Washington.- El índice de precios al consumo (IPC) de Estados Unidos se mantuvo estable en enero, pero los aumentos en sectores como la vivienda y el cuidado médico indican que las presiones inflacionarias van al alza pese al lastre del abaratamiento de la gasolina, informó este viernes el Gobierno.
El dato del IPC de enero fue mejor de lo esperado por los analistas, que preveían un descenso del 0,1%, igual al de diciembre. Así, la inflación acumulada en los últimos doce meses quedó en el 1,4%, el doble del 0,7% interanual con el que se cerró el 2015, de acuerdo con el informe del Departamento de Trabajo.
En el primer mes del año los precios de los alimentos no registraron cambios, mientras que los de la energía cayeron un 2,8%, de nuevo arrastrados por la gasolina, que se abarató en enero un 4,8%, de acuerdo con el informe.
A comienzos de mes, el Departamento de Energía informó que el precio medio del galón de gasolina en EE.UU. se ha situado por debajo de los $2, una cifra que no se veía desde 2004 y se espera que continúe durante todo este año.
Pero sin tener en cuenta los precios de los alimentos y la energía, que son los más volátiles, la inflación subyacente aumentó en enero un 0,3%, su mayor incremento desde agosto de 2011, y la interanual se situó en un 2,2%, el nivel más elevado desde junio de 2012.
Contribuyó fundamentalmente al avance de la inflación subyacente en enero el aumento de los precios del cuidado médico (0,5%) y de la vivienda (0,3%). Por otro lado, los salarios ajustados a la inflación crecieron un 0,4% en enero, pero la subida acumulada en el último año apenas fue del 1,1%, según detalló el Departamento de Trabajo en un informe paralelo.
Aunque la tasa de desempleo descendió en enero al 4,9%, el nivel más bajo desde febrero de 2008, y el mercado laboral de EE.UU. registró en 2015 su segundo mejor año desde finales de los noventa con la creación de 2,65 millones de nuevos puestos de trabajo, los salarios no están aumentando al ritmo deseado.
La inflación en Estados Unidos cerró 2015 en el 0,7%, el segundo nivel más bajo en los últimos 50 años y bastante alejado de la meta del 2% fijada por la Reserva Federal (Fed), el banco central del país.
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La persistencia de una baja inflación durante los últimos dos años en EE.UU. se explica, en parte, por el descenso global de los precios de la energía. Pese a que la inflación no está en los niveles deseados por la Fed, el banco central decidió a mediados de diciembre elevar los tipos de interés en el país por primera vez desde 2006 y lo hizo en un cuarto de punto, hasta el rango de entre el 0,25% y el 0,50%.
Si en diciembre los miembros de la Fed anticipaban la posibilidad de hasta cuatro alzas de tipos en 2016, los últimos acontecimientos a nivel global han rebajado las expectativas de los mercados a entre una y dos subidas. La Fed considera que la "incertidumbre se ha incrementado" sobre las perspectivas económicas en EE.UU. debido a "la ralentización mayor de la esperada en China" y la caída de los precios de la energía, según las actas de la última reunión del banco central divulgadas esta semana.
La presidenta de la Fed, Janet Yellen, aseguró la semana pasada en una comparecencia ante el Congreso que las tasas de interés negativas no están "fuera de la mesa" si la economía sufre un abrupto frenazo, pero insistió en que las perspectivas son las de continuar con el ajuste monetario.
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En los últimos meses, países como Suecia, Dinamarca, Japón o el Banco Central Europeo (BCE) han decido aplicar tipos de interés negativos con el objetivo de incentivar la economía en un momento de debilidad.Yellen recalcó, no obstante, que las previsiones de la Fed mantienen un sólido crecimiento de la economía estadounidense, que cerró 2015 en un 2,4 %, y se espera que sea similar para 2016.