Las crisis personales son situaciones humanas de las que nadie está exento y tomando en cuenta que las reacciones varían de persona a persona, estas pueden percibirse tanto de manera positiva, como negativa.
Hoy en día queda claro, que el papel que juega el director dentro de la compañía es complejo, debido a la gran combinación de factores de negocios que se presentan simultáneamente en su entorno (situaciones multicausales), que además, están en constante evolución.
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Tipos de crisis en la persona del director
El director puede encontrarse ante crisis completamente identificables, tales como la entrada de nuevos competidores en el mercado, pérdida de clientes, bajas en el mercado o una combinación de diferentes aspectos (objetivos y subjetivos).
Sin embargo, también se puede enfrentar con crisis enfocadas en temas personales, tales como: la salud tanto física como psicológica, aspectos emocionales y sociales (como la relación de pareja, la familia, los amigos, entre otros) o la imagen que busca mantener frente a los clientes o la empresa.
Los empresarios tienden a pensar: “Yo puedo manejar esto”, pero deben tener en cuenta que cualquier crisis personal se soluciona más rápido y mejor si se comparte.
Al respecto, Marianne O’Connor, executive coach y diseñadora de programas para líderes de alto impacto de Fortune 500 menciona: “Las personas que te rodean (colegas, amigos y familiares) quieren ayudar, así que déjalos. Encuentra las cosas que pueden ser fácilmente reasignadas y transfiérelas a otra persona, para que puedas dedicar tu tiempo a concentrarte en lo más importante, cosas que solo el director puede solucionar”.
Las desventajas de un director que atraviesa una crisis personal
Una crisis que se puede presentar a directivos que se encuentran entre los 45 a 55 años, es la crisis de la edad adulta.
Esta genera alteraciones en el comportamiento, puesto que se presenta en la etapa en la que un directivo se cuestiona si se siente satisfecho con la relación que existe entre sus aspiraciones y sus logros a lo largo de muchos años de esfuerzo.
Esta crisis forma parte de un conjunto de factores que tienen que ver con la percepción psicológica entre tres aspectos primordiales de vida: el esfuerzo invertido, lo que realmente se ha logrado y aquello a lo que se aspiraba llegar.
En muchas ocasiones estos procesos son complejos, por la intervención de apreciaciones emocionales que pueden conducir a una frustración persistente, a veces profunda.
También se presentan procesos de ajuste tanto emocional como perceptual, no siempre de frustración, pero sí de autoevaluación que alteran el comportamiento habitual del director.
Es relevante porque todos los directores independientemente de su nivel de éxito, estarán expuestos de una manera u otra a este tipo de crisis. Puede haber ciertos niveles de intensidad, pero definitivamente puede percibirse como una segunda adolescencia.
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Detección de la crisis en niveles directivos
Para la empresa es crucial detectar este tipo de circunstancias. En este sentido, la detección temprana es de gran importancia, aunque es muy difícil el autodiagnóstico.
En la mayoría de los casos, una crisis es identificable debido a que está causando estragos en la vida personal o social del director, creando caos en su persona y su círculo laboral, afectando con ello la vida del negocio.
Otra detección respecto al tema en cuestión ha sido la presencia del trabajo invasivo, el cual, debilita aspectos importantes, tales como la familia y la convivencia.
Descansar y rodearse de personas significativas, resulta de suma importancia, pues una vida equilibrada se verá reflejada de forma positiva en la vida del negocio.
Esto no quiere decir que no existan momentos de actividad intensos. Sin embargo, se ha descubierto que los ejecutivos que se habitúan a jornadas extensas de trabajo, sufren fuertes desequilibrios internos, falta de creatividad y un desajuste en la forma en la que perciben la realidad.
Este tipo de directivos son conocidos como los “pobres de tiempo”, cuentan con una agenda completamente anclada a su trabajo y no poseen el tiempo necesario, para disfrutar momentos de esparcimiento, a veces ni siquiera de vida interior.
La crisis productiva
Cuando el director piensa que ya no es tan productivo, se presentan temores como: inseguridad, falta de confianza, exceso de control; lo que conduce a un problema mayor: el avejentamiento de la organización.
La organización empieza a perder las capacidades, para adaptarse al ambiente ya que, quien dirige trata de mantener el “status quo” y no es capaz de establecer contrataciones de nuevo talento o no se asesora para planificar el futuro de la organización.
Busca perpetuarse en la dirección, para mantener su estilo directivo, lo que expone la supervivencia misma de la empresa. Este tipo de crisis es muy común en las empresas familiares.
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Intervención de la empresa para ayudar al director a salir de la crisis
Tanto las empresas familiares, como las que no lo son, pueden sufrir riesgos muy importantes con respecto a las crisis directivas.
Una de las acciones que pueden fungir como una solución en el área estratégica, es la formación de órganos de gobierno, ya que estos colocan al empresario en una tesitura de toma de decisiones colegiadas, donde los síntomas del comportamiento alterado por alguna crisis, puede ser moderado y gestionado a tiempo.
Asimismo, la retroalimentación y el coaching efectivo refuerzan la posibilidad de que el director crezca en madurez, esto le permite solicitar ayuda cuando detecta que tiene algún problema que podría ser perjudicial para la empresa.
Es esencial afirmar que para manejar las crisis de forma positiva, para la organización es preciso contar con un plan de crisis previamente diseñado, lo que ayudará sin lugar a dudas a solucionar de forma oportuna y eficiente la situación.
Las crisis son fenómenos que no podemos evitar, pues forman parte de la vida de todo ser humano.
Sabemos que provocan desequilibrios en la empresa y en la persona, sin embargo, siempre existirán soluciones reales para superarlas. Saber conservar la calma y buscar ayuda profesional son elementos primordiales para afrontar con éxito el problema.