Los diseñadores gráficos Daniel Montiel y Cindy Montero se conocieron en el 2009 cuando trabajaban en una agencia de publicidad. De inmediato ‘hicieron clic’ y a los once meses se casaron.
Tres años después se convirtieron en socios y encabezan una firma de consultoría en diseño denominada Gitanos Consulting.
La empresa tiene una visión de trabajar de forma libre, dándole paso a la creatividad (de ahí su nombre) e incluso los emprendedores laboran en diferentes sitios: a veces en su vivienda, en cafés, hasta en la playa y en otros ambientes más acogedores que los que pueden ofrecer cuatro frías paredes.
La pyme realiza proyectos para agencias de publicidad y tiene clientes directos a los que les ofrece servicios de branding estratégico, fotomontaje digital e ilustración.
Gitanos ha efectuado trabajos para la Promotora del Comercio Exterior (Procomer), para la firma de vehículos AutoStar, para la empresa de agua Rainforest, así como para centros comerciales y desarrolladores residenciales.
Una de sus metas es que los negocios vean el diseño no solo como algo estético, sino que entiendan que es vital para su marca, ya que les ayuda a generar rentabilidad.
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Su decisión de emprender
Tanto Daniel como Cindy recuerdan que estuvieron alrededor de diez años en agencias y se sentían como "atrapados" y cansados de trabajar de 8 a.m. a 5 p.m. en un mismo escritorio, por lo que en sus planes siempre estuvo crear su propio negocio.
Una situación de crisis los hizo adelantar su decisión, cuando Cindy se quedó sin trabajo.
Frente a este escenario, Daniel decidió renunciar a su empleo, pues tenía varias ideas en mente para emprender.
“¿Estás loco? ¡Vamos a estar los dos sin trabajo!”, le dijo Cindy en ese momento.
Daniel insistió, le dijo que estuviera tranquila y que todo saldría bien.
Así ha sido hasta ahora, cuentan ambos.
Junto con otros socios, Daniel fundó la empresa, pero luego quedó solo y Cindy se unió. La empresa empezó a crecer.
Hoy cada uno es propietario de un 50% del emprendimiento.
Sus primeros clientes fueron una farmacéutica, una corporación de productos de belleza y un restaurante.
Asimismo, agencias de publicidad que ya habían trabajado con ellos contrataron sus servicios.
Y así la empresa fue dándose a conocer y comenzó a realizar diferentes diseños, tanto así que actualmente acumula varios premios internacionales.
Trabajar con la pareja
Cindy cuenta que ambos tienen intereses muy parecidos y que se llevan muy bien, pero al principio no siempre fue fácil trabajar juntos y había “roces”.
Por ejemplo, los tiempos de trabajo eran diferentes para ambos: Daniel es más nocturno y ella más diurna.
Otro asunto es que Daniel solía revisar el trabajo que Cindy hacía y, al principio, a ella eso le incomodaba mucho. Hoy ya se acostumbró.
También registran anécdotas divertidas con clientes, cuando se presentan ante ellos como socios y luego se les sale un “mi amor” en la conversación y los clientes se asustan pues no sabían que eran esposos.
“Hay unas confianzas que a uno se le escapan en reuniones formales”, comentó Daniel.
Igualmente, tienen la libertad de irse a trabajar a cualquier lugar y de hacerlo juntos, sin que eso sea un impedimento, o de interrumpir un momento sus quehaceres para ir a jugar con sus dos hijos y luego continuar con sus tareas.
La empresa cuenta con cinco empleados, incluidos ellos dos, y subcontrata los servicios de cinco profesionales adicionales, según la necesidad.
Su propósito es seguir escalando y los ingredientes a los que recurren incluyen la pasión por su trabajo y el no tener miedo a arriesgarse, por lo que aconsejan a otros emprendedores incorporar estos elementos dentro de sus empresas.