En un mercado en donde el consumo de vino crece desde el 2010 en un promedio de 6,6 millones de litros anuales, y alcanzaría 8,2 millones al cierre del año, los productores nacionales luchan por que sus marcas y propuestas sobrevivan.
Ese consumo significó un aumento promedio anual de $6,7 millones en ventas en los últimos cinco años. Estos ingresos cerraron el 2015 en $138,9 millones y llegarían a $149,1 millones a fines del 2016, según datos de Euromonitor International.
Sin embargo, en medio de esta significativa alza, el producto importado es predominante.
Según datos de las Promotora de Comercio Exterior (Procomer) en el 2015 se importaron 10.957 toneladas de vino, lo que representó $24,2 millones, cifra que ha crecido año a año desde el 2010.
Por el contrario, en el 2015 tan solo se exportaron dos toneladas de vino desde Costa Rica con un valor de $14.500.
Pese a esta realidad y a que Costa Rica no se considera un país con las condiciones climáticas idóneas para producir uvas viníferas (y no se trata como una actividad tradicional), los microempresarios nacionales que le apuestan a este mercado se han mantenido con la tropicalización de la bebida.
Tal es el caso de las microempresas Vinos Saprissa, Vinos don Julián y la marca El Espavey. A ellas se unen otras marcas costarricenses como Teber y La Casa (de Vicosa) y vinos Fiesta (de Naymer).
El vino es la bebida alcohólica que se hace del zumo de las uvas exprimido y cocido naturalmente por la fermentación. Empero, también se le denomina vino al zumo de otras plantas o frutos que se cuece y fermenta de forma similar al de las uvas.
Precisamente, los productores ticos han trabajado principalmente con frutos nativos y de producción nacional, para mantener una propuesta diferente. Es una oferta que, para ellos, no compite directamente con otros tipos, ya que se trata de productos únicos nacionales que también son de buena calidad.
“El mejor vino es el que a usted le guste y el que lo hace sentirse bien. Yo hago un vino de gran calidad, 100% fruta y me dirijo al costarricense y a cualquier persona o extranjero que quiera probar algo diferente, nativo de aquí”, comentó Víctor Julián Mora propietario de Vinos Don Julián.
No obstante, una de las principales trabas que enfrentan estos productores para mantenerse en pie son los altos costos de producción y la falta de apoyo con financiamiento para invertir, producir más y, por tanto, poder establecer o mantener negociaciones a la escala que lo piden grandes cadenas de distribución o retail .
Esfuerzo
Vinos Don Julián existe desde 1996 (es un vino tinto de mora dulce, semiseco, mixto de frutas y níspero) y optó por comercializar solo en la zona de Pérez Zeledón, en algunas ferias locales, licoreras y en las cadenas de supermercados CoopeAgri R. L., y Supermercados BM.
Esta productora vende diversas presentaciones que tienen un costo desde los ¢5.000 y ¢10.000.
No obstante, en el 2011 lograba una producción de hasta 12.000 botellas al año y ahora ronda las 2.500 anuales.
“He tocado las puertas de diversos bancos, pero la respuesta es similar en todos, no existe respaldo en esta actividad en el país y me niegan el apoyo”, contó Mora.
Una situación similar respecto a la falta de recursos viven Vinos Saprissa, microempresa que existe desde 1975, y El Espavey, proyecto que nació en el 2013.
Vinos Saprissa produce las marcas San Pedrano (de mora, marañón, nance, naranja y piña), Pascuas de Belén (vino rosado de uva, fresa, cereza y melocotón), Monge Pedrano (vino tinto de uva de mosto importado), La Sidra Torero (de manzana) y el Espumantico (sabores de mora y nance).
Esta microempresa generaba hace tres años 15.000 cajas y actualmente produce 10.500 anuales. Ha logrado mantener alianzas con Walmart y con distribuidores de varias partes del país.
Sus productos se consiguen en puntos de venta desde los ¢1.800.
“Mi producto es para un sector popular, de precios accesibles, pero en su tipo es un producto de gran calidad y no compite con otras opciones porque en eso consiste, en un producto diferenciado, de frutas nacionales y no es comparable”, expresó el gerente, Daniel Mora.
Iván Badilla, propietario de la marca El Espavey, logra mantener el proyecto de un viñedo (de la variedad isabella) en su finca ubicada en Chirraca de Acosta.
El emprendedor inició la plantación de uvas en el 2013, proyecto que mantiene con su propio salario proveniente de otro oficio.
Badilla destacó que logra producir unas 1.500 botellas de vino el cual marca diferencia por ser 100% natural y artesanal.
Estima que es un proyecto con potencial, pero se le ha complicado la obtención de recursos, porque también le han negado opciones de financiamiento.
“Yo lo vendo en la finca, y le tengo fe a este proyecto. En unos tres años ya estimo tener unos 70.000 kilos de cosecha de uva lo que sería unas 60.000 botellas de vino, y pienso que eso nos abriría posibilidades en otros canales de comercialización”, comentó.
El productor resaltó que su vino no es comparable con otros, ya que es 100% natural, de la zona de Acosta y en su tipo es de gran calidad. Vende a ¢4.000 la botella.
Apoyo comercial
Florida Ice & Farm Company (Fifco) no comercializa ningún vino de origen costarricense.
“La producción de vinos en el país está en una fase experimental y las bodegas productoras normalmente lo que hacen es traer mostos o vinos de otros orígenes. Sin embargo, siempre estaremos abiertos a explorar y apoyar los emprendimientos locales”, expresó Gisela Sánchez, directora de Relaciones Corporativas.
Alma Fría es la única marca que Fifco comercializa pero, es un producto americano producido por un costarricense.
Otras firmas como Summit Trade (de Grupo Pampa) y Walmart tienen alianzas comerciales con algunas marcas de vinos costarricenses.
Walmart comercializa el Espumantico de Vinos Saprissa, y Vinos Fiesta de Naymer. “El 3% de los vinos que comercializamos es de producción nacional”, detalló Mariela Pacheco, de Asuntos Corporativos de la cadena.
Fabián Gamboa, director comercial de Grupo Pampa, aseguró que mediante Summit Trade comercializan vinos de fruta también de la marca Fiesta.
“La marca Fiesta es producida por la firma Naymer y la comercializamos mediante la empresa Summit Trade, que es una de las dos comercializadoras del grupo (la otra es Grupo Pampa), atendiendo los principales canales del país”, externó Gamboa.
Grupo Pampa maneja al 100% vinos importados, pero en Summit Trade el 93% vinos importados y el 7% nacionales. Vinos Fiesta representa un 18% de las ventas de Summit Trade.
“Los principales aspectos que valoramos son el reconocimiento de la marca, calidad de los productos premios y reconocimientos, origen, nivel de apoyo ofrecido por la bodega para la construcción de la marca y el volumen, que crean en negocios a largo plazo y en la relación ganar- ganar”, aseguró el vocero.