En una mañana cálida a principios del año pasado, Matt Burton, fundador de una empresa emergente se dirigió a un grupo de 175 inversionistas y ejecutivos en el edificio de cristal IAC en Nueva York.
Allí describió cómo su compañía, Orchard Platform, ya proveedora de datos de crédito a instituciones financieras, pronto daría a conocer su propia plataforma de operaciones para préstamos.
Tenía todos los elementos de un plan exitoso. Él y los otros fundadores de Orchard habían trabajado en un mercado de anuncios en Internet llamado Admeld, vendido a Google por $400 millones.
Las firmas de capital aventurero y pesos pesados de Wall Street, como John Mack y Vikram Pandit, habían invertido en Orchard. Y Lending Club, la importante empresa emergente que ofrece préstamos en Internet, no se había visto envuelta en el escándalo todavía.
“Estamos lanzando un mercado completo desde cero”, dijo Burton unos meses después, en la oficina de Orchard en el distrito Flatiron, “y esperamos que todos participen”.
Pero no lo hicieron.

Más de un año después de que Burton reveló sus grandes planes, Orchard ha completado solo unas cuantas transacciones aquí y allá. En ese tiempo, se gastó más de $5 millones en honorarios legales y otros gastos. Un enredo regulatorio en torno a si los préstamos serían tratados como valores causó retrasos. Importantes plataformas de crédito se mostraron renuentes a participar.
Y el mercado para los préstamos cayó en una turbulencia por una ola de incumplimientos de pago y un escándalo que estalló en mayo del año pasado en Lending Club.
Con la esperanza de cobrar impulso, Orchard planea dar a conocer una versión reducida de la plataforma, ocho meses después de lo planeado en principio.
Pero sin importar el destino de la compañía, sus apuros hasta ahora revelan cuando difícil puede ser para un nuevo participante —?incluso uno con fundadores exitosos, un servicio prometedor e inversionistas importantes— entrar en una industria altamente regulada.
En una serie de entrevistas a lo largo de los últimos 15 meses, Burton y otro empleados de Orchard ofrecieron una inusual mirada al interior en un proyecto que no ha ido como se imaginaban, pero que creen aún es prometedor; especialmente en una era de Donald Trump de regulación financiera potencialmente más ligera.
“En general, ha sido un proceso aleccionador pasar por esto”, reconoció recientemente Burton, de 32 años. “Definitivamente hemos aprendido mucho. Cuando se está operando en un nuevo espacio en la tecnología financiera es difícil”.
Crédito apenas despegaba
Cuando Orchard fue fundada en el 2013, el crédito de mercado apenas despegaba.
A diferencia de los bancos ? que reciben depósitos, hacen préstamos y retienen capital para absorber las pérdidas de los créditos ? los prestamistas de mercado enlazan a los inversionistas y solicitantes de créditos directamente, y los primeros asumen el riesgo de las pérdidas a cambio de tasas de interés más altas.
Orchard empezó ofreciendo a inversionistas institucionales un servicio automatizado para analizar los préstamos y comprarlos a diferentes prestamistas en Internet. Pero su plan a largo plazo siempre incluyó la creación de lo que Burton llama una plataforma de operaciones de “muchos a muchos”.
“Lo que nos entusiasmó fue ver lo que sucedió con la publicidad en Internet”, dijo Dan Ciporin, cuya firma Canaan Partners invirtió en Lending Club y Orchard.
En ese terreno, dijo, el acceso a los datos impulsó un alejamiento de los anuncios que se vendían vía “relaciones en el campo de golf”. El discurso de presentación de Burton: “¿Por qué no podemos hacer lo mismo en los servicios financieros?”
Pero crear un mercado estilo subasta para los préstamos resultó ser significativamente más complejo que crear un mercado para los anuncios en Internet.
Como lo expresó Matt Harris, un inversionista en empresas emergentes en Bain Capital Ventures: “Crear un mercado de operaciones y atraer liquidez está en algún lugar entre lo difícil y lo imposible”. Él sigue creyendo que Orchard puede llegar ahí eventualmente.
En busca de experiencia financiera, Orchard reclutó a unos cuantos veteranos de Wall Street de Merrill Lynch y Bear Stearns. A fines de la primavera del año pasado, Burton tuvo más de una docena de reuniones itinerantes con ejecutivos de las plataformas de préstamos más grandes, incluidas Lending Club, Prosper Marketplace y Social Finance.
Esperaba cobrarles comisiones mensuales de entre $2.500 y $5.000 por participar. Orchard también les ofreció la oportunidad de ser sus “socios de datos”, para que Orchard pudiera estandarizar sus datos para propósitos de operaciones; lo cual Burton llamó “el gran elevador de carga pesada”.
Estandarizar los datos era una tarea intimidante porque cada plataforma de préstamos tenía sus propios formatos legales y de datos, así como definiciones diferentes de deuda en relación con ingresos, dijo Ram Ahluwalia, director ejecutivo de PeerIQ, que da seguimiento a los créditos alternativos.
Orchard también reclutó la ayuda de Meredith Cross, una abogada de WilmerHale y exdirectora de finanzas corporativas en la Comisión de Valores y Cambios (SEC, por su sigla en inglés), mientras se reunía con reguladores de Wall Street.
Pero, en julio, funcionarios de la SEC dijeron a Orchard que considerarían los préstamos que se negociaran como valores, imponiendo potencialmente un nivel de supervisión más estricto.
Eso hizo que algunos prestamistas se sintieran nerviosos sobre participar. A algunos prestamistas también les preocupaba exponer a inversionistas a los que habían cultivado a préstamos de los competidores.
“Actualmente, no tenemos necesidad de una plataforma de operaciones”, dijo Ryan Rosett, director ejecutivo de Credibly, que ofrece créditos a pequeñas empresas.
“Nuestro equipo de mercados de capital tiene la capacidad de vender nuestros préstamos directamente a un grupo de inversionistas institucionales”, agregó.
Para fines de julio, 10 de los 30 principales prestamistas indicaron que no podían participar con la suficiente rapidez para cumplir con un planeado debut de la plataforma el 15 de octubre. Entre ellos estaba Lending Club, aun cuando su consejo incluía a tres inversionistas de Orchard, entre ellos a Mack y Ciporin.
Contra viento
Orchard también estaba combatiendo a un viento en contra separado. El mercado más amplio para los préstamos en Internet estaba siendo golpeado por más altos incumplimientos de pago de préstamos al consumo y los temores de los inversionistas. Algunos prestamistas en Internet recortaron personal, y otros cerraron conforme se agotaba el crecimiento de los préstamos.
$30 millones en préstamos
En enero, Orchard X organizó su primera venta de unos $30 millones en préstamos de una plataforma enferma, un prestamista a pequeñas empresas llamado CAN Capital. La subasta tomó cuatro semanas en completarse. Pero Orchard X recibió una comisión de 0,5 % del precio de la venta. Aunque Orchard X recibiría comisiones por todas esas ventas, no compensaría ni liquidaría las subastas como un mercado.