Cuando Lorena Delgado y su familia montaron el sitio de Costa Rica Flores para vender por Internet, en el 2006, el comercio electrónico local todavía era una idea lejana.
Nueve años más tarde compite hasta con empresas internacionales de venta de flores que tienen alianzas con sus similares en Costa Rica, pero el comercio electrónico en el país... todavía es una idea lejana.
No es por falta de demanda de los consumidores ni por falta de interés de los comercios: los empresarios siguen avanzando pero la regulación del país y la adaptación de los bancos a las nuevas formas de vender y comprar parece escribirse a mano.
La ley de comercio electrónico que planteó la presidenta Laura Chinchilla en el 2005 sucumbió cinco años después en el archivo parlamentario y hasta ahí llegó el intento por bridar una mayor seguridad jurídica a bancos y comercios para transar en el ciberespacio.
¿Qué ofrece la banca?
Los bancos, por su parte, están sometidos a fuertes regulaciones que deberán relajarse en el corto plazo, según los especialistas, para entrar en el juego del comercio electrónico, que en el 2014 creció a un ritmo del 20% en el mundo, indican datos de eMarketer.
El Banco de Costa Rica, el Banco Nacional y el BAC San José tienen carteras de productos para estos fines.
La plataforma del Banco Nacional cuesta $225 anuales y, por cada transacción realizada mediante la página web, le cobran un 4,5% al comercio.
Para suscribirse, los clientes deben descargar los requisitos en la página web y presentarlos en una sucursal del banco.
El banco decidirá si la empresa cumple con sus políticas internas y después coordinará con el desarrollador del sitio para realizar las pruebas de la integración a la plataforma. Entre otras cosas, los comercios deben adquirir un certificado de seguridad SSL para evitar los ciberataques.
Unos 400 comercios se han afiliado al programa del BN y otros 136 empresarios están suscritos a la plataforma de pagos con PayPal del mismo banco.
PayPal y el Nacional crearon una alianza el año pasado para fortalecer la compra en línea y facilitar los pagos y retiros por medio de esta herramienta mundial. Por cada $2.200 de retiro, cobran $11 de recargo. Después de ese monto, se cobra un 0,5%.
El BAC San José también ofrece una cartera de productos para vender online a las que están suscritos, de acuerdo con los datos enviados por su vocero, unos 400 clientes.
Los costos en que deberá incurrir la empresa dependerán del tipo de servicio al que se afilien, se limitó a comentar el gerente de Afiliación y Procesamiento del BAC, Omar Rodríguez.
Entre algunas otras, estas son las herramientas que los negocios incipientes en línea están adoptando para cobrar en línea.
Para la gerenta de la nueva tienda digital de diseño El Cajoncito, Fiorella Miranda, PayPal es una opción segura y la trayectoria del Banco Nacional le da confianza a la gente para comprar. Sin embargo, también utilizan el sistema de depósito bancario para hacer sus ventas.
“La gente se tiene que familiarizar con los nuevos sistemas. Hay que fomentar esa confianza”, dijo la emprendedora.
¿Un asunto cultural?
El 85% de las ventas de Costa Rica Flores se genera en su sitio en Internet, pero no porque los clientes compren directamente allí, sino porque ven la información y llaman por teléfono.
El sitio está habilitado para completar todo el proceso, pero los clientes prefieren el contacto humano. “La gente todavía le tiene desconfianza a comprar en Internet, qué raro, ¿verdad?”, se pregunta Delgado.
Quizá no es tan raro. En Costa Rica, solo un 15% de los habitantes de la GAM compran en línea, a pesar de la alta penetración de Internet y el uso creciente de celulares inteligentes.
La confianza en los pagos en línea también deben fomentarla los bancos, opinó el presidente para Costa Rica de la desarrolladora de software financiero Fiserv, Francisco Alba.
“Nuestros bancos no están agresivos, les falta proactividad”, dijo el especialista.
Para los empresarios, es indispensable que el sector financiero se una a la tendencia mundial, pues la mayoría de sistemas de pago en este momento necesitan pasar por una cuenta bancaria.
“Necesitamos que la banca avance, pero para ello también necesitamos que el marco jurídico se defina”, explicó Gilles Maury, gerente de Tecnologías de la consultora Deloitte.
El desarrollo continúa
Los problemas, sin embargo, no detienen el desarrollo de las plataformas tecnológicas en el país.
La más reciente de ellas, Nidux, aprovechó todas las ventajas y desventajas del mercado para crear un negocio disruptivo: ofrecer plantillas de sitios de comercio electrónico que funcionan en la nube y que traen resuelta una buena parte del problema.
Jeffrey Chaves, el presidente de la empresa, explicó que el sitio ya se alió con el Banco Nacional y con correos de Costa Rica para facilitar la logística y las transacciones de sus clientes.
“Normalmente estos desarrollos cuestan hasta $8.000. Nosotros cobramos $79 por mes”.
Empezaron hace nueve meses y Chaves asegura que ya suman los 350 suscriptores.
Desarrollaron también una aplicación en la que se puede comprar desde el fanpage de Facebook, sin tener que pasar por su sitio en Internet.
Otras plataformas mundiales y en línea, como Magento, de eBay, ofrecen asistencia para que las empresas puedan desarrollar sus sitios sin tener que contar con experiencia en programación.
Un negocio que hasta hace poco era redondo (PayPal pertenecía a eBay) y del que ya están comenzando a aprender las empresas en el país.