Los primeros lanzamientos de las redes de telefonía y datos móviles de quinta generación (5G) se empezarían a ver en modo de prueba en Estados Unidos y Asia, principalmente, este año 2016 y en especial a partir de 2018.
El lanzamiento comercial de los nuevos servicios se vería en los países desarrollados dos años más tarde y los primeros despliegues en América Latina podrían quedar hasta para después 2022.
En la actualidad los fabricantes de redes móviles, así como otras firmas de la industria tecnológica, se encuentran en la fase de pruebas y concretando avances para definir el estándar, para lo cual se basan en la tecnología actual para las redes 4G: Long Term Evolution (LTE).
"Hay un 40% de avance en la estandarización", afirmó Mauricio Desdier, director de mercadeo estratégico de Nokia.
En el Mobile World Congress, que se realizó esta semana en Barcelona, España, las firmas mostraron los avances tecnológicos para 5G e incluso prototipos de terminales móviles que funcionarían con esa tecnología.
"Se está pasando de pruebas de laboratorio a pruebas de campo", explicó Daniel Martello, gerente de desarrollo de soluciones de banda ancha móvil de Ericsson Latinoaméria.
Además, se anunciaron acuerdos de la Unión Europea con Brasil, China, Japón y Corea del Sur para el desarrollo del estándar de 5G.
De esta forma, se espera que las normas técnicas unifiquen el desarrollo de redes, sistemas y dispositivos para garantizar la interoperabilidad y generar ahorros de escala para disminuir costos de la tecnología y de los dispositivos.
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La presión para avanzar a 5G no solo viene de los fabricantes, interesados en la venta de las redes telefónicas. También proviene de la Unión Europea, que espera que no se presenten atrasos como con 4G.
De hecho los gobiernos europeos diseñaron un programa, conocido como METIS 2020, donde participan una treintena de grupos europeos y mundiales.
Actualmente opera un consorcio público-privado denominado Partenariat 5G (5G-PPP), también de la Comisión Europea, que tiene la misión de desarrollar antes de 2018 las soluciones y los estándares técnicos.
Para acelerar el estándar de 5G, la Unión Europea anunció que podría inyectar hasta 700 millones de euros y el sector privado otros 3.000 millones al 5G-PPP.
Alta velocidad para usuarios
Las redes de 5G tendrían el propósito de responder a la demanda de tráfico de los consumidores, por un lado, así como la que se generaría con los equipos y máquinas conectadas en hogares, empresas, vehículos, transporte público y ciudades inteligentes.
Para este segundo tipo de tráfico la industria deberá atender requerimientos de menor latencia (retraso en la señal) y mayor confiabilidad de las señales, además de la seguridad. Acá la exigencia de velocidad no será tan determinante.
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Donde sí será determinante la velocidad es en el servicio de datos a los usuarios. En la demostración que realizó Ericsson en Barcelona se alcanzaron velocidades de hasta 25 Gbps.
Para que los usuarios puedan aprovechar las aplicaciones de hologramas –se proyecta una imagen suspendida en el espacio y que reproduce los objetos en relieve– se necesita un ancho de banda superior a los 10 Gbps, por ejemplo.
Según el fabricante chino Huawei, con 4G un vehículo autónomo a 100 kilómetros por hora necesitará tres metros para accionar el freno, mientras que con 5G solo serán unos centímetros. Claro está, con una cobertura del 99,99%.
Se espera que al inicio de la próxima década existan más de 20.000 millones de dispositivos conectados, incluyendo ambas equipos de usuarios y de máquinas a máquinas (M2M) o Internet de las cosas (IoT).
Algunos operadores –como los estadounidenses AT&T y Verizon y la japonesa NTT Docomo– adelantaron que empezarán a realizar pruebas con tecnología 5G.
En 2018 el primer ensayo a gran escala sería en Corea del Sur, con los Juegos Olímpicos de Invierno, y en 2020 lo repetirían en Japón durante los Juegos Olímpicos en Tokio.
Los fabricantes de redes móviles –como Ericsson y Nokia– estiman que este año 2016 habrán más operadores de telefonía móvil instalando equipos demostrativos en EE. UU., China, Japón y Corea del Sur.
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En América Latina se espera que el despliegue de las redes 5G se produzca tardíamente, probablemente en 2022 en adelante, aunque los fabricantes indican que la brecha entre los países pioneros, los desarrollados y la región se va acortando cada vez más.
México, Brasil y Chile podrían ser mercados donde se empiece a ver las primeras redes comerciales. En Costa Rica la competencia entre los operadores podría acelerar el paso.
De hecho, el gerente de telecomunicaciones del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), Jaime Palermo, anticipó recientemente que están estudiando la nueva tecnología pues la idea es convertirse en el primer operador de 5G en el país y en el istmo.
Para facilitar la transición a la nueva tecnología móvil, los fabricantes están partiendo de LTE y es muy posible que para 5G se utilice el nombre comercial de LTE Advanced.
Tanto Martello como Desdier, por aparte, coincidieron que es el primer cambio tecnológico que partiría del estándar existente.
La industria pasó a GSM luego de usar CDMA y TDMA; luego a la tecnología GSM (que era 2G) se le integró GPRS (para la 2.5G) y Edge (2.75G), pero el siguiente paso fue a HSPA (que se mejoró con HSPA+ y HSDPA de 3.5G). Para 4G se usó LTE.
El paso a 5G se daría con la introducción de mejoras y funcionalidades en LTE, que incluso permitirían la implantación de las nuevas redes con mayor facilidad.
Espectro
Responder a esos tipos de demandas de tráfico implicará la disponibilidad de más frecuencias y en diferentes bandas del espectro, algo que los fabricantes y operadores tienen claro, los reguladores están empezando a entender y los gobiernos deberán aprender.
El primer problema es que mientras en algunas regiones, como América Latina, el espectro que se utiliza para servicios avanzados de telecomunicaciones móviles es reducido, 25% menos que en Europa por ejemplo. Para el 2020 se espera que se requiera tres veces más espectro que en la actualidad.
Para 5G se utilizarían bandas altas que requieren mayor cantidad de radiobases y nodos, lo que cambia la construcción de las redes móviles. También se podrían aprovechar frecuencias no licenciadas (como las que se tienen para WiFi, que no requieren concesión o licencia) para conexiones M2M y IoT.
Como las frecuencias están ocupadas habría que "limpiar" las bandas. Lo que preocupa es la velocidad de los gobiernos para realizar esta tarea.
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Tanto la definición del estándar como de las frecuencias a utilizar son indispensables para que los fabricantes de teléfonos móviles puedan diseñar, fabricar y comercializar los modelos que se utilizarán.
Las marcas de smartphone también deberán hacer frente al reto de la duración de la batería, pues a velocidades de 10 Mbps el móvil se queda si carga muy rápidamente, como se ha visto en algunos países con las redes 4G.
Los videos de ultra-alta definición con 8K –cada vez de mayor difusión– y de la realidad virtual también tienen el mismo efecto.