En vez de diseños y texturas, la industria del cuero optó por la sal.
Desde hace unos cinco años, las tenerías cambiaron su proceso de producción de cueros acabados por pieles saladas, una materia prima en bruto que les ha generado mayor rentabilidad.
Sin embargo, esta decisión puso en apuros a quienes dan forma al cuero y lo convierten en productos, pues dejaron de conseguir cueros de buena calidad, así que tuvieron que aumentar sus importaciones.
Solo un 10% del cuero producido en el país queda para el consumo local.
Luis Obando, asesor en comercio internacional de la Cámara de Industrias, comentó que aún hace poco se mantenían los problemas de abastecimiento para las empresas nacionales, pues las tenerías estaban exportando a China casi todo el cuero, pero en la forma más elemental.
“Actualmente, lo único que falta es que lleve la vaca incluida porque el grado de procesamiento del cuero es mínimo”, afirmó.
El valor de las exportaciones de varios tipos de cueros preparados cayeron un 48% del 2006 al 2012, mientras que las pieles en bruto se duplicaron y las pieles curtidas se incrementaron en siete veces en el mismo lapso, de acuerdo con datos de la Promotora de Comercio Exterior (Procomer).
Para las pieles curtidas, los principales mercados son América del Sur y la Unión Europea (principalmente Italia), mientras que para las pieles en bruto la mayor demanda se da en Asia y México.
Giro del negocio
Una baja en la cantidad de ganado y caída en los precios del cuero son parte de las razones por las cuales el sector decidió optar por la sal en vez de los acabados, manifestó Ileana Guillén, encargada de relaciones corporativas de Montecillos.
En el caso de este matadero en particular se sumó, además, que desde el 2006 se giró al producto no terminado con el propósito de contar con un proceso de producción más limpia.
Guillén detalló que antes de esta decisión procesaba el 100% de las pieles generadas en el proceso de sacrificio de las reses, pero hoy solo procesa el 15%, que es básicamente cuero vegetal.
“El cuero salado representa nuestro producto mayoritario, el 85% de nuestra producción”, afirmó.
Roberto Rojas, gerente general de la tenería Primenca, agregó que algunos cueros acabados pasaron de moda, como el caso del charol o gamuza, lo que esto también movió al sector a optar por pieles sin procesamiento.
EF trató de tener la versión de Matadero Del Valle, otro de los más grandes del país, pero dijeron que no se referirían al respecto.
Alianzas importadoras
Actualmente, alrededor del 90% del cuero que se genera en el país se exporta, dejando solo un 10% para venta local.
De acuerdo con los negocios consultados, se trata de material de poca calidad, por lo que tuvieron que optar por importar su materia prima.
Las importaciones de cuero acabado casi se triplicaran del 2007 al 2012.
Tal es el caso de Yenory Cordero, propietaria de la marroquinería que lleva su nombre.
Desde hace unos dos años enfrentó un desabastecimiento de cuero que puso en apuros su negocio.
“Eramos compradores de Montecillos, luego nos pasamos con Primenca y después con Pieles de Costa Rica, pero al final era poco lo que conseguía”, explicó Cordero. Por ser una microempresaria, sus posibilidades de importar por sí sola altos volúmenes son bastante bajas.
Además, trabajar con materiales importados la obligaba a pagar más al tener que conseguirlos a través de un intermediario o a lidiar con la logística importadora.
“Nosotros solo somos cuatro, si yo me dedico a importar pierdo tiempo en trámites”, agregó.
Para solventar la situación, esta microempresaria se alió con otras dos empresas importadoras para enfrentar costos y ahorrarse la logística, pues el trámite no lo realiza ella, sino las empresas socias.
Antes del desabastecimiento, Cordero importaba alrededor del 40% del material que utilizaba, hoy es casi un 90%.
Tras un periodo de ajuste, los últimos meses mostraron que el cambio fue positivo, pues las empresas que le importan el cuero le dan exclusividad en el cuero que le consiguen.
Además, al tratarse de material de mejor calidad, puede ofrecer productos mejores.
Similar situación externó Carlos Vega, vocero de Calzado Torvic, donde duplicaron sus importaciones directas en los últimos tres años a raíz del cambio en la industria.
“Le comprábamos a Primenca, pero luego solo nos ofrecían cuero de segunda o nos decían que ya lo habían vendido a peleterías, donde es más caro para nosotros”, declaró Vega.
Actualmente, el 80% de la materia prima que utilizan la compran aquí, pero a intermediarios que lo importan de afuera.
Ana Isabel Fonseca, gerenta de producto de Del Río, coincidió en que la oferta nacional no cumple con los requerimientos necesarios. Esta empresa importa hoy 100% de su material, cuando hace unos tres años era un 40%.
Pese al desabastecimiento que enfrentan las talabarterías, marroquinerías y similares, las tenerías no vislumbran regresar al esquema anterior, pues la apuesta actual les ha dado resultado.