En los últimos meses, la discusión sobre tasas de interés, tipo de cambio y, específicamente, política monetaria, ha ganado mucha tracción, no sólo en medios especializados, sino también en cámaras empresariales y diversos sectores sociales. Uno de estos temas de discusión ha girado en torno a la Tasa de Política Monetaria (TPM) sobre la cual el Banco Central de Costa Rica (BCCR) toma decisiones para encauzar la inflación hacia su rango de tolerancia.
En primer lugar, es importante entender qué es la TPM y su funcionamiento. Esta herramienta es una tasa que el Banco Central cobra a los intermediarios financieros por préstamos o depósitos a un día plazo en el Mercado Integrado de Liquidez (MIL). Los intermediarios la usan como referencia para saber cuánto pagar a otros oferentes de recursos (ahorrantes básicamente) y cuánto cobrar a aquellos demandantes de recursos (deficitarios, es decir, aquellos que requieren pedir prestado). Se convierte en el costo base del dinero, y su transmisión al resto de tasas expande o contrae la masa monetaria generando movimientos al alza o a la baja en los precios, modificando la inflación. No obstante, sería incompleto decir que la TPM dirige la inflación solo por el impacto directo a corto plazo sobre los agregados monetarios, ya que también sus cambios afectan las expectativas de todos los agentes económicos (personas físicas, empresas, sector financiero, etc.) y terminan afectando la inflación. Inclusive, muchas veces el impacto de las expectativas es más rápido que el cambio efectivo sobre los agregados monetarios. La duración de la transmisión de la TPM al resto de tasas ha sido estimada por el BCCR en alrededor de 6 a 8 meses.
Ahora, entendido el concepto e importancia de la TPM, remontémonos al aspecto histórico. El BCCR mantuvo su TPM en 0.75% desde el inicio de la pandemia y, a finales de 2021, la incrementó para paliar la inflación proveniente del aumento en precios de hidrocarburos y de las cadenas de suministro saturadas. Lo hizo de manera acelerada hasta llegar al 9% en octubre de 2022. Luego, en marzo de 2023, empezó a disminuirla hasta llegar al nivel actual de 5.75%. Como se nota, el ritmo de aumentos fue superior al ritmo de disminuciones.
Por otra parte, la inflación acumulada en 2022 alcanzó un nivel de 7.88%, por las razones anteriormente expuestas. Sin embargo, empezó a disminuir en 2023, con fluctuaciones ascendentes y descendentes, finalizando en un nivel de deflación, -1.77%. Lo último es la principal razón para que muchos sectores aboguen por menores tasas de interés, señalando que no tiene sentido mantenerla alta si se quiere controlar la inflación, ya que está fuera de su rango de tolerancia (entre 2% y 4%). Estas mayores rebajas en la TPM disminuirían paulatinamente otras tasas de referencia, la más famosa de ellas la Tasa básica pasiva (TBP), usada como tasa de referencia en créditos, lo que supondría una menor carga financiera para familias y empresas privadas.
Ante lo anterior, el BCCR ha esgrimido diversos argumentos para su actuar, los cuáles explicaremos a continuación:
1- Riesgos latentes en términos de conflictos geopolíticos y condiciones climatológicas: esto podría aumentar los precios de materias primas, de manera directa (clima) o indirecta (mayores costos de transporte). Lo anterior se justifica observando el conflicto en el Mar Rojo, que ha encarecido los costos de transporte. Si existen aumentos relevantes en transporte o insumos, para el BCCR funciona mejor mantener una tasa un poco más alta que disminuirla y subirla de golpe posteriormente, además de que afecta las expectativas de una manera desordenada.
2- Recomposición de cartera: tanto la Junta Directiva del BCCR como el presidente de la entidad monetaria, han comentado que, ante un menor o nulo premio por invertir en colones, inversionistas podrían vender títulos en colones para reposicionarse en títulos en dólares, dentro o fuera del país. Este último mencionó incluso en alguna ocasión que, más que capital golondrina, era el arbitraje de los mismos inversionistas, lo que provocaría este efecto. Lógicamente, esto implicaría una mayor demanda por dólares que podría afectar el tipo de cambio e impactar la inflación por otras vías.
3- Diferenciales de tasas internacionales: La Reserva Federal de EE. UU. (FED), así como otros bancos centrales desarrollados, han mantenido sus niveles de tasas altos, como consecuencia de una inflación fuera de sus metas (usualmente el 2%). La FED, por ejemplo, ha mantenido su nivel entre 5.25%. y 5.50%, mientras que el BCCR posicionó su TPM en 5.75% en enero de 2024. Si en algún momento se igualan, las tasas en colones se empezarían a mover a la baja, tanto a nivel de créditos como a nivel de títulos valores. Esto implicaría que las tasas en colones, una moneda con menor fortaleza, liquidez y transaccionalidad, pagan menos que un título denominado en dólares, que es de amplio uso y respaldado por el Tesoro estadounidense. Esto contradice, de alguna manera, la teoría financiera de riesgo, donde los activos con más riesgo deben de pagar una prima; es decir, pagar un rendimiento más alto por el riesgo asumido, cosa que no estaría sucediendo en este caso. Aunque esto se relaciona con el punto dos de manera estrecha, se hace la mención aparte para aclarar que el BCCR no quiere contradecir este postulado.
En resumen, el BCCR no busca bajar las tasas demasiado rápido para evitar un rebrote inflacionario, ya sea externo (precios de materias primas y transporte) o interno (recomposición de cartera que afecte el tipo de cambio, diferenciales de tasas al mover la TPM). En términos de inflación actual e incluso por expectativas, tiene espacio para hacerlo, pero lo que queda claro de los comunicados y entrevistas es que se hará paulatina y conservadoramente, por lo que esperar disminución rápida no es algo que esté sobre la mesa en este momento, al menos hasta que la FED empiece a reducir su tasa de referencia.