Muchos confunden la usabilidad del software con el hacer “pantallas bonitas”. Los aspectos concernientes a la usabilidad tradicionalmente han sido ignorados por los informáticos. En la década de 1980 Moggridge y Verplank acuñaron el término “diseño de interacción” para resaltar que el software , cada vez más ubicuo, se presentaba como algo ingenieril mas no centrado en los seres humanos.
Las tecnologías digitales han permeado nuestras vidas y alterado nuestra cotidianeidad: las interacciones entre los usuarios y las organizaciones frecuentemente se dan mediadas por tecnologías digitales.
No basta con que la experiencia de uso del dispositivo aislado o la interfaz de usuario sean claras, atractivas, placenteras y conduzcan a una interacción eficiente, sino que debe diseñarse para que la experiencia completa sea buena en todos sus puntos de contacto, permita a los usuarios lograr sus objetivos y a la organización generar satisfacción en ese usuario y brindar mejor servicio.
Deseamos que los mundos físico, organizacional y digital dialoguen de manera armoniosa: desde la sucursal de un banco a su sitio web, desde la compra en línea a la recepción del producto físico; buscamos eliminar la incertidumbre de los procesos complejos, anhelamos relevancia y facilidad.
Las sociedades están mutando hacia economías de experiencias, donde la diferenciación recae sobre la experiencia vinculada al uso de los productos o los servicios.
En Costa Rica nos toca simultáneamente interactuar con vanguardistas como Amazon y con el laberinto burocrático de nuestras instituciones. Podemos construir ventajas competitivas desde las experiencias y varias empresas en el país están haciendo diseño centrado en los usuarios para desarrollar productos y servicios innovadores y diferenciados.
El diseño de experiencias de usuario y la usabilidad deben ser considerados desde que inician los proyectos.