A las familias de Siquirres y Roxana de Pococí, en Limón, las redes de Internet les llegaron antes que los recursos para conectarse.
A los habitantes les sirve de poco que un cable que pasa por los postes o una conexión inalámbrica transporten Internet cerca de sus casas si carecen de computadoras, equipo o recursos para suscribirse al servicio. Es como echar una red de pesca en un mar al que no llegan los peces.
Esta es una de las principales conclusiones a la que llega el informe del 2014 del Programa Sociedad de la Información y el Conocimiento de la Universidad de Costa Rica (Prosic, UCR), en su capítulo sobre el Fonatel. El informe se presentará este lunes 18 de mayo en el auditorio de la Ciudad de la Investigación de esta universidad.
El Fondo Nacional de Telecomunicaciones (Fonatel) licitó proyectos para desplegar infraestructura en esas zonas, precisamente para reducir la brecha social y digital en que se encontraban sumidas las comunidades.
No obstante, en los dos proyectos que ya están entregados, la cobertura alcanza a pocas familias. En Siquirres, solo el 0,35% de los hogares cuenta con conexiones a Internet y telefonía fijos. En Roxana de Pococí solo el 10,6%.
Un problema que tanto el investigador como el viceministro de Telecomunicaciones creen que se debe a una falta de articulación entre todos los involucrados en Fonatel.
El estudio del Prosic se basó en información provista por la Unidad de Gestión y de la dirección de Fonatel, en la que se evidencian los avances de los proyectos que se están desarrollando.
Avances que dejan por fuera el acceso a la red por parte de las familias, aunque desde las escuelas y desde los centros de servicio público sí hay una mayor conexión (del 44% en Siquirres y del 100% en Roxana).
“Los carteles se diseñan enfocados en el desarrollo de la infraestructura, quedando descubierto lo correspondiente a servicios”, comentó el gerente de Telecomunicaciones del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), Jaime Palermo.
Así, los dos pilares principales que sostienen la creación del Fondo –servicio y acceso– todavía no se dan la mano para caminar.
Objetivo inconcluso
Según el cartel de licitación del proyecto de Fonatel en Siquirres, que costó $393.244, 1.140 viviendas resultarían impactadas con Internet y telefonía fija, indica el informe de Prosic. A agosto del 2014, solo se habían suscrito un 0,35% de las familias.
Y las nuevas suscripciones no se dinamizan. Entre mayo (fecha en que Telefónica le entregó el proyecto listo a Fonatel) y agosto solo cuatro viviendas se conectaron al servicio.
Aunque el estudio no aporta evidencia de las razones por las cuales las personas no se conectan a la red fija, sí adelanta que puede deberse a a la falta de recursos financieros para asumir los cargos de contratarlos o a la carencia de equipos para usarla.
En cambio, si hablamos de Internet y telefonía móvil (en su modalidad prepago), el panorama cambia por completo. De mayo a agosto se suscribieron 245 personas. El servicio no es necesariamente más barato, pero en este modelo, cada quien consume lo que puede ir pagando.
“El tema de la telefonía fija debería replantearse”, recomendó Andrés Oviedo, investigador de Prosic.
La situación en Roxana de Pococí mejora un poco en conexiones fijas, pues estas cubren al 10,67% de las 281 viviendas que estaban contempladas dentro del cartel de la licitación, que incluía un presupuesto de $103.579, según figura en la web de la Superintendencia de Telecomunicaciones (Sutel).
Para el investigador de este capítulo, una de cada diez sigue siendo un número bajo en comparación con los objetivos del Fondo, que se apegan al Plan Nacional de Desarrollo de Telecomunicaciones (PNDT) 2009-2014, según manda su reglamento.
“Los resultados no son nada satisfactorios”, reza el estudio.
En este plan también figuraba la capacitación de 7.000 personas para desarrollar habilidades en el uso productivo de las herramientas digitales. Objetivo que no se cumplió en estos cinco años.
Opiniones encontradas
Las operadoras adjudicadas para implementar los proyectos tienen diferentes opiniones sobre el mismo fenómeno.
Al ICE le preocupa que las soluciones que ha implementado Fonatel no sean “integrales”.
“Si la iniciativa no va a acompañada de subsidios que garanticen la posibilidad de que los ciudadanos disfruten esos servicios, no hay beneficio de las posibilidades que brindan las telecomunicaciones como un motor para el desarrollo”, comentó Palermo.
Para Telefónica, empresa que desplegó las redes en Siquirres, el plan en la primera etapa era crear los enlaces mediante infraestructura y este objetivo se logró.
“Lo importante, en una primera etapa, es proveer de conectividad a estas áreas que antes carecían de ella”, explicó Karla Espinoza, gerente de Comunicación.
“Alrededor de 4.000 habitantes del área ahora tienen la opción de contratar estos servicios”, dijo.
Es decir, Fonatel cumple con llevar la conexión a los pueblos en condiciones de pobreza. Pero ¿quien vela porque verdaderamente se utilicen esas redes?
Sin ruta
Esta es una pregunta que, para el actual viceministro de Telecomunicaciones, Emilio Arias, no es nueva. “El Fondo tiene más de tres años de estar sin ruta”, dijo.
Es lo que Oviedo señala como una descoordinación entre sectores. “Hay una evidente falta de diálogo entre la Sutel y el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (Micitt) para temas relacionados con Fonatel. La coordinación fue prácticamente nula”, dijo.
El principal problema es que no se había llevado a cabo un programa interinstitucional que articule a todos los actores involucrados en el tema. En la lista de instituciones están el Micitt, la Sutel, el Ministerio de Educación Pública, el Instituto Mixto de Ayuda Social y el Ministerio de Salud.
A estos actores los subieron al mismo escenario hace ocho meses por primera vez, en una comisión presidencial que pretende articular todos los esfuerzos alrededor de Fonatel.
Arias contó que el desarrollo de los proyectos de Fonatel responderá, en adelante, a tres programas: hogares conectados, servicios públicos e Internet comunitario. Los tres se incorporarán en el próximo PNDT, que debió entrar en vigencia desde diciembre del año pasado pero que continúa en revisión.
“El programa de subsidios se está trabajando directamente con el IMAS para proveer equipo a los grupos vulnerables”, contó Arias.
El reto ahora es que los próximos proyectos adjudicados en la zona norte, y los que se acaban de licitar para la zona sur del Pacífico, tengan mayor impacto.