El desempleo en Costa Rica experimentó cambios negativos durante el tercer trimestre del 2018, cuando la tasa de desempleo se situó en 10,2% y subió 8,51%, si se compara con el mismo periodo del año anterior, cuando el indicador era de 9,4%.
Así lo revelaron los datos de la más reciente Encuesta Continua de Empleo (ECE) del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC).
Esa cifra significa que durante el tercer trimestre del año había cerca de 242.000 personas desempleada. Esto son 28.000 más que el mismo periodo del 2017, de las cuales 124.000 son hombres y 118.000 mujeres.
El aumento del desempleo se dio principalmente en la población masculina, durante el tercer trimestre del año anterior el indicador era del 7,5% y pasó a 8,5% este año.
Este incremento impactó el aumento significativo de población desocupada a nivel nacional.
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Las mujeres presentaron una tasa de desempleo del 12,7%, sin experimentar cambios con respecto al año anterior.
El aumento en el desempleo también se reflejó en la zona rural.
La tasa de subempleo (es decir las personas que trabajan menos de 40 horas a la semana y que desean trabajar más) se ubicó en 9,4%. Para los hombres fue de 7,2% y para las mujeres de 13,1%.
Si se analiza la tasa de presión general, es decir la población desempleada más la ocupada que busca un nuevo trabajo, este indicador creció.
Para este periodo alcanzó el 17,8% lo que representó un incremento interanual de 1,9 puntos porcentuales. Esto refleja un aumento significativo de las personas ocupadas que buscan una nueva oportunidad laboral.
Fuerza de trabajo creció
A pesar de que la tasa de desempleo llegó al 10,2% y existen más personas desempleadas en el país, se debe tomar en cuenta que la fuerza de trabajo también creció.
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La fuerza de trabajo nacional subió de julio a setiembre de este año a 98.000 personas al hacer la comparación interanual, para un total de 2,38 millones de personas.
La fuerza de trabajo masculina era de 1,45 millones y la femenina de 927.000, lo que reflejó un incremento en la participación de 57.000 mujeres más que en el tercer trimestre del año anterior.
A nivel urbano la fuerza de trabajo fue de 1,76 millones de personas y a nivel rural es de 617.000, cifra que indica la presencia de 43.000 trabajadores más con respecto al mismo periodo del año anterior, es decir, un incremento de 3,4 puntos porcentuales.
Durante ese periodo 2,14 millones de personas conformaban la población ocupada nacional y esta cifra no presentó una variación significativa con respecto al tercer trimestre del año anterior.
De esa cifra 1,33 millones de ocupados son hombres y 809.000 son mujeres.
La población masculina no mostró cambios de un año a otro, aunque la población femenina sí mostró variaciones al tener 47.000 mujeres más con trabajo al hacer la comparación interanual.
Esto significa que la tasa de ocupación nacional fue del 54,9%, la femenina alcanzó el 41,7% y la masculina el 68%.
A pesar de que la población femenina experimentó un crecimiento, si se comparan los niveles de desempleo y subempleo con la población masculina, estos son mayores. Lo que refleja la vulnerabilidad de la mujer en el mercado laboral.
En la zona rural la tasa de ocupación creció 2,4 puntos porcentuales y llegó a 54% lo que refleja un aumento significativo. Entretanto, la urbana fue de 55,2%.
Empleo informal
La tasa de empleo informal fue de 45% y creció 1,8 puntos porcentuales con respecto al año anterior. Esto quiere decir que cerca de 962.000 personas generan ingresos a través de la informalidad, de ellos 560.000 son hombres y 402.000 mujeres.
La informalidad impactó más a la población femenina que creció 4,3 puntos porcentuales.
Dentro de la población ocupada, 519.000 dependientes (gente que trabaja para un empleador, empresa o institución) tenía un empleo informal, cifra que tiene un peso del 31,5% del total de dependientes.
En el periodo analizado, 443.000 ocupados independientes tuvieron actividades clasificadas como informales, lo que representa una tasa de informalidad del 90,3% con respecto al total de independientes.