Para nadie es un secreto que el ambiente laboral determina la comodidad de los colaboradores. Esta sensación, sin duda, está directamente relacionada con el jefe. Las historias de los malos jefes son legendarias: "es un vago, no hace lo que le corresponde", "me da todo el trabajo y se lleva el crédito", "no le importa si me quedo tarde con tal de que dar bien él", y así, por páginas, podriamos recabar cientos de errores que cometen los líderes de un equipo.
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Lo que sucede con muchos jefes y coordinadores de grupos es que no tienen claro cómo identificar las habilidades que se requieren para llevar a buen puerto a sus colaboradores. El experto Sydney Finkelstein detalló reciente en Harvard Business Review las cosas que los buenos jefes hacen para que sus trabajadores se sientan felices y motivados.
Los invitamos a conocerlas y a ponerlas en práctica.
1. Administran personas, no grupos
Un líder que se encuentra bajo presión puede olvidar que sus colaboradores son individuos únicos, con habilidades diversas, metas, intereses propios y estilos de aprendizaje distintos. Para cada líder debe ser importante saber qué motiva a cada uno de sus colaboradores y personalizar cada interacción. De igual forma, las oportunidades de ascenso no deberían darse a través de modelos rígidos, sino creando oportunidades diseñadas para las ambiciones, talentos y capacidades de cada persona.
2. Enfatizan el objetivo
La mayoría de los empleados quiere un trabajo que les permita contribuir y marcar la diferencia, por lo que muchas organizaciones enfatizan el propósito de su marca y el significado detrás de sus acciones. Esto también es tarea de cada gerente, quienes deben inspirar a su equipo con una visión, crear metas desafiantes y construir la confianza personal de todos los individuos, comunicando que son capaces de lograr cualquier cosa.
3. Ofrecen retroalimentación
Un estudio de 2013 descubrió que tan solo 2% de los gerentes proveen de retroalimentación continua a sus colaboradores. La mayoría de los jefes se limitan a dar una evaluación de desempeño al año y con frecuencia unen la retroalimentación sobre el desarrollo laboral a discusiones sobre aumentos y ascensos, lo cual es un error. Los mejores jefes, en cambio, proveen retroalimentación continua y personalizada. Esto significa tener conversaciones uno a uno al menos una vez a la semana y ofrecer consejos claros, honestos y constructivos que promuevan la iniciativa y la independencia.
4. Saben escuchar
Los colaboradores tienden a ser más felices cuando se sienten libres de contribuir con sus ideas y tomar iniciativa, y la mayoría de los gerentes dicen querer lo mismo. Pero sucede que los jefes promueven su visión de forma demasiado intensa, lo que hace que su equipo crea que no vale la pena proponer cosas nuevas. Los mejores líderes se toman el tiempo de escuchar: proponen problemas y retos, hacen preguntas para involucrar a todos en la solución y recompensan la iniciativa.
5. Son consistentes
Nadie es feliz con un jefe que dice una cosa un día y otra al siguiente. Es difícil mantenerse motivado si el estándar cambia constantemente y de forma impredecible, porque los colaboradores no saben qué esperar ni cómo avanzar.Un buen jefe es consistente en su estilo de liderazgo , visión, expectativas, retroalimentación y apertura. Cuando el cambio se hace necesario, lo comunica de forma abierta y rápida.