Los profundos rezagos, las desigualdades y las asimetrías en el desarrollo de las regiones del país se materializan en seres humanos con bajos niveles de vida.
Principios básicos de humanidad, equidad y justicia social hacen imperativo corregir este gran vacío de nuestro modelo de desarrollo.
Hay una dualidad inaceptable entre zonas urbanas metropolitanas con altos indicadores de desarrollo socioeconómico y los cantones de las regiones periféricas que sufren graves rezagos en todos los campos, lo cual no calza con el modelo de sociedad al que aspiramos los costarricenses.
Así lo indican numerosos estudios, sean del Estado de la Nación, de la Defensoría de los Habitantes o del Banco Mundial, y se constata de primera mano en los diversos cantones, como he hecho al visitar los de mi provincia, Alajuela, en la región Huetar Norte. Asimismo, en Guanacaste, los niveles de desempleo y subempleo son los más altos del país y el porcentaje de hogares pobres en la región Brunca es más del doble que en la región Central.
Faltan acciones
Con tanta evidencia del problema, resulta chocante la absoluta carencia de políticas públicas de desarrollo regional sostenible. Urgen acciones para que las regiones con menor desarrollo relativo se beneficien de programas para disminuir la pobreza asociados a la generación de empleo, atraer inversiones ligadas a la promoción de programas de desarrollo productivo, según las vocaciones y potencialidades de cada región y solventar necesidades acuciantes en infraestructura.
Para llenar este imperativo del desarrollo balanceado y con equidad, conviene examinar las experiencias exitosas en materia de cohesión económica y social, entre las que destaca la Política Regional de la Unión Europea y sus mecanismos para responder a los desafíos en materia de crecimiento económico, empleo y convergencia territorial.
A la vez, es indispensable concertar y definir una ruta para pensar el desarrollo nacional desde lo regional, articulando propuestas e instancias de reflexión para resolver este gran desafío, como se planteó en un foro sobre la materia que organizamos recientemente en la Asamblea Legislativa, junto con el Ministerio de Planificación y el programa EUROsociAL de la Unión Europea.
Así como el país logró alcanzar logros indiscutibles en políticas económicas, sociales, ambientales, institucionales y de diversificación de la base productiva, hoy debemos plantearnos políticas públicas con acciones concretas y medibles para estimular el crecimiento económico, mejorar la productividad y competitividad, crear empleo y apoyar los emprendimientos para reducir la desigualdad en el desarrollo de las diversas regiones.
Para avanzar hacia un desarrollo sostenible, equitativo y equilibrado regionalmente, tenemos el desafío de impulsar políticas que permitan contar con ciudadanos con una alta educación, empresas sólidas y competitivas, un Estado financieramente equilibrado y sostenible, instituciones públicas eficientes y territorios preparados para producir y competir.
Ese es el tipo de desarrollo y de sociedad al que aspiramos los costarricenses.