Los dispositivos médicos están inyectando una dosis de vitaminas a la economía de Costa Rica y se han posicionado como líderes de una nueva era industrial, algo que puede perdurar si el país se mantiene competitivo.
El subsector de Ciencias de la Vida cerrará el 2015 encabezando el total del valor exportado, alcanzando los $2.200 millones, según lo proyecta la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo (Cinde).
Las exportaciones de dispositivos médicos llegaron a $1.900 millones el año pasado, con un crecimiento de 19% con respecto al 2013, de acuerdo con Cinde.
Según la Promotora de Comercio Exterior (Procomer), justamente, en 2014 el equipo de precisión y médico asumió el liderato del valor total de las exportaciones por encima de los componentes electrónicos para microprocesadores (que representaron $1.686 millones) y de la piña ($877,7 millones).
Actualmente, el subsector da empleo a 19.000 personas, casi 13 veces más que en el año 2000; un 55% del personal son mujeres, en su mayoría jefas de hogar.
En este momento, en el país están operando un total de 63 empresas de dispositivos médicos, que distribuyen sus trabajos en 15 divisiones distintas; 55 provienen de Estados Unidos.
El resto son de Francia, Venezuela, Japón, China, Colombia, Costa Rica y dos de Alemania.
Aunque el país tiene ventajas que permite la llegada de más empresas de este tipo, hay retos que pueden frenar el avance como la infraestructura, tramitomanía y el costo de la energía.
Por llegar
Entre las áreas que se trabajan en el país están la cardiovascular y/o vascular, estética, endoscopía, neuroendovascular, neuromodulación, componentes para la salud de la mujer, dispositivos ópticos y dentales.
La primera planta de Bayer –en la Zona Franca Metropolitana en Heredia– es la más reciente instalación, la cual se inaugurará en agosto, con una inversión inicial de $10 millones y producirá el componente Essure, un método de control prenatal permanente.Empero, la cantidad de compañías ascenderá a corto plazo a 67, ya que están en proceso de instalarse cuatro nuevas, dos de ellas con la intención de abrir este 2015, aunque todavía no hacen públicos sus nombres.
Una se instalará en Guanacaste y es de consultoría técnica, de manejo de calidad y control de transferencias de líneas.
La otra operará en la zona del Coyol de Alajuela, y se dedicará al emsamble de empaques para catéteres y otros componentes para realizar biopsias.
Entre tanto, estimaciones de Cinde indican que hay $0,55 de valor agregado por cada dólar exportado desde esta industria.
Este es el valor económico adicional que adquieren los materiales y/o dispositivos al ser transformados durante su proceso de producción en Costa Rica.
Es decir, en el caso de dispositivos médicos, de cada dólar exportado, en suelo tico se le agrega más de la mitad.
Asimismo, este segmento está generando un flujo de conocimiento que produce encadenamientos del negocio, mediante los cuales emprendedores nacionales logran encontrar necesidades por suplir a las multinacionales instaladas, lo que les permite crear sus empresas o pymes locales. .
También, buena parte de la industria de dispositivos médicos ha logrado absorber personas desempleadas de la era de la manufactura textil, destacó Alexánder Mora, ministro de Comercio Exterior (Comex).
“La realidad es –dijo– que, al menos, el 80% de las personas que trabajan en las empresas de dispositivos médicos son personas de nivel técnico, no profesional”.
Por ejemplo, en la planta de Boston Scientific –ubicada en el Coyol de Alajuela (tiene otra en Heredia)–, 1.500 de los 2.000 colaboradores son operarios y 54% son mujeres, informó Andrea Bermúdez, directora de Recursos Humanos de esa sede.
“A como se contratan profesionales, también tenemos personal que tiene hasta el sexto grado de la escuela, y aquí se les da la oportunidad de seguir capacitándose y creciendo”, comentó.
Era en crecimiento
Entre 1987 y 2001 llegaron 10 empresas de dispositivos médicos, incluyendo la pionera en suelo nacional, Baxter Healthcare, proveniente de Estados Unidos.
Sin embargo, entre el 2007 y 2013, se instaló la mayor cantidad con un total de 35 compañías.
Para el ministro del Comex, Costa Rica tiene un efecto vitrina, ya que han llegado varias empresas de alto perfil internacional, lo que ha permitido atraer nuevas compañías y, al mismo tiempo, construir un ecosistema productivo de esta rama.
Por ejemplo, actualmente, el país cuenta con la presencia de cinco empresas globales (St. Jude Medical, Boston Scientific, Volcano, Abbott Vascular y Covidien) que son de las más importantes del subsector a nivel mundial.
El ecosistema de este tipo de compañías se ha concentrado en la zona del Coyol de Alajuela y ramificado hacia varias zonas de Heredia y Cartago.
Los flujos de inversión en el subsector de dispositivos médicos han registrado números positivos en el último quinquenio.
En el 2010, la Inversión Extranjera Directa (IED) repuntó a los $443 millones por la llegada de grandes empresas.
Por ejemplo, ese año Abbot Vascular invirtió $50 millones en su planta de manufactura de catéteres; St. Jude Medical destinó $40 millones en la primera etapa del proyecto, y Volcano invirtió $35 millones en la apertura de su planta en el Coyol de Alajuela.
En 2013, hubo una disminución de esta IED por la repatriación de utilidades de las corporaciones, aunque en el 2014 retomó fuerza cerrando en $105 millones.
El sector ha sostenido el crecimiento gracias a las reinversiones y ampliaciones de operaciones de varias de estas compañías.
Tal es el caso de Hospira. Cuando llegó al país, en 1999, realizó una inversión de $40 millones, la cual ha ascendido a $165 millones durante estos años, informó Isaías González, director de Operaciones en Costa Rica.
Su última inversión se dio en el 2010 cuando se construyó la planta de bombas de infusión a la que destinó $22 millones, la cual obedeció a una transferencia más de productos de alto contenido tecnológico y alta complejidad.
En este momento, Hospira genera 2.500 empleos directos aquí.
Otra de las empresas que ha ejecutado una significativa expansión en suelo costarricense es Boston Scientific.
Ingresó en el 2004 con su primera planta de 11.000 m² ubicada en la Zona Franca Global en Heredia, la cual tiene 800 empleados, y se especializa en las áreas cardiovascuar y electrofisiología.
Allí se constituyó, el año pasado, la primera Unidad de Investigación y Desarrollo (R&D) de una multinacional en Costa Rica, destacó Jorge Perera, vicepresidente de Boston Scientific.
Esta compañía decidió expandir operaciones en el 2009 cuando abrió la segunda planta de 34.000 metros cuadrados en la Zona Franca Propark, en el Coyol de Alajuela (2.000 colaboradores).
Dicha sede se enfoca principalmente en endoscopía, así como en urología y salud de la mujer e intervención periférica.
Andrea Bermúdez destacó que Scientific produce el 60% de los fórceps para biopsias gástricas usados a nivel mundial y en la planta del Coyol se generan 13 millones de unidades por año.
Perera informó que las operaciones de Costa Rica representan no solo un 12% de los colaboradores a nivel global sino también un 12% de las ventas de la corporación en el mundo.
Agregó que en el país fabrican 28 millones de unidades por año entre las dos plantas y la producción crece entre un 5% y un 8% anualmente.
Retos
El nivel y la calidad de la educación, recurso humano calificado, estabilidad jurídica, incentivos fiscales y la ubicación geográfica son algunos aspectos que atrajeron, a suelo nacional, empresas como las mencionadas.
Estas compañías son altamente impactadas también por el nivel de infraestructura, velocidad de trámites, y ahora por el costo elevado de la energía.
“El sector proyecta un futuro promisorio en términos de adicionar más operaciones complejas con investigación y desarrollo, así como muchas oportunidades de empleo, en el tanto se puedan garantizar las condiciones de competitividad requeridas”, comentó Jorge Sequeira, director general de Cinde.
Otro atractivo para el subsector ha sido el Régimen de Zonas Francas (RZF). Una tercera parte de las exportaciones bajo el RZF, en el 2014, correspondió a dispositivos médicos.
Las empresas bajo el RZF tienen un impuesto de renta del 6% aunque los megaproyectos (inversiones de $10 millones) tienen algunas exoneraciones, explicó Jorge Brenes, presidente de la Asociación de Empresas de Zona Franca de Costa Rica (Azofras).
El RZF otorga beneficios adicionales como no pagar impuesto de ventas, la exoneración de los tributos municipales y del impuesto a los bienes inmuebles.
No obstante, para Brenes hay retos como los incentivos de avanzada (como contribuciones), así como en investigación y desarrollo, lo cual podría generar una mayor competitividad en medio de una Centroamérica y Suramérica cada vez más estables.