En tiempos de crisis, como la que actualmente vivimos con motivo de la propagación del COVID-19, las empresas requieren ser proactivas más que reactivas.
La improvisación no es la mejor opción si se busca una eficiente gestión de la contingencia y de la organización.
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Vale la pena que aprovechemos este momento para preguntarnos: ¿está mi empresa preparada para enfrentar esta contingencia?, o ¿qué deberíamos hacer para salir bien librados ante esta situación?
De acuerdo con Patrick Lagadec, las crisis a gran escala son impensables, increíbles e inconcebibles. Provienen de una situación que se sale de la normalidad y que afecta a una o varias comunidades, y por ende a las organizaciones. Es imposible estar exento de enfrentar una crisis, aunque sea de menor escala, independientemente del tamaño de la organización.
Ante crisis externas, como desastres naturales, la propagación de una epidemia, o cambios tecnológicos y de mercado, y crisis internas ocasionadas por la falta de comunicación o accidentes de trabajo, las organizaciones requieren estar preparadas y capacitadas para prevenirlas antes de que se conviertan en una catástrofe.
Es importante que las empresas desarrollen mecanismos para enfrentar contingencias como la que estamos viviendo actualmente. Se puede trabajar antes de que surja una crisis, durante la misma, y después. Uno de estos mecanismos fundamentales para abordar este tipo de situaciones, es la instalación de un comité de crisis.
Los Comités de Crisis se encargan de prever y atender las crisis posibles, así como las que ya se pudieran estar atravesando.
Toma de decisiones
Los comités de crisis deben conformarse por personas de distintas áreas: líderes de la organización, personas especializadas en el área técnica y de soporte, personal capacitado en comunicación, recursos humanos y el área legal. Las áreas que tienen un mayor impacto deben ser incluidas en la planeación y creación de protocolos para atenderlas, a fin de garantizar la continuidad del negocio.
Es importante que el comité tenga una función de toma de decisiones, para que su efectividad sea real, que las decisiones sean colegiadas y que permitan balancear la rentabilidad del negocio con las necesidades del personal.
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Es responsabilidad de los líderes de las distintas áreas contar con mapas de riesgos y planes de continuidad de negocio e identificar sus opciones para mantener la operación viva, o al menos los procesos críticos.
Otro aspecto de gran importancia es tomar las acciones necesarias para salvaguardar la integridad de los trabajadores, identificando las poblaciones vulnerables dentro de la organización.
Opciones operativas como el trabajo remoto, trabajo en casa, horarios escalonados o esquemas híbridos pueden ser muy útiles en una contingencia como la que vivimos en este momento.
Parte importante de una crisis es el aprendizaje que puede aportar a la organización. Existe la posibilidad de crecer después de una crisis.
Si se analiza con atención lo ocurrido, lo que pudo evitarse, lo que ocurrió y sus consecuencias, se puede recabar información de valor que enriquecerá las capacidades de la organización, fortaleciéndola y preparándola para seguir desarrollándose.
También un efecto de estrés post-traumático puede prevenirse si la organización proporciona los elementos de contención emocional y facilita la comunicación entre los miembros de la comunidad organizacional.
La resiliencia (adaptabilidad) es un factor muy importante como elemento de supervivencia de la empresa. Por ello la importancia de la prevención de las crisis, así como la oportunidad y flexibilidad para manejarlas, tratarlas, prevenirlas y aprender de ellas.