Hoy en día, las mujeres en Latinoamérica tienen igual o mayor educación formal que los hombres. Asimismo, la participación de las mujeres en la fuerza laboral ha venido creciendo de una manera exponencial, y hoy en día se estima que las mujeres componen aproximadamente el 50% de la fuerza laboral profesional.
Sin embargo, a pesar de ello, las posiciones de alto mando a través de las distintas industrias siguen estando dominadas por los hombres. El porcentaje de mujeres en las juntas directivas y en los equipos ejecutivos permanece estático en alrededor de un 15%, y solamente un 3% si hablamos de los CEO de las empresas de la lista Fortune 500 . De acuerdo al Latín Business Chronical , solamente el 1,8% de las empresas latinoamericanas están dirigidas por mujeres.
Es más, al realizar un promedio de las dos medidas que miden el empoderamiento de las mujeres en el reporte de la Brecha de Género del Foro Económico Mundial (participación económica y empoderamiento político) vemos que, actualmente, Costa Rica se encuentra en la posición número 60 en el mundo en cuanto al empoderamiento femenino.
Algunos se preguntaran ¿y qué importa? Datos del Centro de Liderazgo de la Mujer de Incae indican que a la mayoría de los lideres (hombres) del sector público y privado no les importa.
Debería de importarles ya que en el siglo 21, la diversidad de género en el liderazgo es un factor crítico para la competitividad organizacional.
Basado en datos públicamente disponibles de la lista de empresas Fortune 500, a través cinco distintos sectores, se puede observar un vínculo claro entre la diversidad de género en los equipos de alto mando gerencial y el desempeño financiero corporativo.
Aquellas empresas con la más alta representación de mujeres en sus equipos de alta dirección experimentan un mejor desempeño financiero. Su Retorno sobre el Capital (ROE) es 35% más alto, y la Rentabilidad Total del Accionista (TRS) es 34% más alta.
Poder económico y talento
Si bien es cierto que una correlación no indica causalidad, aquí encontrará dos razones concretas sobre el porqué es probable que sí sean las mujeres las que causen este efecto positivo:
La primera razón tiene que ver con el creciente poder de mercado de las mujeres. En los últimos 50 años la participación de la mujer en la fuerza laboral ha sido desbordante. Mundialmente las mujeres hoy en día controlan alrededor de $20.000 millones en gastos anuales, y esta cifra se espera que crezca a $28.000 millones para el 2016, lo que los economistas están llamando el mercado emergente más grande en la historia del mundo (más grande que la China y la India combinadas).
Una reciente encuesta realizada por el grupo de Consultoría de Boston (BCG) reveló que como la mayoría de las organizaciones están siguiendo sus prácticas de negocio de manera usual y fallando en explotar la forma en que estas pueden satisfacer las necesidades de este nuevo mercado femenino, las mujeres en las economías desarrolladas y en vías de desarrollo se sienten muy desatendidas.
Lograr aprovechar y satisfacer las necesidades de este nuevo mercado requiere de un entendimiento de este. Además de ello, las mujeres ahorran, gastan e invierten su propio dinero de una manera muy distinta que lo harían con el dinero de alguien más. Desarrollar los productos y servicios necesarios para atraer la economía femenina requiere de más mujeres en la mesa de la toma de decisiones.
La segunda razón tiene que ver con el manejo estratégico del talento. Las mujeres son la mitad de la fuerza laboral profesional, pero los lideres son seleccionados solamente de la otra mitad.
Esto significa que existe un desperdicio absurdo de recursos, aun si estuviésemos en circunstancias normales, pero no lo estamos.
En los últimos 10 años ha habido una tendencia mundial de deceleración poblacional (disminuciones abruptas en la tasa de fertilidad), y por ello lo que se nos avecina es una guerra de talento. La competitividad de cualquier empresa requerirá de su habilidad de atraer, retener y promover el mejor talento. Las mujeres no solamente son la mitad de ese talento (si se buscan a personas con títulos universitarios), sino que también representan el mercado de crecimiento más grande en el mundo.
La diversidad de género no tiene que ver con los valores, más bien tiene que ver con el valor agregado.
La diversidad simplemente es una buena estrategia.