Leyendo comentarios y publicaciones en redes sociales percibo que el costarricense ha desarrollado una falsa esperanza con relación a la cuarentena si cree que con ella se reducirán los contagios y muertes absolutas. La cuarentena tiene como fin reducir la cantidad de contagios diarios, pero tendrá poco efecto, sino nulo, en reducir la cantidad de contagios totales.
Es como reducir la velocidad de un vehículo. Tardará más en llegar a su destino, pero siempre llegará. Prácticamente, mientras no exista una vacuna, todos seremos, eventualmente, infectados.
La cuarentena solo podrá reducir la cantidad de contagios si, y solo si, tuviésemos a disposición la vacuna antes de levantar la cuarentena. Se estima que la vacuna demorará al menos un año en producirse. ¿Piensa el gobierno de Costa Rica mantenernos encerrados hasta que aparezca la vacuna?
El virus no morirá metiendo a todos en la casa. Esa es una sensación falsa de seguridad y es demagógico que el gobierno le haga creer eso a la gente.
Dado que la política “quédate en casa” es insostenible hasta que se encuentre la vacuna, debemos cambiar la estrategia para prepararnos ante un probable incremento del número diario de contagios una vez que se levanten estas medidas.
También observo que la gente comete un gravísimo error al creer que el éxito para enfrentar el COVID-19 consiste en que la cantidad de contagios por el Sars-CoV-2 sea lo más baja posible. Esto lo percibo cuando el costarricense endiosa al ministerio de Salud al comparar la cantidad de contagios de Costa Rica con la de otros países como la de los EEUU o Suecia.
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Un sistema de salud no está colapsado porque se registren miles de contagios por el COVID-19. El sistema de salud colapsa si este no tiene la capacidad para atender a sus pacientes sin importar su número. Es decir, un sistema de salud colapsa si, por ejemplo, le llegasen dos casos de COVID-19 pero solo se tiene capacidad para atender a uno. De igual manera, un sistema de salud con capacidad para atender a miles de pacientes de manera simultánea, como el estadounidense o el sueco, no es un sistema de salud colapsado sino robusto.
Si el objetivo de la cuarentena no es reducir el número absoluto de contagios, ¿entonces cuál es el propósito de esta? El único objetivo de aplanar la curva es evitar que los sistemas de salud colapsen. Es decir, la cuarentena es consecuencia de la ineficiencia e incapacidad de nuestro sistema de salud para responder con prontitud a la pandemia. Por lo tanto, la política de "quédate en casa" no es sinónimo de éxito sino de fracaso.
Costos de la cuarentena
Toda decisión que tomemos en la vida tiene un costo y la política de “quédate en casa” no es excepción. Los gobiernos responsables toman en cuenta los costos asociados la cuarentena. Lo que me molesta del Gobierno de Costa Rica es que parece ignorarlos. No es correcto ver la cuarentena como un fin en sí mismo sin ningún costo colateral tal y como lo expone la exministra de Salud, María Luisa Ávila, cuando compara la cuarentena con un juego de ajedrez donde el rey es el sistema de salud que hay que salvar a toda costa sacrificando los peones que, para ella, son los ciudadanos.
Costos económicos: El costo más evidente de la cuarentena, y que ya lo están sufriendo miles de personas, es la parálisis de la producción nacional. Los gobernantes y los ricos pueden ver la cuarentena como unas vacaciones forzadas. Sin embargo, el trabajador que vive al día no puede quedarse en casa. La cuarentena debe ser una opción del ciudadano, no una imposición.
Es un error cree que el COVID-19 causa desempleo y crisis económica. Son las políticas de cuarentena obligatorio, la restricción vehicular innecesaria, el cierre absoluto de fronteras, etc; la causa de los despidos masivos, del cierre de hoteles, de restaurantes, y comercio en general. Un gobierno responsable debe evitar la cuarentena y, si recurre a ella, debe aplicarla en el menor lapso posible con las restricciones mínimas necesarias.
Retrasa la inmunidad del rebaño: Otra consecuencia negativa de la cuarentena es que reduce la velocidad de contagio y con ello se proponga el tiempo que tome el desarrollo de la inmunidad del rebaño. Una persona que se contagia del SARS-Cov-2 enfrenta dos únicos desenlaces. La persona muere o bien se recupera gracias a su sistema inmunológico que desarrolla las defensas necesarias ante el virus y lo mata. Se supone que una persona, una vez recuperada, ya no se vuelve a enfermar porque ya su cuerpo está “vacunado”.
Dado que el COVID-19 afecta muy poco a las personas jóvenes, muchos países no han cerrado guarderías ni escuelas con el fin de desarrollar la inmunidad del rebaño y con ello aplanar la curva de manera de contagio de manera natural sin recurrir a la violación de las libertades individuales ni económicas. Esta es la razón por la que Suecia tiene política de “todo” abierto y le pide a la población de alto riesgo que se mantenga en casa.
Produce enfermedades sicológicas: Otra grave consecuencia de “quedarse en casa” de manera obligatoria, es que esto produce estrés y acentúa enfermedades sicológicas asociadas con el aislamiento. Es decir, el aislamiento nos enferma.
Deteriora las finanzas del sistema de salud: Irónicamente, los gobiernos justifican las medidas draconianas para evitar el colapso de los sistemas de salud. Sin embargo, el abuso de la política “quédate en casa” que está imponiendo el Gobierno de Costa Rica es como un “disparo al pie” a nuestro sistema de salud. La destrucción adrede e innecesario del aparato productivo está desfinanciando al sistema de salud. Con dicho desfinanciamiento, la saturación del sistema será mayor. ¡Vaya solución del gobierno! ¡Vaya ironía!
Fomenta la violación de libertades individuales: Por último, pero no menos importante, la pandemia del COVID-19 se presta para que los gobernantes con aires de tiranos se aprovechen de la situación, declaren emergencia nacional, gobiernen por decreto y empiecen a violar, de manera arbitraria, las libertades individuales y económicas. Es el caso de Hungría, donde, el Primer Ministro Viktor Orbam, no oculta sus intenciones de convertirse en dictador y ha decretado emergencia nacional con el fin de poder gobernar por decreto, pasando por encima del poder legislativo.
Debido a que muchos gobernantes están conscientes de la importancia del valor de la libertad individual, es que no obligan a sus ciudadanos a una cuarentena, sino que se lo recomiendan. Una cosa es que el gobierno me sugiera quedarme en casa. Otra cosa es que me prohíban salir de casa, que me restrinjan la circulación vehicular, no me permitan ir a la playa, que me obliguen a cerrar mi negocio, pasear el perro, etc. Esto es claramente una violación innecesaria de las libertades individuales propias de un gobierno tiránico.
Los socialistas son los primeros en justificar las medidas opresoras en Latinoamérica aludiendo que los latinos tenemos una cultura diferente a los japoneses o suecos. ¿Por qué los socialistas menosprecian a los latinos? ¿Por qué creen que a nosotros los latinos la vida nos importa menos? Si existiera alguna diferencia entre latinos y el primer mundo es nuestra terquedad de seguir apoyando a los tiranos socialistas. El socialista, al igual que el delincuente, se regocija en disponer de la vida, el ingreso y la propiedad de terceros.
Enfrentemos al SARS-Cov-2 de manera inteligente
Para enfrentar al COVID-19 se necesita de una política que sea viable en el largo plazo mientras se desarrolla la vacuna. Claramente encerrar obligatoriamente al país no es solución. La vacuna estará lista en un año o más. ¿Piensa el gobierno mantenernos en cuarentena obligatoria hasta que tengamos vacuna?
La solución es enfrentar el SARS-CoV-2 de manera inteligente tal y como ha hecho la humanidad con todos los virus, bacterias y enfermedades que circulan. El éxito contra el COVID-19 consiste en tener un sistema de salud con la capacidad de atender a todos quienes lo necesiten, sin necesidad de paralizar la producción nacional.
Si fuese necesario una cuarentena porque no se cuenta con un sistema de salud robusto, esta debe hacerse de manera inteligente tal y como lo hizo Israel. El objetivo de toda cuarentena debe ser ganar tiempo con el fin de incrementar la capacidad del número de pacientes que puede atender el sistema de salud.
Por la experiencia exitosa de otros países, se sabe que la letalidad del COVID-19 se ve muy reducida si se detecta a tiempo. Para ello es urgente hacer pruebas masivas gratuitas a toda la población, no solo a los que ya están enfermos y con síntomas. Además, necesitamos que esas pruebas sean de resultados rápidos de 15 minutos. Solo con pruebas masivas podremos identificar de manera temprana a los contagiados asintomáticos con el fin de aislarlos prudencialmente. La estrategia inteligente es focalizar el aislamiento, no generalizarlo.
Las pruebas masivas también son importantes para determinar el número real de contagiados y cuantos se han curado sin necesidad de atención médica. Es decir, las pruebas masivas ayudarían a determinar la diseminación de la inmunidad de rebaño. Cuanto mayor sea la inmunidad de rebaño, menos necesitaríamos de cuarentena.
Paralelamente a las pruebas masivas, el gobierno debe enfocarse en aumentar la capacidad de atención de pacientes que lo requieran, tanto para atender casos leves y moderados (por ejemplo, con la compra de respiradores), como que aumente significativamente las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI).
La noticia del COVID-19 la revela el gobierno chino el 31 de diciembre del 2019. Desde entonces ha transcurrido tiempo suficiente para que el gobierno haya incrementado significativamente su capacidad de respuesta de salud frente a la pandemia con el fin de acabar con la política “quédate en casa” obligatoria.
No hay nada que le impida al gobierno financiar esta respuesta del sistema de salud redistribuyendo el presupuesto de la República o bien realizando alianzas con el sector privado, tal y como lo han hecho otros países. Esta debió ser la prioridad del gobierno de Costa Rica, no la cuarentena ni las políticas draconianas.
La cuarentena tiene costos altísimos: está provocando una crisis económica peor que la del 2008, reduce la velocidad de la inmunidad del rebaño, crea desórdenes sicológicos, está causando un debilitamiento serio en las finanzas de nuestro sistema de salud y permite que los gobiernos (incluyendo el de Costa Rica) se inflen de aires totalitarios.
Aunque los datos de R0 (métrica para determinar cuán infecciosa es una enfermedad) y de la tasa de letalidad del SARS-CoV-2 fueran tan graves como lo quieren presentar los apocalípticos, es absurdo creer que la única manera de enfrentar el virus es destrozando el aparato productivo y violentando las libertades individuales.
Solo el tiempo revelará los datos precisos del R0 y de la tasa de letalidad del SARS-CoV-2. Si resultan “bajos”, tal y como muestran las tendencias, las políticas de cuarentena obligatoria y de “quédate en casa” habrán sido todo un fiasco y los gobiernos serán los únicos responsables de haber creado la peor crisis económica que la humanidad haya conocido jamás.