Con el paso de los meses, la cerveza artesanal gana más espacios en bares, restaurantes y hogares, lo que obliga a las empresas a aumentar su producción, e impulsa el surgimiento de otras marcas con origen nacional.
La Asociación de Cerveceros Artesanales de Costa Rica estima que hay cerca de 30 productores de este tipo de bebida entre microcervecerías, brewpubs –bares que hacen su cerveza en casa– y firmas que están tramitando permisos para entrar al mercado.
El conteo incluye a las empresas Treintaycinco, La Cofradia Brewing Co., Calle Cimarrona, Cervecera del Centro y Costa Rica’s Craft Brewing Co., las cuales dan grandes pasos para satisfacer la demanda nacional.
Una de las decisiones más importantes ha sido el ampliar sus instalaciones o el mudarse a espacios más grandes y así incrementar la cantidad producida. Estas cinco firmas, en conjunto, tienen una capacidad de producción máxima de 572.92 0 litros al año.
Asimismo, realizan esfuerzos para ampliar su portafolio de productos, que no solo incluye bebidas de venta permanente si no también para ocasiones especiales, atrayendo así a los consumidores que buscan nuevas experiencias de consumo.
Para este año, se prevé la aparición de más firmas de diversos tamaños, la comercialización de una mayor variedad de productos nacionales y un incremento en la importación de cervezas artesanales.
“A pesar de esto (la importación), no creo que sea un impacto negativo para los productores nacionales si no que ayudará a llamar más la atención sobre el movimiento de la cerveza artesanal”, indicó Luis Arce, presidente de la Asociación de Cerveceros Artesanales de Costa Rica.
Estas firmas van en crecimiento gracias a que, paralelamente, el proceso, entre la inscripción de las compañías y la comercialización del producto, se ha agilizado.
Barriles llenos de éxito
Costa Rica’s Craft Brewing Co. –una de las primeras productoras de cerveza artesanal del país– inició operaciones formales en 2011 con una capacidad productiva de 720 barriles anuales.
Esa cantidad no fue suficiente por lo que la empresa aumentó dicha cifra a 1.400 barriles a finales de ese año. Esta situación se repitió en el 2014 cuando se trasladó a una nueva fábrica que les permitirá producir 3.600 barriles.
Aumentar la capacidad de producción es solo una de las decisiones que reflejan el éxito que ha tenido la marca en el mercado costarricense y el cual esperan mantener por medio de la implementación de diversas acciones.
Entre esas medidas destaca la apertura de un restaurante dentro de la cervecería que pretenderá ser la “casa” de todos los aficionados a la cerveza artesanal.
“Tendremos al menos ocho estilos de cerveza disponibles a lo largo del año y un programa de tours por la cervecería”, explicó Benjamín Chaverri, encargado de mercadeo y venta de la firma.
De igual manera, planean tener más puntos de venta e ingresar a supermercados. Ahora venden en bares y restaurantes.
Otro de sus planes es aumentar su portafolio de productos, que está compuesto por la Libertas Tropical Golden Ale y Segua Red Ale.
Treintaycinco –que abrió en 2013– es una firma que decidió trasladarse a una nueva fábrica para aumentar su producción.
Ignacio Castro, gerente de producción, indicó que están en la etapa de planificación de la mudanza, la cual les permitirá también mejorar los procesos productivos y controles de calidad.
La empresa produjo 10.000 litros en 2013 y 70.000 en 2014, en una fábrica con capacidad anual máxima de 110.00 litros.
Esta firma comercializa sus 11 cervezas (entre ellas La Pelona, Zelaya, Malportada y otras) en bares y restaurantes que se ubican en la Gran Área Metropolitana (GAM) y en playas.
“El movimiento de la cerveza artesanal está en franco crecimiento y fortalecimiento. Prácticamente, la totalidad de las cervecerías artesanales del país están a máxima producción teniendo incluso problemas para cubrir la demanda”, señaló Castro.
Con él coincide Andrés Redondo, socio fundador de La Cofradía Brewing Co., quien manifestó que el movimiento cervecero artesanal está ganando más adeptos.
Esta firma produce cuatro cervezas desde el 2014 en una fábrica con capacidad instalada de 6.600 litros al año. Sin embargo, están trabajando para triplicar la producción en un muy corto plazo.
El representante indicó que con esto podrán ampliar la cantidad de puntos de venta y desarrollar otras cervezas.
Como en los otros casos, esta firma comercializa las cervezas de marca San Adora Pale Ale y San Gron Red Ale, en bares y restaurantes de la GAM.
“Hemos percibido una apertura creciente por parte de los negocios por ofrecer a sus clientes cervezas artesanales 100% costarricenses”, destacó Redondo.
En este mercado también está compitiendo, desde el año pasado, la Cervecera del Centro la cual entró con su marca Ámbar. En enero amplió su oferta con Trigueña.
Esta microcervecería tiene una capacidad de producción actual de 3.200 litros al año. Por el momento, no tienen planeado ampliar sus instalaciones pero si esperan lanzar a mediados de este año una nueva cerveza.
La compañía, además de tener presencia en bares y restaurantes, logró posicionar sus bebidas en Walmart, Masxmenos, Auto Mercado y Fresh Market.
“Las microcervecerías estamos destinando esfuerzos en darnos a conocer y que los consumidores puedan apreciar la diferencia entre una cerveza artesanal y una comercial”, dijo Carlos Berrocal, socio de la Cervecera del Centro.
Finalmente, otra empresa que está sacando provecho de la popularidad de la cerveza artesanal, es Calle Cimarrona, que inició operaciones formales en 2013.
La firma tiene dos cervezas fijas, la Malinche y Roosevelt IPA, y otras dos de temporada, la Pecadora y Farachin. Esta cantidad podría aumentar ya que uno de los proyectos a futuro es el elaborar nuevas y diferentes recetas.
Durante el 2014, produjeron alrededor de 10.400 litros, una cantidad que no variaría significativamente en los próximos años ya que se concentrarán en mejorar los procesos de elaboración y brindarle al consumidor una experiencia de vivir la cerveza.
“En este momento, el negocio está en crecimiento rápido porque existe una demanda grande; se evidencia, por ejemplo, con que por cada año hay más festivales”, explicó Federico Zamora, dueño de Calle Cimarrona.
El año pasado Florida Ice & Farm, por medio de su nueva subsidiaria La Micro Brewing Company, incursionó en el mercado con la marca Domingo 7.
EF envió consultas a la empresa, pero no se obtuvo respuesta al cierre de esta edición.
El camino para comercializar
El proceso para vender cervezas artesanales de forma legal parece tomar un tiempo similar o un poco mayor al que se necesita para abrir otro tipo de negocio.
“Para obtener los permisos y montar la fábrica duró alrededor de siete meses. Al igual que cualquier otra microempresa, hay que tener perseverancia y armarse de paciencia”, indicó Andrés Redondo, socio de La Cofradía.
Por su parte, a Treintaycinco, el proceso le tomó cerca de tres años, no obstante, ellos consideran que fue un tiempo normal por haber sido una de las primeras firmas en ingresar al mercado.
El gerente de producción de la compañía explicó que el principal problema fue que los funcionarios no sabían donde encuadrar sus permisos, ya que no eran ni una fábrica industrial de cerveza ni un restaurante.
“Pero entiendo que es algo del pasado porque con la entrada de otros jugadores, la información ha permeado entre los entes gubernamentales”, agregó.