Cuando se atraviesan por momentos difíciles en el negocio, la forma en que se afronte una emergencia, se identifique en qué tipo de situación se encuentra y cómo se afronte es lo que marcará la diferencia.
Para Manuel Montero, director general y facilitador de Propyme, no es lo mismo que el líder se percate de la reducción paulatina en las ventas de su empresa, a que de repente se venga un terremoto y las paredes se comiencen a caer.
"En los casos donde las crisis no nos dan mucho tiempo de respuesta, lo más recomendable es utilizar un estilo de liderazgo directivo, indicándole a los miembros del equipo qué hay que hacer, cómo y para cuándo. Y a cada función asignar responsables y dar seguimiento constante", aseguró Montero.
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Comunicarse es la clave
Lo más importante es que el emprendedor debe estar al tanto de lo que ocurre en su propio negocio para identificar cuando surge una crisis.
Una vez identificada, hay que definir cuáles personas dentro de su equipo serán las llamadas a participar en la solución. Acto seguido, ya sea que utilice un estilo directivo o participativo de liderazgo, se planifica una reunión con agenda, objetivos y rol de participación de los miembros.
La comunicación con el grupo debe ser clara y asertiva, de doble vía (hablar y escuchar), hacer preguntas abiertas para asegurarse que los objetivos y las acciones correctivas han sido comprendidas, y entender que existen puntos de vista contrarios a los suyos que podrían dar mejores resultados.
Las reuniones deben llevarse a cabo tan frecuentemente como sea necesario, dependiendo del nivel de complejidad de la crisis, sin caer en el exceso de duración o frecuencia pues se podría dar el síndrome de "parálisis por análisis".
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En medio del proceso de resolución es importante mantener una buena actitud.
Parte de las competencias básicas de un líder son el carisma y el autocontrol. Debe convencer y encantar a la gente con sus ideales y principios. Además, debe ser un modelo a seguir gracias a la consistencia de sus acciones.
"Evidentemente una persona amargada o alarmista no podría inspirar a los demás tan fácilmente como alguien optimista y accesible", advirtió Montero.
Cuándo mandar
¿Cuándo es necesario imponer la posición? Dependerá de la criticidad de la situación.
Si es necesario ejercer el mando para ordenar qué hacer, se debe explicar lo que se va a implementar y por qué.
"Los adultos trabajamos mejor cuando sabemos a qué se debe lo que hacemos", recalcó Montero.
En los casos donde el líder vaya a ser participativo, y fungir como moderador que conduce al equipo a sus propias acciones y conclusiones, lo recomendable podría ser reservarse su posición para más adelante.
Así, no influye en las propuestas o ideas de los demás y puede propiciar el libre razonamiento y opinión.
La resolución de una crisis será mejor si toma en cuenta estos elementos y si tiente claridad de la importancia de la cohesión grupal.