Al menos cinco establecimientos que ofrecen servicios de belleza, bajo el nombre de beauty bars,se han instalado en Costa Rica en el último semestre.
Estos pequeños locales atraen a clientes exigentes de todas las edades y sectores, deseosos de probar nuevas opciones, no solo para mujeres y niñas, sino también para hombres.
Los beauty bars son pequeños espacios exclusivos donde se prestan trabajos de belleza. Podría asumirse que se trata de un salón pequeño, sin embargo, se especializan en tan solo uno o dos servicios en específico, logrando una mejor calidad en la labor.
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"Cuando se tiene un salón, hay que estar atento a muchas cosas y es más difícil que todos los servicios sean ejecutados de forma óptima. Si se prestan servicios de un área específica, es mucho más fácil reconocer las tendencias, lo que quieren los clientes y así poder ofrecer mejor servicio", asegura Natalia González, dueña de The Brow Bar, ubicado en Escazú.
Este modelo, que tiene un año de haber llegado al país, en ocasiones resulta un poco más costoso que un salón convencional, pues requiere de una inversión entre $40.000 y $100.000.
Este capital no es solo para adquirir el espacio y los elementos necesarios para operar, sino que las emprendedorasconsideran que una de las mayores inversiones está en la capacitación y certificación internacional, que es un de las bases fundamentales del negocio.
Cristina Chaves Evans, dueña de Pink Me Up Nail Bar, en Santa Ana, asegura que estuvo varios meses capacitándose en Estados Unidos para traer las mejores opciones a Costa Rica. González confirma lo anterior y afirma que en este sector la capacitación es indispensable y requiere de actualizaciones al menos cada tres meses.
Ambas aseguran que invertir en el mejor capital humano para desarrollar el negocio es indispensable.
La principal ventaja de los bars son sus servicios exprés. Cada espacio tiene dos o tres servicios de alta calidad que pueden ejecutarse en minutos. Esto resulta ideal para clientes que no cuentan con mucho tiempo.
Chaves afirma que el 85% de sus clientes son ejecutivas de empresa, que poseen muy poco tiempo libre, pero para quienes es prioritario asistir a eventos y reuniones con buena presentación personal.
En promedio, un beauty bar puede atender hasta 50 clientes por día en servicios exprés.
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Otros modelos de negocios han adaptado los conceptos de bar, insertándolos en sus espacios de trabajo.
The Beauty Lab, en Santa Ana, es un concepto diseñado por estaciones que tiene varios bars dentro de un mismo local, ofreciendo a los clientes mayor privacidad y opciones específicas en cada espacio.
"Los clientes buscan tener afinidad con este tipo de lugares y también buscan un excelente servicio", asegura Katterine Guzmán, socia de Amantea Hair and Nail Bar, ubicado en Heredia.
Contrario a lo que se cree, no solo las mujeres prefieren estos servicios. Muchos clientes son hombres, que también prefieren espacios privados y exclusivos para adquirir servicios de barbería.
La alta demanda ha sido una parte fundamental para el desarrollo de este tipo de negocio en el país. Las dueñas concuerdan en que los consumidores han reaccionado de forma inesperada frente a este nuevo concepto, convirtiéndolo en un negocio muy rentable en poco tiempo.
"Realmente, al inicio fue una locura, nunca esperamos que el éxito fuera tal. Tenemos incluso clientes que vienen desde Panamá y Nicaragua a arreglarse con nosotros y eso habla muy bien de la aceptación que hemos tenido", expresó González.
Entre franquicias y locales propios, las empresas planean la extensión de sus operaciones. Pink Me Up Nail Bar, por ejemplo, estará operando en su nuevo espacio de La Sabana antes de que termine el año y además, planean cubrir el mercado local con seis locales más, para luego comenzar exportar el concepto.
The Brow Bar optará por trabajar bajo la figura de franquicia como una opción que facilitaría mantener los estándares de la empresa.
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