Washington. La automotora Ford anunció este martes 3 de enero que decidió cancelar un plan por $1.600 millones para construir una nueva planta en México, tras recibir críticas del presidente electo Donald Trump.
El anuncio de la gigante automotriz ocurre en momentos en que Trump aumenta las presiones sobre las grandes empresas estadounidenses para que traigan de retorno al país sus plantas de producción o ensamblaje y ayuden a crear puestos de empleo.
Segundo mayor grupo automotor de Estados Unidos, Ford parece haber entendido claramente el mensaje y anunció haber dado marcha atrás en sus planes de abrir una nueva planta en México, donde crearía unos 2.800 puestos de trabajo.
Ford anunció que canceló los planes para la nueva planta en San Luis Potosí, México", informó la firma en un comunicado, en referencia a un proyecto que costaría unos $1.600 millonesy que había sido anunciado en abril de 2016.
La competidora General Motors fue objeto este martes de las críticas (por medio de Twitter) de Trump, quien amenazó a la transnacional con fuertes impuestos a la importación de sus vehículos producidos en el extranjero, especialmente en México.
"General Motors está enviando su modelo Chevy Cruze, hecho en México, a Estados Unidos sin pagar impuestos al cruzar la frontera. ¡Háganlo en Estados Unidos o paguen una alta tasa de frontera!", expresó el presidente electo.
Trump también usó Twitter para presumir sobre la decisión de Ford. "En vez de ahuyentar empleos y riqueza, Estados Unidos será el más grande imán del mundo para la innovación y la creación de empleos", escribió luego de difundir un reporte del anuncio con el logo de Ford.
Ford anunció que la decisión involucra la adición de 700 puestos de trabajo e inversiones por $700 millones en un plazo de cuatro años para ampliar su planta de Flat Rock, en Michigan (norte de EE. UU.), para la producción de automóviles eléctricos y sin conductor.
Michigan es un estado golpeado brutalmente por la fuga de plantas industriales al extranjero, y donde Trump logró una victoria fundamental en las elecciones de noviembre pasado.
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No obstante, Ford mantendrá parte de su programa de transferencia de la producción a México: su modelo Focus será producido en una planta ya existente en Hermosillo (noroeste de México), en lugar de la nueva planta que había sido prevista para San Luis Potosí.
Con ello, la firma creará condiciones en la planta en Wayne, Michigan, donde el Focus estaba siendo producido, para concentrarse en nuevos productos.
El director ejecutivo de Ford, Mark Fields, dijo a la cadena CNN que la empresa analizó todos los factores antes de adoptar una decisión, "incluyendo aquello que vemos como un ambiente más positivo a la manufactura bajo el presidente electo Donald Trump".
Pero apuntó que la empresa "no hizo un trato con Trump". "Lo hicimos por nuestro negocio", añadió.
Fields dijo que el director de la firma, Bill Ford, habló con Trump en la mañana de este martes.
"Es literalmente un voto de confianza en algunas de las políticas que ha estado diseñando y es la razón por la que tomamos esta decisión de invertir aquí, en Estados Unidos, y en nuestra planta en Michigan", dijo Fields.
El ejecutivo añadió que mantuvo una conversación con el vicepresidente electo, Mike Pence, quien "se mostró muy contento con la noticia y con la decisión de hacer inversiones en Estados Unidos".
Fields apuntó que la decisión de concentrarse en los automóviles eléctricos es parte del compromiso ya manifestado por la firma de invertir $4.500 millones en desarrollar ese tipo de vehículo.
"Nuestra visión es que la electrificación va a crecer. Queremos ser líderes en eso", señaló.
Por su lado, GM respondió a Trump, enfatizando en un comunicado que la gran mayoría de sus vehículos modelo Cruze que vende en Estados Unidos se fabrican en el estado de Ohio, y solo unos pocos se importan desde México.
Las automotoras están respondiendo al estilo agresivo de Trump, quien durante la campaña prometió imponer 35% de aranceles a los autos producidos en México y deshacer el Tratado de Libre Comercio con Canadá y México.
"Cualquier aumento tarifario dentro de Norteamérica impactaría enormemente a la industria automotriz y eso solo la haría (...) menos competitiva", señaló Christopher Wilson, del Instituto de México del Wilson Center, un centro de análisis en Washington.