En el depósito reciclado, con fachada de ladrillo, que se ubica en la dirección Alicia Moreau de Justo 350, en el Dique 4 de Puerto Madero, en Buenos Aires, Argentina, se trabaja en medio de bolas gigantes, guirnaldas multicolores, mesas de billar y animales que cuelgan del techo.
Allí, los 160 empleados de la sede para Hispanoamérica de la gigante tecnológica Google, trabajan por objetivos y tienen la libertad de recibir un masaje en una salita acondicionada al lado de las áreas de trabajo. También pueden invertir un 20% de su tiempo laboral en desarrollar proyectos de interés personal, vinculados con Internet.
Y cada jueves, a partir de las 5 p.m., se reúnen en el comedor aquellos que quieren hablar sobre negocios novedosos. Además, de vez en cuando, parte de las tareas del día puede ser traer a un amigo o un familar al trabajo.
Este ambiente laboral, que parece ficción, es parte de la estrategia para innovar y estimular la generación de ideas diferentes y creativas. Cualidades que valen oro en los negocios de base digital y apoyados en el conocimiento.
Se trata de una cultura abierta a ideas, colaborativa, flexible, que premia la diversidad y que captura la personalidad de la gente. En este caso, vista desde el hub de ventas de Hispanoamérica y de la operación Pymes, por cuyas ventanas se admira el Río de la Plata.
Esta es solo una de las tantas maneras de hacer las cosas en el mundo tecnológico. Compañías como Telefónica, Apple y DreamWorks tienen su propio estilo.
“En el mismo Silicon Valley hay un rango de culturas para innovar. Apple es diferente a Google, porque es más centralizada, más vertical”, dijo Pablo Jenkins, especialista en innovación.
Pero, ¿cómo trabaja método Google? ¿Qué pueden aprender las empresas tecnológicas de la cultura de los googlers (como se llama a sus empleados)?
Cualidades sin perfil
Cúando se le preguntó a Florencia Porcaro, gerente de Recursos Humanos para Google Hispanoamérica, cuál es el perfil de un googler, contestó que esta era una respuesta ambigua, porque no hay un perfil definido, solo características deseables.
Google toma en cuenta no solo el conocimiento técnico, sino la capacidad de la gente de adaptarse a la compañía. Otra cualidad es la capacidad de aprendizaje constante. “Hay que estar dispuesto a aprender cosas nuevas, porque mañana habrá una nueva versión de la solución que hoy es buena”, explicó Porcaro.
Quien entra al mundo tecnológico, debe tener la capacidad para trabajar de manera remota, en equipo y con equipos multifuncionales. Por ello, es común ver a más de un googler caminar con la laptop en mano por los pasillo o tener una reunión virtual desde alguna mesa del comedor.
Y, por supuesto, quien incursiona en este campo debe amar la tecnología y el emprendedurismo. “Cualquiera puede enviar un correo electrónico con una idea, como impartir una clase de resucitación, que se puede implementar. Es una cultura abierta”, contó Porcaro.
Ambiente para crear
Empero, una vista de la operación de Google desde adentro, confirma que las ideas creativas no bajan del cielo, aunque se trate de mentes brillantes.
Por ello, Porcaro opinó que un ambiente de trabajo tiene una relación directa con la creatividad. “Parte de nuestra cultura no está vinculada al tema monetario. La gente motivada trabaja mejor y es más apasionada con los objetivo”, dijo.
Para Jenkins, esta cultura se caracteriza por ofrecer a la persona todo en un solo lugar. “Esto hace que la gente se mantenga más tiempo en el trabajo y que tengan todas las herramientas para crear”, comentó.
Por ejemplo, el tiempo que brinda para desarrollar un proyecto propio, (usando recursos de la empresa) y en tiempo laboral, dando frutos a la empresa. Gmail surgió de la necesidad de comunicación de un grupo de ingenieros en California, EE.UU. En tanto, el sitio Google Art Project , que recopila imágenes de obras de arte expuestas en museos alrededor del mundo, es el resultado del interés de Googlers en Europa.
Otro eje para pensar diferente es una mente relajada y alerta. Jugar una partida de billar, recibir una clase de yoga o para preparar sushi pueden ser fuente de ideas que surgen sin querer.
Esta es una práctica que empresas como Telefónica también ejecutan, con su propio estilo, para llevar la innovación al móvil.
“Creemos que la innovación se genera al des estructurar. Si yo solo hablo con una persona porque tengo que lograr algo, estoy cerrando la posibilidad de innovar”, dijo Porcaro.
Esto explica por qué el área de comidas es tan importante en la cultura Google. La empresa provee la alimentación a su personal como parte de los beneficios. Con ello, también logra mayor integración y colaboración.
Aprender de la gigante
Hay algunas medidas que cualquier empresa puede aprender de la cultura de Google. Una es que no siempre se puede invertir midiendo el retorno económico, porque estimular la creatividad solo se verá en el tiempo.
Jenkins destacó que innovar implica fallar, aprender de ello y colaborar. Google parece ser un experto en eso: lanza productos en versión beta, que va mejorado, y saca otros del mercado sin disculpas o pena.
Para Porcaro, en este ambiente es sano evitar enamorarse de una solución, porque el cambio es constante. Ella no imagina un lugar que no conecte a sus empleados con Internet, que impida el contacto con sus amigos y que limite los intereses personales. “Esto hace que aumente la capacidad para pensar”, dijo.
Cuando se preguntó a Porcaro cuál era el nivel de rotación de Google, casi juega a las charadas. “No puedo decirlo, pero es mucho más bajo que el resto de la industria. Para ese porcentaje, me sobran dedos en una mano”.