Las empresas, no solo las desarrolladoras o las de servicios de zona franca en Costa Rica, requieren cada vez más talento que maneje paquetes o sistemas informáticos, que se la juegue en tecnología.
Vaya a un minisupermercado, abastecedor o pulpería. Antes el propietario o el dependiente solamente preparaban el pedido del cliente, lo anotaban en una hoja suelta o en un cuaderno y hacían la suma mentalmente, con el ábaco o apoyándose en una calculadora.
Hoy fui a la tienda de conveniencia que hay por acá cerca. El cajero registra cada compra con un lector de código de barras de los artículos. Algunos productos, como las frutas y el aguacate, los coloca en una pesa donde digita un código para obtener el precio.
“¿Tiene aplicación?” pregunta.
Luego habilita la lectura para que el cliente acerque su móvil a una cajita y presione un botón que permite acumular puntos.
Para pagar con tarjeta también deberá digitar algunas funciones en la pantalla de su sistema de punto de ventas (POS, por sus siglas en inglés), esperar que aparezca la señal en el lector y que el cliente acerque su tarjeta con chip.
No es nada del otro mundo. De hecho, son acciones normales ya, de este mundo.
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En una pulpería hoy la operación es similar. Desde hace unos años, las pulperías y abastecedores empezaron a vender recargas para telefonía celular, a recibir pagos de recibos públicos y se convirtieron en cajas de recaudación de algunos bancos. Todos son servicios que funcionan apoyados en computadoras, sistemas informáticos y la conexión a Internet.
Con la pandemia los negocios de barrio dieron un paso más, el cual era inimaginable en el sector de venta al detalle hace un año: la venta en línea. Eso sí, las entregas a pie.
Mi escritorio está cerca de la ventana que da a la calle. Desde ahí he visto pasar al pulpero de una cuadra abajo, o al muchacho que le ayuda, cuando van a entregar un pedido.
Algunos días, en la pura mañana cuando salgo a correr y voy por una de las tantas rutas, veo que el muchacho va a entregar pan y el periódico a una señora mayor que vive a cuatro cuadras abajo.
Reciben el pedido por WhatsApp o por teléfono y el pago es contra entrega o por transferencia.
Se busca
Todas las actividades tuvieron el famoso acelerón digital en el 2020 y eso aumentó la demanda de personal con competencias tecnológicas.
El Observatorio de Empleo Digital del Instituto Superior para el Desarrollo de Internet (ISDI) dice que la búsqueda de talento con habilidades en tecnología creció casi 200% desde setiembre del año anterior, después de la caída de hasta el 90% en los meses de abril pasado. ¿Cómo? Si en todo el mundo aumentó el desempleo.
La contradicción de nuestra era informatizada: el empleo es tuyo si llenas los requisitos (¿lógico, no?) y las condiciones son que sepas de tecnología, que te capacites constantemente, que estés dispuesto al cambio y que ayudes a la empresa en su proceso de digitalización e innovación.
El mismo Observatorio del ISDI (que tiene sedes en Madrid, Barcelona, México y Silicon Valley) dice que las ofertas de trabajo con perfiles digitales, multidisciplinares y flexibles aumentaron 56%.
El crecimiento de la demanda de perfiles digitales también aumentó entre las pequeñas empresas (al menos un tercio), pues casi la misma cantidad de negocios que tiene planes de ampliar sus servicios en línea. La demanda de talento con habilidades digitales ya no es exclusiva del sector tecnológico o de servicios digitales y comercio electrónico.
Lo dice el Foro
En octubre del 2020 un informe del Foro Económico Mundial en los próximos años la fuerza de trabajo se automatizará más rápido de lo esperado (85 millones de puestos) y la revolución de los robots creará nuevos puestos (97 millones).
Para los próximos años las profesiones emergentes son en datos, inteligencia artificial, creación de contenido y computación en la nube. ¿Anotaron?
Todo lo contrario ocurrirá en áreas como la registro de datos, contabilidad y apoyo administrativo, donde disminuye la demanda a medida que aumenta la automatización y digitalización.
Más del 80% de los ejecutivos dicen que aceleran sus planes para digitalizar procesos de trabajo e implementar nuevas tecnologías. La mitad de los empleadores también quieren acelerar la automatización de buena cantidad de roles en sus empresas, advierte el informe.
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La situación es evidente.
La creación de empleo caerá y la destrucción de empleo se acelerará: 43% de las empresas están dispuestas a reducir su fuerza laboral debido a la integración de tecnología y 41% expandirá el uso de contratistas para trabajos especializados. Sólo 34% aumentará su fuerza laboral debido a la incorporación de las nuevas tecnologías.
En 2025 (es decir: ¡en cuatro años!) el trabajo en las empresas estará dividido por igual entre humanos y máquinas: las máquinas se centrarán en el procesamiento de información y datos, tareas administrativas y trabajos manuales de rutina.
Los seres humanos conservaremos nuestros puestos de gestión, asesoramiento, toma de decisiones, razonamiento, comunicación e interacción, economía verde, economía de datos e inteligencia artificial, ingeniería, computación en la nube y desarrollo de productos. ¿Anotaron otra vez?
La mitad de los trabajadores que permanecerán en sus funciones en los próximos años necesitará volver a capacitarse para sus habilidades básicas.
El informe del Foro Económico Mundial indica, también, que el 84% de las empresas están preparadas para digitalizar rápidamente los procesos de trabajo, lo que incluye la expansión del trabajo remoto, pues el 44% de la fuerza laboral es teletrabajable y pese a que la mayoría (78%) de los líderes empresariales creen que el trabajo remoto afecta la productividad.
Contra el tiempo
La consciencia de estos cambios está llevando a la gente a prepararse. Según el estudio del mismo Foro, un número creciente de personas está haciendo cambios de carrera a ocupaciones nuevas.
A partir de la información de LinkedIn, recopilados durante los últimos cinco años, se detectó que casi la mitad de los que están capacitándose en datos e inteligencia artificial provienen de otras profesiones u ocupaciones. En creación y producción de contenido, redes sociales e ingeniería es mayor: entre 67% y 76% provienen de otras áreas.
Si las competencias técnicas son más sencillas de adquirir que lo pensado, lo mismo ocurre con las famosas habilidades blandas: pensamiento crítico, análisis y resolución de problemas, autogestión, resiliencia, tolerancia al estrés, y flexibilidad.
Datos de Coursera sugieren que las 10 habilidades principales para cada profesión emergente (relación con personas, cultura, redacción de contenido, ventas y marketing) en uno o dos meses; desarrollo de productos, datos e inteligencia artificial en dos o tres meses; computación en la nube e ingeniería en cuatro o cinco meses.
Todo el mundo (al menos, los que pueden) están haciendo el esfuerzo.
El informe del Foro señala que se cuadruplicó el número de personas que buscan oportunidades de aprendizaje en línea por iniciativa propia; se quintuplicó el número de empleadores que ofrecen a sus trabajadores oportunidades de aprendizaje en línea; y se multiplicó por nueve el número de personas que acceden al aprendizaje en línea a través de programas gubernamentales.
Las universidades también están desarrollando programas de entrenamiento. A finales del año anterior les habíamos contado los casos de Cenfotec, Lead y Fidélitas. Recientemente la Ulacit también anunció un catálogo completo de cursos en datos, contenido, analítica y ventas en línea. ¿Y cómo se adquieren las habilidades blandas?
Jugando Fortnite o League of Legends.
Vaya a jugar
Según Manpower más de 2.500 millones de fanáticos de videojuegos perfeccionan una amplia variedad de habilidades de alta demanda laboral en la actualidad.
Lo sabíamos. De hecho, las viejas generaciones siempre decimos que las nuevas vienen con el chip incorporado cuando los vemos jugando en las consolas. Y ocurre que sí.
La firma hizo un estudio donde comparó las perspectivas de 24,000 empleadores de seis sectores industriales en 44 países y territorios con más de 11,000 juegos en 13 géneros (desde acción, aventuras, juegos de rol y música e indie). La conclusión es clara: los videojuegos cultivan, además de las competencias técnicas, las habilidades blandas.
Los de estrategia, puzzle y quiz (como StarCraft, Civilization, Pac-Man, Words with Friends o League of Legends) ayudan con el pensamiento crítico, la creatividad, la resolución de problemas y la percepción social, habilidades que requieren desde operadores de producción y maquinaria hasta trabajadores de almacén y contrucción y los técnicos de control de calidad.
Los videojuegos de acción, aventura y de juego de roles (World of Warcraft, Assassin’s Creed, Monster Hunter o Pokémon) favorecen el desarrollo de habilidades de colaboración, comunicación, resolución de problemas y toma de decisiones que requieren los asistentes administrativos, los analistas financieros y los gerentes de servicio al cliente.
Los juegos como Minecraft, Legend of Zelda y The Elder Scrolls (de la categoría Open World) también ayudan a tener más creatividad, mejores habilidades visoespaciales y capacidad de visualización que impulsan la creatividad, la colaboración, la percepción social y la coordinación tan requeridos en ingeniería, diseño gráfico e incluso cocineros o chefs.
“Cuando los candidatos tienen una idea de cómo sus juegos favoritos se traducen en habilidades para trabajar, pueden transmitirlas mejor en entrevistas y hojas de vida”, dijo Natalia Severiche, gerente de ManpowerGroup Costa Rica.
Así que, no le dé muchas vueltas al asunto, y vaya a jugar un buen rato y matricúlese en cursos en línea.