Tanto uso le damos a los celulares que ya empiezan a sufrir fatiga: se bloquea con una llamada pérdida, la batería empieza a descargarse más rápidamente y de pronto una aplicación se queda en blanco por lo que Usted tiene que reiniciar el móvil.
Nada de eso es una novedad, como tampoco es nuevo sentir ansiedad en un congestamiento vial cuando hay que llegar a un lugar con puntualidad inglesa o porque la fila en el banco, la caja del supermercado o en el Seguro Social es más extensa que nuestros simples deseos y expectativas.
Hoy la principal causa de estrés que sufren los usuarios es experimentar demoras en el los servicios y apps móviles. De hecho, ese estrés es equivalente únicamente a tener que resolver un problema matemático.
Ver en la tele una novela en su fase más melosa y melodramática, estar parado al borde de un precipicio o mirar una película de terror es menos estresante que cuando la señal de Internet móvil está a la velocidad de la carreta, según el Mobility Report de Ericsson, el fabricante sueco de redes de telefonía móvil.
En el estudio se utilizó la neurotecnología –disciplina que combina avances de la microelectrónica y aplicaciones en la medicina– para medir las respuestas emocionales ante diferentes experiencias que viven los usuarios con sus teléfonos inteligentes o smartphones.
Así fue como se descubrió que el ritmo cardíaco aumentó 38% cuando el usuario vio que su móvil tenía demoras o retrasos a la hora de cargar un video o una simple página web bajo presión de tiempo (es decir, cuando desea verlo al instante, que hoy es todo el tiempo).
Una demora de dos segundos (leyó bien: "dos segundos", ¿exagerado verdad!) al cargar un video de YouTube incrementa el estrés 16% y si el retraso es de seis segundo el nivel de estrés llega al 19%.
Si el video empezó y de pronto se detiene el drama es casi total: 31% y 34%, respectivamente.
Ericsson midió qué pasaba con la opinión o percepción del usuario sobre su operador y encontró que, en esas situaciones de demora de la señal, la calificación caía el doble que los puntos que recibe a favor cuando todo funciona a la perfección.
(Es decir, cuando hay buena señal el usuario califica a su compañía con un 7; pero si hay demoras le da un –14.)
El dolor de cabeza no es solo para los gerentes generales de las compañías. Los encargados de mercadeo deberán enfrentar un menor compromiso de ese cliente con su marca y que el usuario empiece a fijarse en la competencia (el terror de la portabilidad).
Para las compañías lo más grave es que entre este 2016 y el 2021 el tráfico de datos aumentará. Solos las redes sociales incrementarán el tráfico 12 veces, de 15 a 180 exabytes.
La industria está pulseando –bajo la presión de la Unión Europea, principalmente, y de la competencia entre fabricantes y operadores– el avance a redes de quinta generación (5G).
Pero los fabricantes y operadores deberán probar, resolver y garantizar el lanzamiento al mercado de smartphones capaces de aprovechar las altas velocidades, que no se vayan a bloquear por cualquier cosita, y que esas altas velocidades no causen más consumo de energía de la batería en los móviles.
Si no, los usuarios se van a estresar.