El cantonés y el chop-suey son infaltables en el menú de los populares restaurantes chinos, pero estos establecimientos se ven en la necesidad de recurrir al uso de plástico cuando los comensales solicitan esos platillos para llevar. Para estos comercios sustituir esos envases por opciones biodegradables es un reto que significa elevar los precios de productos que se caracterizan por tener montos bajos.
“Los otros tipos de contenedores como de cartón o bambú son más caros, lo que significa una inversión más grande para nuestro negocio que tiene la ventaja de vender barato comparado a otros”, explicó Michael Li, dueño del restaurante Sing Chau ubicado en Pavas, quien considera que su local es una soda de comida china.
El plástico con el que están hechos estos envases —que es el número cinco— es reciclable; sin embargo, desde hace un año algunas municipalidades reciben este material que anteriormente enviaban al relleno sanitario por falta de gestores ambientales que los aceptara.
“No hay muchos compradores (del tipo 5) porque no es rentable para el gestor”, señaló Álvaro Valerín, coordinador del programa de reciclaje de la municipalidad de San José.
Aunque pueden ser los más notorios, los restaurantes de comida china no son los únicos que deben lidiar con esta situación. Con ese mismo material se crean los envases plásticos en los que se comercializan fresas, reposterías y algunos envases de mantequilla y yogur. Según Valerín, los tipo tres, cinco, seis y siete “casi no tienen mercado”.
¿Medio o entero?
El chop-suey y los arroces tienen la particularidad de venderse en dos tamaños: medio o entero. Esas medidas las cumplen los tradicionales recipientes plásticos, y es una de las razones por la que algunos los prefieren.
“No puedo pensar en otro envase que tenga dimensiones parecidas a las que usamos, que tenga los tamaños específicos y que pueda servir tanto para arroz como para sopas, chop-suey en salsa y el chow mein”, afirmó Li.
Estos envases ofrecen la seguridad de que el material no se afectará con comidas muy calientes ni filtrarán los líquidos. Además, los dueños de “restaurantes chinos” aseguran que si hacen el cambio a opciones ecológicas deberán incrementar los precios.
En el caso de Li, su restaurante invierte alrededor de ¢250.000 anualmente en la compra de estos envases ‘para llevar’. Y manifiesta que “de las opciones que hemos tenido para el cambio, ese monto aumenta de un 50% a un 100%”.
Si trasladan ese incremento al precio final que ofrecen a los clientes, pasarían de pagar ¢3.000 por un medio de chop-suey con camarones a ¢4.500, si aplican el 50%.
Otros propietarios de este tipo de restaurantes ven el panorama similar a Li y coinciden en que elevar los precios no es una opción para ofrecerle a los clientes.
“Hicimos el cambio de estereofón a cartón; el gasto fue mayor pero preferimos no subir los precios. Con los de cantonés (los recipientes) no hacemos la sustitución porque requiere una mayor inversión”, comunicó el restaurante Mey Lai Wa, localizado en Plaza Víquez.
Mientras que en la Ley n° 9703 se prohibió el uso de estereofón, el plástico tipo cinco no es prohibido porque puede reutilizarse.
“A estos restaurantes les va a costar transitar hacia otro tipo de empaques porque el mercado es todavía muy escaso en alternativas”.
— Karla Chaves, directora regional de Ecoins.
“A los restaurantes les va a costar transitar hacia otro tipo de empaques porque el mercado es todavía muy escaso en alternativas”, advirtió Karla Chaves, directora regional de Ecoins, quien añadió que este plástico es conveniente para los alimentos porque “es seguro, no se transfiere al alimento con la temperatura y tiene precio accesible”.
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Cartón y bambú
Aunque no son restaurantes chinos como los descritos anteriormente, existen nuevos establecimientos que venden ese tipo de comida y utilizan empaques ecológicamente amigables desde el inicio de sus operaciones. Un ejemplo de esto es Canton, que sirve cada uno de sus platillos en recipientes de cartón.
“Canton es una empresa joven, con socios igualmente jóvenes por lo que la conciencia ambiental es una prioridad. Además nuestro concepto del Casual Food - chino americano se adapta perfectamente al sistema de las cajitas de cartón y decidimos implementarlo como elemento diferenciador a los demás restaurantes asiáticos donde la comida es servida en las cajas plásticas”, argumentó Juan Prado, supervisor general de operaciones del restaurante Canton.
Este restaurante, inaugurado en el 2017, invierte entre ¢300 y ¢425 por cada caja. Según Prado, utilizan un total de 1.280.000 recipientes, de varios tamaños, por año.
Por otra parte, el restaurante El Chop Stick también recurre al cartón para ofrecer sus productos. Desde el inicio de operaciones, en el 2021, usan cajas en todas las órdenes (incluso las solicitadas para consumir en el local).
“Quisimos hacerlo así (usar ese estilo de cajas) para que fuera algo diferente y realmente chino, por eso también disponemos de palillos de bambú (como utensilios)”, indicó María Paula Alfaro, encargada de operaciones de El Chop Stick, ubicado en Escazú.
Alfaro reconoce que la inversión es mayor cuando se recurre a ese tipo de materiales, pero destaca que esos elementos (de cartón y palillos de bambú) le brindan una experiencia distinta a los comensales.
Plástico con problemas
La misma situación que atravesó la municipalidad de San José con los pocos gestores dispuestos a comprar el plástico del tipo cinco la experimentó el gobierno local de Santa Ana.
En el cantón empezaron a recoger hace dos meses los recipientes que utilizan los pequeños restaurantes chinos para trasladar el chop-suey.
“No teníamos mercado, entonces lo que hacíamos era llevarlo directamente al relleno sanitario”, comentó Alberto Ureña, asistente de Gestión Ambiental de la municipalidad de Santa Ana.
Las recicladoras y centros de acopio que reciben los materiales recolectados por las instituciones realizan el proceso de reciclaje por volúmenes, por esto algunos sitios no aceptan el tipo cinco al ser escasa la cantidad que obtienen. Además, el manejo de este plástico es más costoso que otros materiales como el uno y el dos, correspondiente a botellas.
“Lo que reciben la mayoría de centros de acopio son plásticos uno y dos porque son más fáciles de conseguir y no tienen contaminación tan fuerte. Las tazas de alimento número cinco, por lo general, tienen restos de comida y eso hace que el proceso para limpiarlas y reciclarlas incremente todo el proceso productivo”, detalló Karla Chaves.
Aunque el ciclo de reciclaje del plástico cinco tiene un panorama distinto al de otros materiales, algunos sitios como el Centro de Valorización Preserve Planet Zapote los recibe. El sitio web de Ecoins tiene un listado con los centros de acopio que recibe variedad de plásticos.
Respecto a la transición del uso de plástico a opciones ecológicamente amigables, el director ejecutivo de la Cámara Costarricense de Restaurantes y Afines, Mauricio Rodríguez, menciona que es una medida que deberán tomar los dueños de restaurantes y que va en línea a un “país verde”.
“Los cambios de precios de un material a otro es muy significativo y siempre afecta a las dos partes (dueño y cliente). Ese es un costo que lastimosamente van a tener que asumir”, puntualizó Rodríguez.
Mientras tanto, el chop-suey y el cantonés de los tradicionales restaurantes chinos continuará refugiado en los populares envases que por años han sido señal en las casas de la compra de comida china.
“Tal vez a un mediano o largo plazo hacemos el cambio (a un material que no sea plástico), pero tiene que cumplir con las funciones que ya cumple el de plástico y tener precio accesible”, concluyó Li.