Pese a que las personas que han tenido la oportunidad de optar por la modalidad del teletrabajo reconocen una mejora en su calidad de vida, este sistema se mantiene poco difundido entre el sector público y privado del país, principalmente por desconocimiento de los empleadores sobre cómo controlar el sistema.
La consultora Ernst & Young (EY) realizó un estudio entre 14 patronos y 70 empleados de Costa Rica sobre la implementación de tal modalidad en sus empresas y reveló que sigue siendo poco aplicado en el país.
Esos 14 empresas e instituciones emplean 91.540 empleados. De ellos, solo el 1,96% realiza teletrabajo, 22,4% podría formar parte por la naturaleza de sus funciones pero aún no lo ha hecho y un 75,6% del todo no podría optar por este sistema.
El estudio se llevó a cabo entre agosto y noviembre del 2013.
Tener días fijos por semana para trabajar desde la casa es la modalidad más difundida, por encima de trabajo remoto permanente o para funciones específicas, comentó Carlos Gallegos, socio gerente de Advisory en Ernst & Young.
Aunque el sector público tiene la obligación de implementar el teletrabajo a raíz de un decreto del 2013, la práctica está más difundida en el sector privado, donde el porcentaje alcanza el 20% de los empleados; mientras que en el sector público no llega al 1%.
“El teletrabajo es una de las maneras que ha encontrado el sector empresarial para hacerle frente a los problemas viales del país, para ahorrar costos, adecuar la mano de obra a los picos de producción, y también para que las personas tengan una mejor relación entre familia y trabajo”, opinó Shirley Saborío, directora ejecutiva de la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones de la Empresa Privada (Uccaep).
El decreto número 37695 entró en vigencia en mayo del 2013 y solicita a todas las instituciones públicas el diseño de sistemas de teletrabajo.
Poco menos de un año después, solo 10 instituciones lograron insertarse en esta modalidad de trabajo, 17 están en proceso y 12 están iniciando los estudios, según datos de la Secretaría de Gobierno Digital.
La mayoría de las entidades se sumaron luego de los problemas viales generados por los arreglos en la Circunvalación en setiembre del 2013.
Mejor calidad de vida
En promedio, a una persona le toma desplazarse 2,5 horas al día (en ida y vuelta) a su lugar de trabajo. Este es uno de los factores por los cuales el 86% de los encuestados perciben que el teletrabajo impacta de manera positiva su calidad de vida.
Otros aspectos por los que la modalidad se vuelve atractiva son una mayor satisfacción laboral, salud ocupacional y mayor productividad.
Paola Gutiérrez, abogada experta en la temática laboral, consideró que las generaciones de profesionales más jóvenes valoran más la flexibilidad laboral y la posibilidad de trabajar desde sus casas, por lo que las empresas posiblemente tendrán que abrirse más a este tema.
“Esto es algo que también ha obligado a las compañías a plantearse el teletrabajo como gancho para atraer la atención de potenciales candidatos”, añadió.
Ligia Olvera, consultora de ejecutivos, coincidió con Gutiérrez y agregó que incluso se ha topado con casos de empleados muy valiosos y difíciles de reemplazar, que renuncian por falta de flexibilidad en temas como este.
Miedo a perder el control
Una de las principales trabas por las cuales los patronos se abstienen de optar por esta práctica es el miedo a perder el control sobre el empleado.
Además, el sector público al menos tiene el decreto que ayuda a las instituciones en cómo implementar el teletrabajo, pero en el ámbito laboral privado hay una ausencia absoluta de normativa, lo cual genera en las empresas una sensación de inseguridad.
Al respecto, Saborío indicó que los empresarios privados han tenido que hacer las modificaciones respectivas a los contratos de trabajo que le permitan a las partes tener certeza jurídica de sus responsabilidades y derechos.
Estas reformas deben especificar temas de horarios máximos y mínimos, jornadas, objetivos, remuneración, protección por riesgos del trabajo, responsabilidades del trabajador y mecanismos de comunicación, entre otros.
Otro factor es que no cualquier puesto puede ejercerse de manera remota.
Gallegos, de EY, manifestó que las empresas que participaron en el estudio procuran que sus políticas de trabajo sean inclusivas y que se convierta en un beneficio para la mayoría.
Sin embargo, hay posiciones en las cuales, por la naturaleza de las funciones del puesto (atención de pacientes, atención de público o clientes), el teletrabajo no es una opción para los empleados.
Olvera recomendó que los programas de teletrabajo no deberían permitirse en un 100% del tiempo, pues es importante la presencia física de las personas en las organizaciones para generar sinergias, creatividad y trabajo en equipo.
Tampoco recomendó la modalidad en empresas que están trabajando en crear una cultura explícita o en cambiar su cultura, pues en estos casos se requiere la presencia de grupo.
Gallegos sugirió a las empresas contar con el diseño, control y monitoreo del teletrabajo en sus organizaciones, porque será la vía con la cual puedan documentar el impacto económico, ambiental y de vida que tiene esta forma de trabajar.