Una protesta global contra el gigante de semillas Monsanto y la comida modificada genéticamente que produce reunió el sábado a manifestantes en decenas de ciudades de Estados Unidos, Argentina y otros países, dijeron los organizadores.
Las marchas y otros actos contra el gigante biotecnológico agrario se realizaron para llamar la atención sobre lo que según los organizadores son los peligros de los alimentos modificados genéticamente.
Los actos de la llamada "Marcha contra Monsanto" se celebraron en 52 países y 436 ciudades, donde los manifestantes portaban cartelones contra los alimentos genéticamente modificados.
Los manifestantes tomaron las calles en Buenos Aires y otras ciudades de Argentina, donde la soya y otros granos genéticamente modificados de Monsanto controlan todo el mercado y donde el herbicida Roundup-Ready se usa todo el año en los campos donde las vacas pastaron en otras épocas. Los manifestantes llevaban letreros que decían " Monsanto, fuera de América Latina " .
Monsanto Co., con sede en San Luis, Misuri, dijo el sábado que respeta los derechos de la gente a expresar sus opiniones sobre el tema, pero mantiene que sus semillas mejoran la agricultura al ayudar a los granjeros a producir más de sus tierras y preservar recursos como agua y energía.
Las plantas modificadas genéticamente son cultivadas a partir de semillas alteradas para resistir insecticidas y herbicidas, añadir nutrientes y mejorar el rendimiento de las cosechas e incrementar los suministros de alimentos en el mundo.
La mayoría del maíz, la soya y el algodón cultivados en Estados Unidos en la actualidad han sido modificados genéticamente, pero algunos dicen que esos cultivos pueden causar graves problemas de salud y dañar el ambiente.
El uso de productos modificados genéticamente ha sido un creciente tema de controversia en años recientes. Los activistas de salud han presionado por el uso obligatorio de identificación en las etiquetas de esos productos, aunque el gobierno federal estadounidense y muchos científicos dicen que la tecnología es inocua.
La Administración de Alimentos y Medicinas (FDA, por sus siglas en inglés) no requiere esas etiquetas, pero compañías de alimentos orgánicos y algunos grupos de consumidores han intensificado su campaña por su implementación, argumentando que las semillas modificadas genéticamente están flotando de un campo a otro y contaminando cultivos tradicionales.
Esos grupos han recibido un impulso de un creciente número de consumidores que están recelosos de alimentos procesados y modificados.
Esta semana, el Senado estadounidense aprobó por mayoría abrumadora una propuesta de ley que habría permitido que los estados requieran la identificación en etiquetas de alimentos modificados genéticamente.
Sin embargo, las legislaturas de Vermont y Connecticut prosiguieron este mes con votaciones para hacer que las compañías de alimentos declaren en sus paquetes si los contenidos son genéticamente modificados. La cadena de supermercados Whole Foods dijo que todos los productos en sus tiendas en Norteamérica que contengan alimentos modificados serán identificados para 2018.