El relacionista público Randall Alfaro trabajaba como coordinador de formación en una organización que promueve la economía social, pero en julio del 2015 hubo un recorte presupuestario y lo despidieron.
Ninguna mala noticia llega en un momento oportuno, pero en el caso de Alfaro arribó en el tiempo más desacertado, pues su esposa se encontraba en el octavo mes de embarazo.
Con la pronta llegada de su hija Mya, el no contar con empleo no era una opción, por lo que su esposa Cindy Venegas (quien es administradora de negocios) y él reflexionaron qué podían hacer.
Como en la familia de Cindy son cocineros y su papá tiene un restaurante en el que ella era coadministradora, un negocio en el área de alimentos resultaba ideal por la experiencia que ella había acumulado en ese ámbito.
Decidieron imprimirle a su pyme un elemento adicional: una visión social, adquirida por Randall en la fundación.
¿En qué radica lo social?
En quetodos sus proveedores son micro, pequeñas y medianas empresas. Además, se busca promover el desarrollo local y el “comercio justo”.
También están asociados a la organización Slow Food, cuya filosofía es promover la creación de comida más sana y que no genere un impacto ambiental.
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En una casa familiar
Su empresa consiste en una cafetería, panadería y gelatería artesanal ─todo en un mismo sitio─ a la que llamaron La Casa de la Abuela, pues alquilaron la vivienda en la que vivió la bisabuela de Randall.
La estructura es de madera y tiene alrededor de 50 o más años de haberse edificado, por lo que se creó un ambiente más acogedor y que evoca a lo antiguo.
Es un espacio amplio, en el que cada cuarto alberga una sección y la gente puede escoger dónde quiere sentarse, inclusive hay un área con libros para intercambiar con el fin de promover la lectura.
Se ubica en San Rafael de Heredia, 100 metros oeste y 75 metros al sur de la municipalidad.
Al inicio, para atraer clientes, Randall y Cindy salían con una bandeja de pan a la acera y hacían degustaciones de la repostería y los gelatos.
De esta forma, establecieron su punto comercial.
Aparte de bebidas hechas de café, ofrecen sándwiches, wraps, repostería y tortillas palmeadas. Estas últimas son bastante apetecidas por sus consumidores.
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En el área de panadería, se venden panes hechos con masa madre, sin levadura, que en su mayoría son veganos y más saludables, pues no se usan preservantes.
Los gelatos son elaborados por emprendedoras italianas adultas mayores.
Aunque al emprendimiento le ha ido bien, el viaje no siempre ha sido fácil y Randall decidió buscar un empleo.
De lunes a viernes él trabaja en una universidad privada y los fines de semana y en los ratos libres se dedica al área de comunicación de la empresa.
Entre tanto, Cindy es quien está de lleno en el negocio.
A futuro, estos emprendedores anhelan abrir al menos dos nuevos locales y les gustaría convertir a La Casa de la Abuela en una microfranquicia.
Lo harán con el apoyo del Centro Nacional de Franquicias, que primero hará el diagnóstico respectivo para ver si es factible.
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