Hace 23 años, la familia Ruiz Rosell, originaria de Barcelona (España), adquirió una imprenta en Costa Rica y recientemente la convirtió en una empresa boutique especializa en el diseño de invitaciones para bodas.
José Ruiz tenía experiencia en artes gráficas, luego de haber trabajado como director técnico en una fábrica de tintas para impresión en México.
Él deseaba tener su propio negocio en esa área, pero en España había mucha competencia.
Decidió venir a Costa Rica, con su esposa Teresa Rosell y sus hijos Pablo y Dámaris.
Aunque la idea inicial era empezar desde cero, surgió la oportunidad de adquirir una empresa, que ya tenía una cartera de clientes y empleados.
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Aprendizaje y especialización
Pablo Ruiz, quien asumió en este año 2017 el puesto de gerente general tras el retiro de su padre, recuerda que su familia debió aprender cómo funcionaba una imprenta, pues los conocimientos de su papá estaban más ligados a la venta de materia prima como la tinta.
Se empaparon de la operación de las máquinas y de cómo diseñar los diversos documentos requeridos por los clientes.
En ese entonces, Pablo tenía 19 años y en 1994 empezó a trabajar en el que sería su primer y único trabajo, hasta la fecha.
El negocio, denominado Cora-Rosell, también decidió explotar otros nichos de mercado, específicamente el diseño de invitaciones para matrimonios.
La labor la encabezó inicialmente Teresa Rosell y, luego de retirarse de la empresa, su hija Dámaris.
Anteriormente, las invitaciones se manejaban por catálogos y se importaban de lugares como Miami, México y Venezuela.
Ellos tomaron la decisión de personalizarlas según los gustos y deseos del cliente.
Así se especializaron en ese campo.
Pablo asegura que le dan mucha importancia a su confección, pues la invitación trae consigo un enorme componente emocional e incluso muchas personas la guardan de recuerdo, por lo que debe estar bien elaborada.
“Es la primera impresión de lo que será la fiesta de la boda”, recalcó.
Otros trabajos que realiza la empresa consisten en el diseño e impresión de brochures, invitaciones para otros eventos como cumpleaños, inauguraciones y aniversarios.
Igualmente, hacen tarjetas de presentación, formularios, facturas, órdenes de compra, tiquetes, volantes y etiquetas, entre otros productos.
Dentro de sus clientes se encuentran varios hoteles del país como el Marriot, Intercontinental, Four Seasons y Holiday Inn.
Una imprenta boutique
Al convertirse en una imprenta boutique se realizó un remozamiento de su local, logo y enfoque.
Esta es una reestructuración impulsada por la segunda generación familiar, es decir, por Dámaris y Pablo.
Su objetivo es dar un servicio mucho más personalizado, en el que se acompaña aún más al cliente en el diseño de los productos y en asesorarle en torno a las técnicas de impresión que le convienen.
Además, buscan enfocarse en la calidad: brindar acabados mucho más finos, diferentes, estampados, que trasciendan lo usual.
La empresa, que actualmente tiene 11 empleados, planea invertir a futuro en nuevos equipos de impresión digital.
Otro objetivo es ampliar su mercado de diseño de invitaciones e incursionar más fuertemente en la elaboración e impresión de sobres.
Pablo les recomendó a los emprendedores trabajar mucho en su red de contactos para conocer personas de diferentes disciplinas y generar eventuales alianzas que permitan el crecimiento mutuo de las empresas.
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