Al 1° de abril del 2023, 175.630 personas aguardaban una cirugía de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) donde, en promedio, deben esperar 533 días para ser operados. En las especialidades de Ortopedia y Neurocirugía, el tiempo promedio de espera se extiende a más de dos años.
Por otra parte, para tener una primera cita con el médico especialista hay que esperar en promedio 378 días. A marzo de este año, 245.220 personas esperaban su cita. Sin embargo, hay casos de espera de hasta seis años.
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Según un estudio de octubre del 2022 del Centro de Investigación Observatorio del Desarrollo (CIODdD), de la Universidad de Costa Rica (UCR), el 48% de las personas consultadas invierten entre ¢100.000 y ¢500.000 al año en servicios privados de salud debido a la incompetencia de la CCSS.
La CCSS no le hace ninguna caridad a nadie. La CCSS se financia con el pago de cuotas obligatorias. Quien las haya pagado, merece una atención de calidad y sin demoras. La CCSS comete estafa contra aquellos que, estando al día con las cuotas, no reciba atención. En el sector privado, si pagas el servicio, te atienden. En el sector público (CCSS), aunque pagues, no hay garantía de que te atiendan.
El pasado 12 de julio la presidenta ejecutiva de la CCSS solicitó un plazo de tres meses para presentar un plan para resolver esta situación. La CCSS maneja un presupuesto que supera el 12% del Producto Interno Bruto (PIB). Por tanto, las listas de espera no son por falta de presupuesto.
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Para acabar con las listas de espera de la CCSS basta entender algunos principios de Economía. Desde 1962, sino antes, nos decía Milton Friedman, premio Nobel en Economía, en su libro Price Theory que solo existen dos maneras de producir bienes y servicios: por medio del estatismo (burocracia) o por medio de la libre competencia.
Con la caída del muro de Berlín y el colapso del imperio de la URSS a finales del siglo XX, debió quedar clarísimo que la producción de bienes y servicios en manos de burócratas conduce al caos, a la ineficiencia y a la pérdida de bienestar. La CCSS fracasa porque está administrada por burócratas que operan bajo un mercado protegido por la obligatoriedad en la cotización.
James Buchanan, premio Nobel en Economía, con su teoría del public choice nos enseñó que el burócrata no es un ángel que busca el bien común sino un ser humano, como cualquier otro, cuya prioridad es su propio bienestar. Ningún burócrata tiene los incentivos para administrar de manera eficiente los recursos que no se ha ganado con esfuerzo propio. Bajo el esquema estatista la CCSS jamás podrá eliminar las listas de espera.
Tengamos presente que cuando se creó la CCSS en 1941, esta no administraba hospitales ni clínicas. En sus orígenes, la CCSS se limitó a ser una empresa de seguros médicos; es decir, cobraba cuotas y con ellas pagaba las atenciones médicas de que quienes las requerían. Para acabar con las listas de espera y lograr una atención de calidad, la solución no consiste en más estatismo, sino en introducir competencia en los mercados donde opera la CCSS, a saber, el mercado de seguros médicos y en la administración de centros de salud. Veamos:
1) Que cualquiera que cotice para la CCSS pueda usar su carné en cualquier hospital, clínica, consultorio o laboratorio, sea público o privado. Como a cualquier empresa de seguro médico, a la CCSS le debe ser indiferente a qué centro médico le paga por la atención de sus asegurados. Es igual que le pague a un hospital privado por una cirugía a que lo haga a un hospital administrado por la misma CCSS.
2) Solo la competencia promueve el uso eficiente de los recursos y la atención de calidad al usuario. La competencia nunca es resultado de una directriz del gobernante. Para poner a la CCSS a competir, es necesario romper la obligatoriedad de cotizar a la CCSS. A lo sumo, el gobierno podría obligar a que las personas compren un seguro médico de cobertura básica en un mercado de libre competencia de seguros médicos donde la CCSS podría ser un oferente más.
3) Para complementar el punto 2, es indispensable liberalizar totalmente el mercado de seguros, en particular el de seguros médicos. Lo anterior con el fin de que la competencia haga su trabajo y garantice el precio más bajo posible de cuotas de seguros médicos en el sector privado. Esto obligaría a la CCSS a cobrar cuotas competitivas.
4) Eliminar el aporte tripartito (empleado, patrono, gobierno). Así como cada persona compra pan con su salario y no con un aporte tripartito, de la misma manera el pago de los seguros médicos debe ser cubierto 100% con el salario del empleado. Esto resolvería el problema de la cotización de los trabajadores independientes porque ellos son patronos y empleados a la vez.
5) Someter la administración de todos los Equipos Básicos de Atención Integral en Salud (Ebais) a licitación. La evidencia demuestra claramente que es mucho más eficiente que la CCSS delegue en terceros la administración de los Ebais antes que administrarlos directamente.
6) Al igual que los Ebais, la administración de los hospitales y clínicas de la CCSS debe someterse a licitación con el fin de que lo realicen terceros.
Analicemos esta propuesta tomando como referente al Instituto Nacional de Seguros (INS). El INS no es ni propietario ni administrador de talleres de vehículos. El INS se limita a pagar la reparación a los talleres respectivos. De igual manera la CCSS debería limitarse al pago de la atención médica y no debería administrar ni hospitales, ni clínicas ni laboratorios, ni Ebais. Lo importante es que la CCSS, como empresa de seguros médicos, se limite a pagar dichos servicios a cualquier hospital, clínica, laboratorio o consultorio.
Con tan solo la aprobación del punto 1) se eliminarían en pocos días las listas de espera de años que sufre el pueblo costarricense. ¿De qué sirve cotizar a la CCSS si las personas no van a ser atendidas? Toda persona debe tener la libertad de cotizar para la empresa de seguro médico de su elección. Así como se rompió parcialmente el monopolio que tenía el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) en el mercado de las telecomunicaciones y el pueblo se vio beneficiado, de igual manera podríamos abrir el mercado de los seguros médicos y que la gente elija libremente.
Al poner la CCSS a competir, el gran ganador sería el pueblo costarricense.