La cadena de restaurantes de comida rápida McDonald’s está renovando y actualizando sus 43.000 restaurantes en Estados Unidos apoyándose con la inteligencia artificial (IA).
Desde hace dos años la cadena utiliza Google Cloud para que sus restaurantes procesen y analicen datos in situ, incrementando su capacidad para predecir cuándo los equipos de cocina, como las freidoras y sus famosas máquinas de helado, pueden descomponerse.
La nueva iniciativa comprende equipos de cocina conectados a Internet y habilitados con IA, así como herramientas de IA para los gerentes de cada restaurante. Hay algunos pasos adelantados.
Los proveedores ya comenzaron a instalar sensores en esos equipos de cocina que alimentarán datos al sistema, indicó The Wall Street Journal.

¿Qué se espera? La IA y los servicios en la nube permitirán ver cómo operan los restaurantes, si las órdenes son precisas antes de que se entreguen a los clientes (apoyándose en el reconocimiento facial y con cámaras en tiendas) y supervisar las operaciones en cada tienda.
Además, se podrán adaptar las promociones y ofertas a partir de los datos de los clientes, como el historial de compras anteriores e incluso integrándose con los datos meteorológicos.
También se puede crear un gerente virtual de IA que maneje tareas administrativas, como la programación de turnos en nombre de los gerentes. Y se podrá utilizar para un asistente inteligente de voz.
Hay desafíos: el costo y la dificultad de implementar la misma tecnología en las franquicias y otros sitios de propiedad corporativa.
El objetivo al final es mejorar la experiencia de clientes y trabajadores que hoy enfrentan problemas de máquinas rotas y órdenes equivocadas. Así, McDonald’s espera aumentar la lealtad de los consumidores de 175 millones a 250 millones para 2027.
No es la única aplicación que está encontrando la IA. El otro día contamos cómo se está usando en el campo ambiental y en el sector productivo aquí en Costa Rica.
Parte de esto y más lo abordaremos en el foro de IA aplicada a la industria el próximo 13 de marzo.
La lista de ejemplos de uso sigue aumentando.
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El Journal también contó esta semana que —tras los incendios de Los Ángeles, Carolina del Norte y Carolina del Sur, más recientemente— se está fortaleciendo el uso de robots impulsados por IA como vigilantes de incendios forestales, los cuales complementan la labor de vigilancia de los bomberos.
En este caso, los investigadores de universidades y empresas emergentes comenzaron a entrenar bots para analizar imágenes de redes de cámaras con el fin de que detecten anomalías visuales que puedan indicar un incendio.
El sistema, llamado red de cámaras ALERTCalifornia, agregó bots de IA en 2023 y ahora escanea más de 1.150 cámaras en casi todas las regiones propensas a incendios en ese Estado. Esta red ya detectó más de 1.200 incendios, superando a las alertas al 911 de los vecinos (400).
En algunas zonas, los residentes están preocupados por la privacidad. Pero Pano AI, una startup de San Francisco que vendió o alquiló cámaras con su tecnología en 10 estados en EE. UU., en Australia y en Canadá, sostiene que su software difumina automáticamente información de identificación, como rostros y matrículas.

Hay pasos que aceleran el uso de la IA y su incorporación en la industria.
La revista Scientific American, en una edición especial, advirtió que tras el lanzamiento de DeepSeek, cualquiera con una idea y una conexión a Internet puede invocar la IA para resolver problemas, escribir códigos informáticos o soñar con algo completamente nuevo. Los gigantes tecnológicos dejaron de controlar la nueva tecnología.
Para bien o para mal, la IA es el futuro. Y ya está aquí. Entrenados en la totalidad de Internet y millones de datos (millones de sitios web, publicaciones en redes sociales, reseñas, recetas, foros), los modelos de lenguaje grandes (LLM) como ChatGPT de OpenAI y Claude de Anthropic funcionan con algoritmos estadísticos poderosos.
No son capaces de lograr un razonamiento superior o tener memoria, percepción espacial o una miríada de otras habilidades humanas y a veces incluso inventan cosas de la nada o dan malos consejos. También se convierten en armas de ciberataques y fraudes.
Eso no detendrá sus usos prácticos y su aprovechamiento en varias áreas e industrias.
Ya ayudan a los investigadores a descifrar unos antiguos pergaminos romanos y a interpretar la comunicación animal.
A varias ciudades de EE.UU. les está permitiendo experimentar con varios modelos orientados a mejorar el flujo de tráfico.
Las tiendas de comercio al detalle ya rastrean los hábitos de compra de los compradores para fijar precios personalizados de los productos.
Y hay servicios de IA que asesoran sobre inversiones financieras, aunque sus tasas de éxito son bajas.
La IA está siendo usada para que actúe como representante humano en la web, para elegir libros y comestibles según los gustos y rutinas de los usuarios y para diseñar planes de viaje que se alinean con las preferencias de los viajeros.
La promesa de la tecnología de la IA es revolucionar la vida cotidiana y la exploración científica, ayudar a los usuarios a navegar por un mundo complicado de opciones, actuando como “agentes” digitales y resolver problemas matemáticos hasta ahora inalcanzables, mientras se acelera su incorporación en robots humanoides y otras máquinas móviles.
Pero se requerirá ver cómo generará bienestar social.