Tras dos meses inestabilidad política, la convulsa situación nicaragüense ya enciende las alarmas de la economía nacional. Los primeros síntomas de alerta se dieron cuando centenares de transportistas quedaron atrapados con las mercancías que debían distribuir en el mercado centroamericano, de gran importancia para Costa Rica.
La crispación va en crescendo y a pesar de que aún es prematuro cuantificar el impacto que tendrá el conflicto en la región, lo que sí es innegable son lazos económicos que existen entre ambas naciones.
Para comenzar Nicaragua es un puente vital para la comercialización de productos hacia Centroamérica, ya que Costa Rica comercializa por tierra más del 90% de sus exportaciones al istmo.
A la nación vecina, Costa Rica no solo le vende bienes. La proximidad la convirtieron en mercado obvio para la expansión firmas ticas, al tiempo que compañías nicaragüenses también invierten al sur del Río San Juan.
Al 2017 la inversión costarricense en Nicaragua se contabilizó por $19 millones, mientras que el aporte de las empresas nicaragüenses en el territorio nacional fue de $6,3 millones, según datos del Banco Central de Costa Rica.
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La crisis también deja una cicatriz profunda en la economía nicaragüense que sufre una desaceleración desde el segundo semestre del 2016. La calificadora de riesgo S&PGR indicó que si el conflicto llegara a solucionarse en los próximos meses, el incremento del Producto Interno Bruto (PIB) sería solo de 1,5% aproximadamente, cifra que estaría 3,4 puntos porcentuales por debajo de lo que creció en 2017.
La desaceleración económica y la violencia podrían generar un mayor flujo migratorio hacia Costa Rica. De momento, los datos oficiales indican que en mayo y junio disminuyó el ingreso de nicaragüenses, con respecto a los primeros meses del año.
Simbiosis económica
Costa Rica y Nicaragua tienen una simbiosis desde hace décadas. El país del norte es un puente vital para la distribución de productos en el mercado centroamericano, ya que este es el segundo de importancia para el país y representó el 23% de las ventas al exterior en el 2017.
El año anterior se vendieron 1.624,1 toneladas de productos que significaron ingresos por $2.300 millones, según datos de la Promotora de Comercio Exterior (Procomer).
Aunque las exportaciones hacia esta región están consolidadas, la crisis política tiene en vilo a los empresarios nacionales. La obstaculización del libre tránsito ya deja serias consecuencias para las exportaciones que se dirigen hacia Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala.
Las exportaciones a Nicaragua sufrieron una desaceleración del 5,84% en mayo de acuerdo a datos de Procomer. Mientras que Guatemala (5%), Honduras (18%) y El Salvador (4%), presentaron un dinamismo y al parecer no tuvieron mayor impacto.
Sin embargo, este comportamiento podría verse limitado por la escalada que el conflicto tuvo en junio. Los efectos se conocerán hasta julio, cuando Procomer publique las nuevas cifras de exportación.
Ante este panorama la Cámara de Industrias de Costa Rica (CICR), hizo un llamado a las autoridades nacionales para que eleven el caso ante organismos internacionales para buscar una solución por la vía diplomática.
La Cámara de Comercio de Costa Rica estima que los costos logísticos podría incrementarse hasta 70%, al tener que utilizar otras vías para distribuir las mercaderías como el transporte marítimo o aéreo.
Las autoridades nacionales todavía no encuentran una salida exitosa y una de las medidas paliativas que se podrían implementar es exportar por la vía marítima. Sin embargo, no se pondría en ejecución en el corto plazo y de concretarse, se transportaría cerca del 10% de las exportaciones por ferry hacia El Salvador.
El conflicto también podría tener impacto para las operaciones de firmas locales en Nicaragua. “Existen muchas empresas costarricenses que tienen importantes inversiones en territorio nicaragüense, por lo que resulta fundamental para el sector industrial la existencia de un clima de democracia”, afirmó Enrique Egloff presidente de la CICR.
La inversión tica en el país del norte creció en los últimos dos años. Para el 2017 representó $18,6 millones y tuvo un crecimiento del 94% con respecto al 2016, según cifras del Banco Central de Costa Rica (BCCR).
Mientras que el dinero que destinan las empresas nicaragüenses para sus operaciones en Costa Rica, más bien se ha desacelerado. Al 2017 las inversiones representaron $6,3 millones para la economía nacional y presentaron un decrecimiento de 28% con respecto al 2016.
Con el conflicto a cuestas y la desaceleración económica, algunas empresas podrían trasladar sus operaciones hacia otros destinos. Incluso algunas compañías ya han traído su inventario para Costa Rica por los peligros que representa la situación para la operación comercial, según manifestó Gerald Solano, especialista en comercio internacional de la Universidad Nacional (UNA).
Economía nicaragüense cuesta arriba
La economía nicaragüense se tambalea desde el segundo semestre del 2016 cuando la construcción privada cayó 6% y la residencial 11%. En ese momento la contracción estuvo relacionada con el colapso de la cooperación petrolera venezolana.
Durante el 2017 no solo disminuyó la construcción, sino que también la venta de automóviles (14%) y la importación de consumo de bienes duraderos (7%).
Aunado a esto, la crispación política vino a potenciar al freno de la actividad económica. La calificadora internacional S&PGR indicó que es probable que se debilite el consumo interno y la inversión, y de disminuir las tensiones en los próximos meses -el mejor de los escenarios posibles-, el PIB podría crecer cerca del 1,5% este año, cifra que en 2017 fue de 4,9%.
Adolfo Acevedo, economista nicaragüense, cree que la proyección es optimista.
Nicaragua experimenta un paro total de la actividad económica en Masaya, León y Estelí, mientras que Managua trabaja en un 50%.
En junio los depósitos bancarios cayeron $594 millones por los constantes retiros de dinero que se han realizado durante la crisis. Sin embargo, según Acevedo, ningún banco está en dificultades porque los depósitos están altamente concentrados en grandes inversionistas extranjeros, y aunque estos no han realizado retiros ya existen preocupaciones.
La evolución del conflicto podría empeorar el déficit más allá del 2% de la producción para el 2018, lo que significaría un aumento de 0,7 puntos porcentuales con respecto al 2017.
Migración
Hasta el momento, el conflicto no ha generado un mayor flujo migratorio hacia Costa Rica, por lo menos legal. Los datos de Migración y Extranjería indican que durante los primeros 19 días de junio se tenía registrado un ingreso de 11.405 nicaragüenses, mientras que en mayo la cifra fue de 22.934.
Estos datos son inferiores a los de marzo y abril, cuando entraron 30.737 y 32.771 inmigrantes respectivamente. Sin embargo, habrá que analizar si esta reducción se mantiene en el tiempo o si la evolución del conflicto genera más movimiento hacia el territorio nacional.
La migración de nicaragüenses, producto de un conflicto político en su país natal es una fenómeno con el que Costa Rica convivió durante años.
La mano de obra inmigrante del vecino país ha realizado, y todavía lo hace, un importante aporte a la economía nacional.
Al primer trimestre del 2018 se contabilizaron 307.778 nicaragüenses mayores de 15 años que integraban la fuerza de trabajo, lo que representa el 14% del total.
De esa cifra 192.158 se encontraban ocupados, 18.025 estaban desempleados y 97.595 estaban fuera de la fuerza de trabajo, de acuerdo a la Encuesta Continua de Empleo (ECE) del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Inec).
La contribución de los nicaragüenses en la economía nacional, se estima desde hace años, en cerca 10% del PIB, según afirmó Guillermo Acuña, académico del Instituto de Estudios Sociales (Idespo) de la Universidad Nacional (UNA).
El trabajo de los inmigrantes nicaragüenses no se queda solo en el territorio nacional. En el 2017, ellos enviaron $265 millones hacia sus familias en Nicaragua, una cifra que representa el 80% del total de remesas que salen de Costa Rica.