Es enero del año 2008 y el diseñador gráfico José Joaquín Mora Quirós pronto trasladará su oficina de diseño Eme&q de Alajuela a Grecia.
Algunas personas, entre ellas amigos y hasta familiares, tratan de convencerlo de que no lo haga.
“Está loco. Quédese en Alajuela, o váyase a San José, o a Heredia”, le dicen, pues creen que un negocio de este tipo tiene pocas posibilidades en ese cantón.
Sin embargo, José Joaquín no escucha esas voces y decide continuar con su negocio en el lugar en el que ha vivido toda su vida.
Años después, su oficina evolucionó a una agencia de comunicación que ofrece diversos servicios en Centroamérica, Bolivia y Chile.
Hoy, una de sus dichas principales es que, aparte de mantenerse a él y a su familia, le da trabajo a 14 personas.
Muchas de ellas viven cerca de Grecia y no deben viajar hasta la capital u otros sitios a trabajar.
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Sus inicios
Desde que estudiaba arte y comunicación visual con énfasis en diseño gráfico en la Universidad Nacional, José Joaquín realizaba trabajos de diseño para sus amistades y vecinos, como tarjetas de presentación, lonas y panfletos.
Luego, él empezó a efectuar pequeñas labores de diseño para una empresa industrial que vende productos de vidrio y de aluminio.
Como el volumen de trabajo se incrementó, lo contrataron como trabajador y se convirtió en jefe de los otros diseñadores gráficos.
Tiempo después, esa misma empresa decidió invertir en la creación de una agencia de mercadeo en Lindora y le dijeron a José Joaquín que pasara a ser el diseñador.
En este nuevo trabajo, él aprendió cómo manejar un negocio y se empapó sobre temas de precios y de contabilidad, recuerda.
El proyecto de la agencia duró solo un año y decidieron cerrarla, por lo que a José Joaquín le propusieron volver a su puesto anterior.
Sin embargo, él quería explorar otro camino: el fundar su propia empresa de diseño.
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Sin tener aún clientes, les planteó a dos diseñadores que trabajaron en la agencia si querían unirse a su nuevo negocio. Ellos aceptaron el reto.
“No sabía quién estaba más loco: si yo o ellos que se iban a trabajar conmigo”, rememora José Joaquín.
Su emprendimiento Eme&q se estableció inicialmente en el centro de Alajuela y arrancó el 1 de noviembre del 2007.
El emprendedor cuenta que en ese entonces tenían muy pocos recursos: no había Internet y no tenían plata ni para poner el rótulo de su local.
Por esa falta de presupuesto y porque la mayoría de los trabajadores era de Grecia (Alajuela), José Joaquín decidió trasladarse hasta ese cantón.
Al pasarse a Grecia salía un poco más barato el alquiler y se ahorraban gasolina.
“En ese tiempo, cada colón contaba”, afirma el diseñador.
Aunque trataron de persuadirlo de que no se fuera a Grecia por temor a que no hubiese tantos clientes, este no fue un impedimento para empezar a ganarlos y, más bien, se fueron incrementando por recomendación, dice el empresario.
Evolución
Los mismos clientes pedían otros servicios, como organización de eventos, colocación de stands y la ejecución de campañas de publicidad.
Asimismo, con el boom de las redes sociales, aprovecharon ese nicho y uno de sus departamentos se dedica al manejo de redes de distintas empresas nacionales e internacionales.
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Fue así como empezaron a diversificarse y a contratar nuevo personal (publicistas, periodistas, diseñadores, administradores, mercadólogos, una contadora), que hoy llega a 15 personas, incluyendo a su propietario.
Por medio de alianzas con agencias regionales, trabajan para empresas en Centroamérica y brindan servicios digitales en Bolivia y Chile.
José Joaquín espera consolidarse en el campo de mercadeo digital y expandirse a otros países de la región.
El emprendedor, quien vio a su negocio crecer no solo en cuanto personal sino también en infraestructura, aconseja a otros empresarios ser “pacientes en los días malos y humildes en los días buenos” y no perder su esencia para evitar equivocarse.
Por ejemplo, aunque hoy sus oficinas tienen aire acondicionado y salas de reuniones, que podría ser algo muy normal para cualquier empresa, José Joaquín recuerda lo mucho que costó.
Antes no tenían ni una mesa para comer durante el almuerzo y la armaban con el apoyo de una pizarra y unos tarros de basura. Igualmente, a él le tocaba realizar la mayoría de funciones.
Además, él aconseja creer en sí mismo, no serrucharse el piso, aparte de buscar cumplir siempre con los requerimientos legales, aunque no oculta que es bastante difícil.
“Yo puedo ver a la gente de la municipalidad en la puerta de Eme&q y decirles: ‘pasen adelante, ¿que ocupan?’. Igual puedo ver a la gente de Hacienda. Desde que éramos pequeñitos estamos en regla y este país es muy caro para estar uno así, pero yo estoy tranquilo”, manifiesta.