En Costa Rica el desempleo es alto y afecta más mujeres y jóvenes de los estratos de menores ingresos. Políticas para promover más empleos van desde la simplificación de trámites para nuevos proyectos productivos, hasta la creación de zonas económicas especiales, pasando por una necesaria reorientación y promoción de la oferta educativa.
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Es necesario comprender que el problema no se soluciona generando puestos de trabajo, porque surge el incoveniente de la falta de capacitación y calificación de los aspirantes.
Una respuesta efectiva para afrontar el problema es la formación dual que ya existe en otros países, como Alemania y Austria. En Costa Rica se brinda de manera efectiva, pero sin el marco legal necesario para dar seguridad jurídica a los formadores y los estudiantes. Por eso, la Asamblea Legislativa está discutiendo un proyecto de ley aún en proceso de construcción.
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El modelo se puede describir de manera sencilla: el estudiante recibe una formación teórica por parte de un centro educativo autorizado y una formación práctica (real y efectiva) que realizará en alguna empresa formadora. Además, el alumno tendrá como beneficio una beca para contribuir con su formación.
Aquí es preciso indicar que se ha interpretado erróneamente que la persona en formación es un colaborador de la empresa formadora y que recibirá un salario menor al establecido por ley. Esto es absolutamente falso, lo que se otorga al estudiante, es una beca, no un salario.
Estamos claros, por lo tanto, de una relación del ámbito civil y no laboral, en donde no existe menoscabo a derechos laborales.
El estudiante, una vez concluida su formación, tendrá la base teórica de un oficio y la destreza práctica de ese conocimiento, lo que en definitiva le brindará oportunidades en el mercado laboral al superar el obstáculo de la falta de capacitación o experiencia curricular .
El protagonista del sistema dual es el estudiante, quien será guiado por un tutor académico y un instructor, en la empresa, para el desempeño de tareas prácticas en las que aplica sus conocimientos teóricos, siguiendo un “plan de formación en la empresa”.
La OCDE, en el Estudio Económico sobre Costa Rica 2016, indica que la experiencia internacional sugiere que un elemento clave para el desarrollo exitoso de la formación dual es dar a los empleadores un papel central en la formación en el lugar de trabajo y desarrollar los programas de aprendizaje.
La Academia de Centroamérica, en su estudio La formación dual como una opción al desempleo resalta que los estudiantes al final de su aprendizaje, tendrán una alta probabilidad de ser contratados a tiempo completo, ya sea en la empresa formadora o en otra del mismo sector.
Asimismo, dice: “Las empresas entrenan a los empleados según sus requerimientos, tienen acceso a una forma de reclutamiento que les permite escoger entre los mejores candidatos”.
Debido a las imperfecciones del mercado, un empleador puede hallar menos costoso formar individuos en su propia empresa que acudir al mercado para encontrarlos”.
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Agrega que “logra un mejor aprovechamiento del recurso humano gracias a un mejor calce entre la oferta de capacitación académica y la demanda de habilidades en el mercado laboral”.
La educación dual no compite con la educación tradicional brindada por los centros educativos académicos, técnicos y vocacionales, como tendenciosamente lo pretenden mostrar los gremios sindicales docentes que la adversan, sino que constituye una opción más para aquellas personas que, además de realizar un aprendizaje teórico-práctico, reciban una beca que les permita su manutención básica mientras estudian, e ingresar posteriormente al mercado laboral con mayor experiencia y facilidad en su contratación.