimine el EML y que desregule el sistema financiero, antes que una ley de fijación de precios de las tasas de interés.
No estoy proponiendo ausencia de legislación. Sin embargo, es un hecho que la mayoría de la regulación existente en el sistema financiero tiene el propósito, no de mejorar el funcionamiento de la libre competencia, sino en restringirla para crear privilegios para favorecer así a grupos de presión, en particular a la banca estatal y al gremio empresarial bancario.
En Economía se le llama rent-seeking o buscadores de renta a los casos donde grupos de presión usan al gobierno para obtener beneficios y mantener transferencias injustas a costa del resto de la sociedad. En otras palabras, los buscadores de renta pretenden un incremento en sus ganancias, no como consecuencia de mejoras en la productividad, ni de mayor esfuerzo propio, ni de la innovación, sino a través de la explotación de los contribuyentes o del consumidor.
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Muhammad Yunus y el Grammeen Bank
Años atrás, Muhammad Yunus, galardonado con el premio Nobel de la Paz, observó en Bangladesh, su país natal, que las tasas de interés que cobraban algunos empresarios eran excesivamente altas y no le permitían al pobre ni ahorrar ni salir de su condición de miseria. Sin embargo, Yunus no propuso una banca estatal, ni un programa social, ni una banca de desarrollo, ni la fijación de tasas de interés. Muhammad Yunus creó el Grameen Bank, el cual es un banco privado que ofrece crédito a los pobres bajo condiciones favorables y en alianza con ellos.
Si existe una tasa de interés de usura es porque sería posible crear un banco que cobre menores tasas y aún así obtener rentabilidad de mercado. La solución de Yunus ante la usura es la iniciativa privada. La solución del socialista siempre será más gobierno, más regulación, y más intervención.
Dado que el Grammeen Bank le presta a los más pobres de los pobres y estos no tienen manera de garantizar el crédito porque no poseen salario ni bienes, los contratos se cierran con un apretón de manos. Así es como se ayuda a los pobres. Sin embargo, el Grammeen Bank no podría operar en Costa Rica porque la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef) se lo prohibiría porque exige que los bancos no pueden prestar si quien pide prestado no tiene con que respaldar el crédito. ¡Así es nuestra regulación de antisolidaria!
Cierre del Banco Central: la mejor manera de ofrecerle al pueblo costarricense bajas tasas de interés
Dado que las tasas de interés en dólares son, y serán siempre, más bajas que las tasas en colones, la mejor manera de garantizarle al costarricense el acceso a las más bajas tasas de interés posible, (sin importar si es crédito hipotecario, personal, etc.) es cerrando el Banco Central de Costa Rica de modo que todos ganemos en dólares y tengamos acceso a créditos en dólares.
Al cerrar el BCCR no solo le estaríamos ofreciendo las más bajas tasas de interés posible al pueblo costarricense, sino que, además, eliminaríamos el riesgo cambiario y con ello aumentaríamos la productividad de todo el sector externo. También nos ahorraríamos cientos de millones de colones que cuesta mantener a dicha entidad y, sobre todo, acabaríamos con el posible retorno del fantasma de la inflación que no solo trae desaceleración de la tasa de crecimiento, sino que aumenta la tasa de desempleo y deteriora la distribución del ingreso.
El tema del cierre del Banco Central requiere toda una discusión por aparte. Para quienes gusten, les invito a leer mi libro al respecto.
Uno de los graves problemas que tenemos los costarricenses es que discutimos política económica sin recurrir a la Economía. El proyecto de ley contra la usura crediticia es un claro ejemplo. Es como hablar de salud sin recurrir a la Medicina.
En fin, para bajar las tasas de interés, el proyecto de ley contra la usura crediticia es absurdo. Los políticos ni sugieren acabar con el encaje mínimo legal, ni abrir el sistema financiero para crear más competencia, ni promueven la desregulación de la Sugef, ni el cierre del Banco Central. A ningún político tampoco se le ocurre crear un Grammeen Bank. Así como se hizo mofa del comentario de Trump, con mucha más razón se lo merece este proyecto de ley.
Las únicas propuestas que plantea este gobierno parecen inspiradas en el fascista Benito Mussolini quien decía: “Todo en el Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado”. La aprobación de este proyecto de ley es, por tanto, otro paso más en la ruta hacia el socialismo del siglo XXI. ¡Sálvese quien pueda!