¿Tuvo alguna vez una muñeca de trapo y le trae gratos recuerdos de su niñez y de su familia?
La emprendedora María de los Ángeles Rojas, conocida como Marielos, busca rescatar con su oficio de confección de estas muñecas esta tradición nacional.
“Buscamos recordarle a los niños que estos eran los regalos que obteníamos. Nuestros abuelos los hacían o nuestras mamás”, expresó Rojas.
Su negocio se llama Muñecas de Trapo Mariel y hoy no solo elabora estas muñecas particulares, sino que utiliza la misma técnica y materiales para crear todo tipo de muñecos.
Por ejemplo, le han encargado fabricar dibujos animados, marineros y hasta darle vida al Principito y a su amigo el zorro, personajes del famoso libro escrito por el autor francés Antoine de Saint-Exupéry .
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Algunas de sus creaciones han sido utilizadas como centros de mesas en diversas celebraciones e incursionó en la reparación de muñecas de trapo antiguas, que le han llevado.
Algunos insumos que emplea para delinear las muñecas son algodón industrial antialérgico, que según ella no retiene ácaros, y la lana que se utiliza para hacer el pelo.
Los vestidos se efectúan a máquina, mientras que las muñecas se cosen a mano. Estas tienen un costo de ¢15.000.
La emprendedora de 42 años tiene muchos planes, dentro de los cuales se encuentran crear lámparas hechas de las muñecas de trapo.
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Superar las adversidades
En el año 2008 fue que Rojas aprendió a elaborar estos juguetes y empezó a venderlos esporádicamente.
A raíz de que hace siete años le detectaron unos tumores en su matriz ─que no ha podido tratar por dificultades económicas y por no contar con seguro social─ se dedicó de lleno a este negocio.
Para ella, idear estas muñecas es un arte que le gusta mucho y en el que contribuyen su esposo José Luis Calvo y sus hijos Luis José y Ángel Isaac.
Se ha vuelto una actividad que disfrutan en familia.
“Yo me siento feliz. El día se me va rápido haciendo las muñequitas”, contó.
Actualmente, ellos viven en La Garita de Alajuela, donde su esposo ocasionalmente realiza trabajos de mantenimiento en una finca.
La emprendedora espera que su negocio crezca para adquirir una mayor estabilidad financiera y poder tratar sus complicaciones de salud.
Su consejo para otros emprendedores es que “ninguna enfermedad ni problema nos puede decir que somos inútiles”.
“Todo se puede, sea en una cama, en una silla de ruedas, sea donde estemos o tengamos los problemas que tengamos. Luchemos por los sueños y por hacer a otras personas felices y a nosotros mismos”, instó.
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