La tecnología nos entrega aparatos y maneras para hacer la vida más fácil, agradable y amena, con el consecuente bienestar y calidad de vida. El uso racional de aquellos es inocuo, pero cuando se abusa de ellos, cuando se exagera y se depende a toda hora, se convierten en un verdadero riesgo para la salud mental. "No mobile phobia" es el miedo irracional a no llevar el teléfono móvil encima. El término nomofobia fue acuñado durante un estudio realizado por la Oficina de Correos del Reino Unido, encargado al instituto demoscópico YouGov para estimar la ansiedad que sufren los usuarios de teléfonos móviles. (Wikipedia). Es ese pánico a todo lo que se va a perder si no tiene el celular al alcance de su mano un ratito, el cual también ya aparece en estudios de sociedades psiquiátricas. Otro estudio conducido por el psicólogo Richard Balding de la Universidad de Worcester en Reino Unido, reveló que, efectivamente, el uso constante de estos aparatos aumenta los niveles de estrés, lo que a su vez incrementa los comportamientos compulsivos como el buscar incesantemente nuevas alertas, mensajes y actualizaciones. Paradójicamente, el estrés era mayor cuando el celular se usaba más para fines personales que laborales.
Por supuesto que entre más completo y tecnológico sea el aparato, mayor va a ser el uso y la dependencia a éste. Los estudios muestran que los teléfonos inteligentes, como los Blackberry y los iPhone, disparan este tipo de fobias y adicciones. Hablamos de una actitud proactiva, es decir que la persona busca y busca mensajes o llamadas perdidas, o postea incesamente, no de cuando es pasiva, es decir la persona recibe muchas llamadas y muchos mensajes. A veces la compulsión con el celular es funcional o sea existe por razones laborales únicamente. Esto es particularmente frecuente en compañías donde colaboran personas de diferentes franjas horarias y a veces también en compañías donde los jefes son adictos al correo y por ende, fuerzan a mucha gente a serlo. Si la persona se desprende con facilidad del aparato en ambientes sociales o personales, no parecería haber un problema. Pero si se desarrolla una "relación no utilitaria con el teléfono", es decir, si con el simple hecho de desconectarse en cualquier momento o lugar la persona sufre de síntomas de nerviosismo o de ansiedad, estaríamos frente a un caso de nomofobia.
El psicólogo español especializado en dependencias, Marc Masip, aclara la frontera entre uso y abuso así: "El uso del teléfono debería ser llamar, estar localizable y poder comunicarse con aquellos que deseamos de forma inmediata o para poder ganar tiempo en el ámbito profesional. Por el contrario, el abuso es sufrir un control total del teléfono sobre la persona: utilizarlo constantemente en sitios públicos cuando se está acompañado de más gente...".
El estudio británico reveló que casi el 53% de los usuarios de teléfonos móviles en el Reino Unido tienden a sentir ansiedad cuando "pierden su teléfono móvil, se les agota la batería o el crédito, o no tienen cobertura de la red." Pobres de ellos si vivieran en Costa Rica, en donde aún hay pérdidas importantes de señal y limitaciones de cobertura.
Investigaciones recientes en España han revelado que entre un 53 y un 63% de los encuestados tienen comportamientos que los harían encajar dentro de esta enfermedad del siglo XXI. Y la cifra parece ir en aumento, pues el mayor riesgo lo tiene la población entre 18 a 25 años y además la tendencia es que cada vez sean más jóvenes los que empiezan a manipular celulares.
La Dra. Francisca López Torrecilla, experta en adicciones y directora del departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Granada (UGR) en España, en un artículo de la BBC de Londres, cifra en el 8% el porcentaje de universitarios españoles que sufre 'nomofobia'. Según López Torrecilla, los adictos al móvil suelen presentar algunas características de personalidad comunes, como una baja autoestima, problemas con la aceptación del propio cuerpo y déficit en habilidades sociales y en resolución de conflictos. Además, la nomofobia se manifiesta en síntomas como ansiedad, malestar general, enfado o inquietud, negación, ocultación y/o minimización del problema, sentimiento de culpa y disminución de la autoestima.
Le invito a autoevaluarse con algunos síntomas que se citan en diversas publicaciones son:
- Pegados al celular: estoy pendiente en el baño, la cocina, durante las comidas o el en cine.
- Alteración del sueño: a veces me despierto por la noche y miro el celular para ver si hay mensajes o tengo alguna llamadas. Estoy hasta altas horas de la noche hablando y duermo menos horas de las debidas.
- Nerviosismo o ansiedad cuando no tengo el celular: Siento nervios o angustia cuando no tengo el celular cerca o cuando se ha agotado la batería o no hay cobertura. Soy incapaz de apagarlo. Siento placer y tranquilidad cuando lo vuelvo a tener en mis manos.
- Quejas de la familia, colegas y amigos: normalmente las personas cercanas me dicen que me distraigo y no pongo atención o que es mala educación estar siempre pegado al celular. De esto hablaba en el post anterior, el llamado fobeo o "phubbing".
- Reviso el celular en piloto automático: Sin darme cuenta o para sentir que no pierdo el tiempo reviso el celular y cualquiera de sus aplicaciones por simple placer o por esperar con ansias a que entre un mensaje o una llamada.
- Mejor por celular: siento que me comunico con mayor facilidad por medio del chat o por llamadas telefónicas que en persona.
¿Como le fue? ¿Hay algún comportamiento que deba corregir?