Washington. El gobierno de Barack Obama trató en secreto de darle a Irán acceso al sistema financiero estadounidense burlando las sanciones que mantuvo tras el acuerdo nuclear del 2015, a pesar de que le decía al Congreso y al público que no planeaba hacer eso.
Una investigación de senadores republicanos difundida el miércoles arroja luz sobre el delicado equilibrio que procuró el gobierno de Obama tras sellar el acuerdo, con el fin de asegurar que Irán recibía los beneficios prometidos sin darle munición a los detractores del pacto. En un clima político tenso, los sectores más intransigentes de Estados Unidos, Israel y otros sitios afirmaban que Washington estaba cediendo demasiado a Teherán y dándole la oportunidad de financiar actividades extremistas.
El informe de la Subcomisión Permanente del Senado para Investigaciones reveló que bajo el gobierno de Obama, el Departamento del Tesoro emitió una licencia en febrero del 2016, nunca antes revelada, que le hubiera permitido a Irán convertir unos $5.700 millones en riales omaníes primero a dólares y después a euros. Si el banco omaní hubiese permitido esas conversiones sin una licencia, habría violado las sanciones, que impedían a Irán hacer transacciones que pasasen por el sistema financiero de Estados Unidos.
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La iniciativa no prosperó porque bancos estadounidenses desistieron de participar, temerosos de violar las sanciones precisamente. El gobierno de Obama tanteó a dos bancos, según la investigación, pero ambos se negaron a participar.
“El gobierno de Obama engañó al pueblo estadounidense y al Congreso porque estaba desesperado por sacar adelante un acuerdo con Irán” , sostuvo el presidente de la subcomisión Rob Portman, un republicano.
Emitir la licencia no fue algo ilegal. Pero fue mucho más allá de lo que se le exigía al gobierno estadounidense en el marco del pacto nuclear. Según el acuerdo, las sanciones se mantenían pero Estados Unidos y otras potencias mundiales le ofrecían a Irán un alivio por miles de millones de dólares a cambio de que redujese su programa nuclear. El mes pasado el presidente Donald Trump anunció el retiro de Estados Unidos de ese acuerdo, que describió como “desastroso” .
La licencia emitida al Banco Muscat contrastó con las declaraciones que hacían la Casa Blanca y los departamentos del Tesoro y de Estado, que insistían en que el gobierno no contemplaba facilitarle a Irán el acceso al sistema financiero estadounidense.
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Poco después de firmado el acuerdo, Irán se quejó de que no estaba viendo los beneficios prometidos, en parte porque las sanciones que seguían vigentes espantaban a potenciales inversionistas y a bancos. El sistema financiero internacional está muy conectado con el de Estados Unidos, lo que hacía casi imposible realizar transacciones internacionales sin que en algún momento pasasen por este país.
Ex funcionarios del gobierno de Obama se negaron a comentar el asunto.
Pero aseguraron que la decisión de conceder la licencia fue tomada respetando el espíritu del acuerdo, el cual permitía a Irán acceso a reservas extranjeras que no había podido tocar por las sanciones. Indicaron que las declaraciones hechas en ese momento por funcionarios del gobierno buscaban desvirtuar versiones equivocadas sobre propuestas inexistentes que hubieran ido mucho más lejos de lo que contemplaba el acuerdo al permitirle a Irán comprar y vender en dólares.
Los ex funcionarios pidieron no ser identificados porque muchos todavía están involucrados en cuestiones relacionadas con la seguridad nacional.
El acuerdo dio a Irán acceso a reservas que tenía en el exterior y que habían sido congeladas. Pero las sanciones en vigor impedían a Irán cambiar dinero por su cuenta, por lo que tenía que hacerlo a través de terceros.