A todos nos ha pasado: desde dejar tiradas las clases de música o danza a las que nos metieron cuando estábamos carajillos, hasta dejar botados los planes de entrenamiento que iniciamos con la meta de correr una maratón o de desarrollar fuerza máxima
Todos hemos dejado algún hábito en el abandono, así que todos sabemos lo difícil que puede ser retomarlo tiempo después.
Con este post yo estoy retomando La Milla Extra, el blog empecé hace 10 años para compartir tips, consejos y recomendaciones sobre cómo tener una vida saludable, y para contestar las inquietudes que ustedes puedan tener al respecto. (Así que ¡adelante!, ¡a bombardeame! que aquí estoy de vuelta.) Y los invito, de paso, a revisar carobicos.com para vinear en qué anduve en mis años de perdida.
Hoy, que retomo, confío en que deben haber algunos de mis antiguos lectores leyendo esto, pero estoy segura de que sus vidas son diferentes a cómo eran antes. También sé que otros de los que leen son nuevos por acá. ¡Bienvenidos!
Algo parecido pasa con retomar el ejercicio: las fibras musculares, que teníamos reclutadas cuando iniciamos tiempo atrás, probablemente no estén en las mismas condiciones en las cuales las dejamos. Y posiblemente hayan otros elementos presentes en la composición de nuestro cuerpo (como grasa adicional, menos flexibilidad y hasta algunas complicaciones) que podrían dificultarnos el acto de retomar.
Y, precisamente, hacer ese diagnóstico de la situación actual (repito: la actual, no la que vivíamos cuando dejamos de hacer lo que sea que estemos retomando) es crucial. Porque retomar hábitos, en especial, los saludables, no es como cuando uno pausa una “peli”, va al baño y le da play de nuevo. Tampoco es empezar de cero. Es empezar de donde estamos, con lo que tenemos a favor y lo que nos falta, e incluso, con lo que podemos tener en contra.
Si dejamos las teclas hace 20 años, probablemente no podremos sentarnos frente al piano e inagurar nuestro regreso con la Sonata No.16 de Mozart sin haber practicado previamente unas cuantas escalas. Así mismo, no podemos pretender zamparnos las tenis y correr la milla en tiempo récord o agarrar las mismas mancuernas con las que hacíamos X o Y ejercicio y darle a fallo como si nada.
Que eso sea así, está bien. Es lo esperable y no tiene nada que ver con ser mediocre o con que le falten ganas.
Está bien tomar las mancuernas más pequeñas y partir de ahí. Está bien correr más despacio o menos tiempo y partir de ahí. Está bien topar a nuestro cuerpo donde estamos hoy, con las capacidades con las que estamos en este momento.
Debemos aceptarlas como la base sobre la cual vamos a empezar a construir una mejor versión de nosotros mismos.
¡Hay que moverse!