Por fin los productores de queso de Santa Cruz de Turrialba pueden saborear su esfuerzo por lograr la Denominación de Origen (DO): luego de seis años de lucha el Registro de la Propiedad Industrial (RPI) confirmó esta certificación que le permite a los productos que comparten ciertas características, zona geográfica y una manera de producción proteger el origen y echar mano de las ventajas comerciales, turísticas y de producción.
Con la DO, los queseros de esta zona de Turrialba, convirtieron su queso en el primer producto lácteo en obtener tal concesión en la región centroamericana. La entrega oficial de esta credencial a los productores de la zona será el próximo 2 de diciembre.
El agrónomo y especialista en esta materia, Leonardo Granados, explicó que la DO se otorga a aquellos productos que son originarios de un territorio delimitado, cuyos factores naturales, como clima, suelo, altitud y sus factores humanos, como historia y utilización de técnicas tradicionales de producción y fabricación, le confieren una calidad y características específicas que lo diferencian de otros productos de su tipo. Así consta en legislación nacional e internacional sobre propiedad intelectual y por medio de la cual se han beneficiado productos de fama internacional como la Champgne, el queso Roquefort, el tequila mexicano y el pisco peruano. Por su origen, se le concede un uso exlusivo del nombre geográfico a los productores que producen en el territorio previamente delimitado en los estudios que dan justificación a la concesión.
De esta manera, a partir de ahora, el queso Turrialba solo podría llamarse así si viene de Santa Cruz de Turrialba y parte de Santa Teresita. Se protege con ella a unos 250 productores cuyas formas de elaboración del queso y el manejo de los sistemas agroproductivos son comunes. Entre las características que se le otorgaron a este queso aparte del aroma y el sabor están la influencia de una producción ubicada en las faldas del Volcán Turrialba y una fabricación realizada con métodos de fabricación y originada a mediados del Siglo XIX.
"La protección representa, el resguardo de una valiosa herencia cultural y de un patrimonio gastronómico nacional, que se ha logrado configurar a lo largo de la historia, reflejando en un fuerte factor de identidad territorial, no solo para los habitantes locales, sino para la población nacional en general", comentó Granados.
Como se recordará, antes del caso del queso, solo el banano costarricense había logrado el reconocimiento de indicación geográfica en enero del 2011. El café también recibió denominación en setiembre del año pasado.
Aún restan procesos similares para otros tipos de café y las artesanías de Nicoya y Santa Cruz de Guanacaste, mencionó Daniel Rueda, coordinador del Centro de Apoyo para el Desarrollo de Denominaciones de Origen y Sellos de Calidad de Productos Agroalimentarios (CadenAgro).
Parte de los problemas que tuvo que superar la zona de Santa Cruz de Turrialba fue la apelación por parte de Dos Pinos. Ya el tribunal Registral Administrativo (entidad a cargo de estos procesos de apelación) había determinado que el nombre de Zarcero no puede ser utilizado como marca por empresas o personas que no produzcan en esta zona alajuelense.
Granados explicó que la DO favorece la fijación de valor agregado y la distribución de los beneficios entre los productores locales, en una región en donde la producción láctea representa la más importante actividad económica. Al no poder otras empresas, productores o personas utilizar este nombre si no pertenecen a la región de origen, se les garantiza a los consumidores que el queso que adquieren es auténtico de Turrialba con cualidades físico químicas y sensoriales que iniciaron su reputación desde hace varias décadas.
El RPI le otorgó además la cateogoría de "queso Turrialba artesano" para el caso de un producto elaborado por un pequeño productor con leche de su propia finca y para diferenciarlos de quesos industrializados y estandarizados.
Historia de 12 años
Ya con la DO en sus manos, el paso siguiente por parte de la Organización de Productores de Leche de Santa Cruz de Turrialba, es crear y formalizar el Consejo Regulador para garantizar que todos los productores protegidos por esta credencial cumplan con normas de sistemas de calidad y trazabilidad.
El especialista comentó que para obtener la DO se dio un proceso que inició en el 2000; cuatro años más tardaron los estudios técnicos para poder caracterizar el producto, sus cualidades, historial, tradición y vínculo con el territorio. Granados lideró ese estudio de la mano del Instituto Nacional de Investigación y Transferencia en Tecnología Agropecuaria (INTA), con la cooperación financiera y técnica de la Universidad de Santiago de Compostela, España, la Agencia Española de Cooperación para el Desarrollo (AECID), y el Programa Hemisférico de la Agroindustria Rural (PRODAR) del IICA.
Luego seguiría el Pliego de Condiciones y Administración de la DO y la inscripción ante el RPI. Este pliego establece las normas técnicas y requisitos de calidad e inocuidad necesarias para el proceso de producción de leche y fabricación del queso, empacado y transporte.