En una helada tarde en octubre, Frida Ros Valdimarsdottir, exempleada de asistencia médica en el hogar y convertida en activista de los derechos de la mujer, salió de su oficina exactamente a las 2:38 p.m. y se dirigió a la plaza principal de Reikiavik, donde cientos de mujeres estaban formando una multitud escandalosa.
El mitin era parte de una corriente a favor de la igualdad salarial que movió a la acción a miles de mujeres en toda esta nación isleña, donde las protestas a menudo producen cambios.
“Durante décadas, hemos dicho que vamos a corregir esto”, dijo Valdimarsdottir, la presidente de la Asociación Islandesa de Derechos de la Mujer y organizadora de la manifestación. “Pero las mujeres siguen recibiendo un salario menor; es una locura”.
El Gobierno quiere cambiar esa dinámica. Islandia se convirtió recientemente en el primer país en proponer una legislación que requiere que los patronos prueben que están pagando igual a hombres y mujeres.
Islandia ha tenido leyes de salarios igualitarios durante medio siglo, presionando a las empresas y al Gobierno a reducir gradualmente la brecha salarial. Pero el razonamiento detrás de la nueva legislación es que a menos que las leyes se apliquen más vigorosamente, el desequilibrio nunca terminará realmente.
“Queremos derribar la última de las barreras de género en el lugar de trabajo”, dijo Thorsteinn Viglundsson, ministro de asuntos sociales e igualdad de Islandia. “La historia ha demostrado que si uno quiere progreso, necesita imponerlo”.
Precursora de la igualdad
Islandia, con una población de 330.000 habitantes, es precursora de la promoción de la igualdad de género. Los países nórdicos encabezan a la mayoría de las demás naciones en políticas de igualdad que incluyen cuotas de género en los consejos de administración y generosas licencias de paternidad, e Islandia constantemente aparece en o cerca del primer lugar de las listas internacionales de imparcialidad.
Sin embargo, la igualdad en el salario y la inclusión en las filas superiores del lugar de trabajo se han rezagado. Las mujeres en Islandia ganan todavía entre 14 y 20 % menos que los hombres, según el Gobierno.
Esta isla quiere cerrar la brecha en un plazo de cinco años, una medida que el Gobierno argumenta aceleraría el progreso en otras áreas. La brecha salarial de género en el mundo no se cerrará en 70 años a menos que esos esfuerzos se aceleren, según la Organización Internacional del Trabajo.
La propuesta legislación sigue a un programa piloto de salario igualitario en el cual los organismos gubernamentales y las empresas identificaron los obstáculos crónicos que impiden que las mujeres accedan a empleos de salarios más altos: las mujeres ocupan profesiones diferentes a los hombres y menos puestos de alto nivel, lo que contribuye a los salarios menores.
Algunos patronos en el programa están buscando ahora contratar a más mujeres para empleos tradicionalmente en poder de los hombres.
Valdimarsdottir, la activista de los derechos de la mujer, renunció a su empleo de atención médica en el hogar dependiente del municipio de Reikiavik.
Descubrió que a un contador del municipio le pagaban cuatro veces más que a ella por su papel administrativo supervisando a un equipo de 10 personas que ofrecía servicios de atención médica en el hogar, que comprendía mayormente a mujeres. Luego, la ciudad ajustó el salario de su anterior puesto para igualarlo al del contador, y elevó los salarios a los otros trabajadores.
Muchas empresas islandesas ya adoptan un estándar voluntario de salario igualitario elaborado por organizaciones privadas y sindicatos. Pero los grupos corporativos dicen que no debería ser impuesto obligatoriamente, particularmente dada la carga administrativa que representa su cumplimiento, en especial para las pequeñas empresas.
“No debería legalizarse”
“Las empresas deberían hacerlo por su propio beneficio y el beneficio de sus empleados”, dijo Halldor Thorbergsson, director general de la Confederación de Patronos Islandeses. “Pero no debería legalizarse”.
Las firmas en otros países también son recelosas de la intervención del gobierno, incluyendo Gran Bretaña, que recientemente requirió que las compañías con más de 250 empleados informaran públicamente sus diferencias salariales por género. Austria y Bélgica tienen reglas similares. En Estados Unidos y Suiza, contratistas federales deben reportar la información salarial por género al Gobierno.
Las mujeres islandesas han argumentado desde hace tiempo que la igualdad necesita un empuje nacional.
En 1974, 90 % de las mujeres suspendieron sus actividades laborales y salieron de sus casas para demostrar cómo la sociedad se vería afectada si no trabajaran. Ese momento trascendental pronto condujo a la primera presidenta democráticamente electa del mundo, Vigdis Finnbogadottir, en 1980.
Hoy, alrededor de la mitad de los parlamentarios de Islandia son mujeres. Casi 80 % de las féminas trabajan y, con una cuota de género en vigor, casi la mitad de los miembros de los consejos de administración en las empresas son mujeres.
Sin embargo, muchas de ellas siguen teniendo menos poder económico que los hombres. Los gerentes de nivel superior e intermedio son mayormente hombres, y la brecha salarial es especialmente persistente para las madres que trabajan y las empleadas en campos dominados por mujeres.
Las nuevas reglas requerirían que las firmas más grandes y las agencias gubernamentales realicen auditorías, a partir del 2018, y obtengan una certificación de cumplimiento de las reglas de salario igualitario. Las empresas con menos de 25 empleados deben cumplirlas para el 2022.
Evaluar cada puesto
Los patronos deben evaluar cada puesto, desde el conserje hasta el ejecutivo superior, para identificar y corregir las brechas salariales de más de 5 %.
Aunque el proceso requiere tiempo y dinero, Arni Kristinsson, director administrativo de BSI Iceland, un auditor de estándares que realiza algunas de las revisiones de salario justo, dijo que esos costos no eran insuperables. “La cuestión es ¿las empresas están comprometidas? En las empresas que lo están, ya estamos viendo que se reduce la brecha salarial” a apenas el 3 %.
Las auditorías revelaron otras desigualdades en el lugar de trabajo vinculadas al salario. En la agencia de Aduanas de Islandia, que participó en el programa piloto, los funcionarios encontraron que los salarios eran menores cuando las mujeres empleadas formaban un grupo grande.
Un 80 % de los agentes aduanales uniformados de Islandia son hombres, un grupo al que se le paga 30 % más que a los cobradores de impuestos aduanales, que son principalmente mujeres.
Los agentes trabajan horarios más largos y enfrentan desafíos como inspeccionar carga en busca de drogas, así que la revisión encontró que el sistema salarial estaba justificado, dijo Snorri Olsen, director de Aduanas de Islandia. Pero la revisión también provocó una reevaluación del equilibrio de género en cada grupo.
La agencia ahora está tratando de reclutar a más hombres para el trabajo de oficina y más mujeres para los puestos de agentes con salarios más altos, en parte para acortar los turnos para dar cabida a las mujeres que tienen demandas de atención de los hijos, dijo Olsen.
“Hay una tendencia a ver el trabajo hecho por los hombres como más valioso”, dijo. “Esta es técnicamente una discusión de salarios igualitarios, pero realmente gira en torno de la igualdad en nuestra sociedad”.
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