Ad Astra Rocket Company está a las puertas de recibir un contrato que le daría los recursos suficientes para avanzar en la construcción del motor de plasma que sería llevado al espacio.
Se trata de un eventual contrato con la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) que le daría a la empresa $8 millones a lo largo de tres años.
El presidente de Ad Astra, el exastronauta costarricense Franklin Chang Díaz, confirmó la posibilidad el pasado 10 de marzo en la sede de Liberia.
Esos recursos serían empleados en las pruebas del motor de plasma, específicamente en el modelo que la propia NASA ha validado anteriormente.
Mientras tanto, la compañía logró en noviembre pasado otro acuerdo de más corto plazo que vence en abril próximo. Este incluye el aporte de $855.000.
Según Chang, esas son sus prioridades de financiamiento en este momento, no así la emisión de acciones en el mercado local, que es otra de las fuentes de recursos con la que cuenta.
La actividad principal de Ad Astra siempre ha sido la producción de un motor de plasma con la suficiente potencia para operar en el espacio e, incluso, llevar naves al planeta Marte a una velocidad mayor.
De manera paralela, la compañía ingresó en otras tareas, como la venta de servicios o la suscripción de convenios para experimentar con nueva tecnología. Ese fue el caso del acuerdo con la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) que, por decisión de Ad Astra, se vio interrumpido el pasado 4 de marzo.
EF entrevistó a Chang el pasado 10 de marzo para conocer cuál es el avance de su proyecto y profundizar en las razones de su ruptura con Recope.
¿Cuál es el avance del motor de plasma?
El motor VX 200 (Vasimr) tiene 10.000 disparos. Todos los resultados fueron presentados a la junta de accionistas el 17 de noviembre del año pasado.
“Llegamos a cumplir el Preliminary Design Review (PDR, los pasos establecidos por la NASA) o revisión preliminar del diseño, la cual teníamos que lograr. Ahora nos movemos al Critical Design Review (CDR, revisión crítica del diseño), que es el siguiente paso, pero antes de llegar a ese CDR hay un experimento más.
“Ese experimento se llama el VX200 estado estable. Lo pusimos en el cronograma desde el 16 de junio, cuando tuvimos una reunión con el administrador de la NASA (Charles Bolden).
“La NASA ahora está tomando un rumbo más fuerte hacia Marte, entonces están considerando el Vasimr como el motor que puede habilitar o apoyar una misión. A partir de esa reunión, empezamos una relación más fuerte y financiera con la NASA. En noviembre del año pasado, recibimos un contrato de $855.000 hasta principios de abril para iniciar una serie de trabajos y prepararnos para una propuesta de un contrato más grande.
“Iniciamos ese trabajo y parte de los entregables (metas) del primer contrato era el tubo para el plasma hecho totalmente de cerámica. Esa es una cosa muy nueva que la acabamos de terminar; el tubo del motor contiene adentro el campo magnético, y sus paredes están hechas de cerámica de nitruro de silicio, acero inoxidable y otros componentes.
“Eso es muy caro. Es una cerámica muy dura, es la sustancia más dura después del diamante. Entonces para poder maquinarla y hacerle todas las cosas hay que trabajar con brocas de diamante. Lo que estamos haciendo no es lo más difícil, pero es lo más caro, ese es el problema que tenemos ahora con el motor de plasma.
“Lo importante es que tiene que ser una cerámica porque si fuera un metal, no dejaría pasar las ondas electromagnéticas, ese es el otro problema.
“En ese contrato, las primeras tareas que nos dieron era construir los componentes y el tubo entero de eso. Llevamos meses y ya terminamos.
“Exactamente no es un tubo, son varios componentes que forman un tubo. Las partes deben tener roscas y hacerle una rosca a eso es muy difícil”.
¿El tubo de cerámica es necesario para el experimento?
Es el VX 200 SS (estado estable, por sus siglas en inglés). Lo que la NASA quiere es que demostremos 100 horas a 100 kilovatios. Nosotros hemos disparado el motor a 200 kilovatios más de 10.000 veces, pero nunca hemos disparado el motor por más de un minuto. En menos de un minuto el plasma se estabiliza y llega a su punto donde sabemos exactamente el rendimiento del motor y el funcionamiento.
“Primero que nada, no necesitábamos hacerlo para saber el funcionamiento del motor, usted agarra su carro en la mañana y lo arranca, lo deja en mínimo, le mete el gas, inclusive si lo camina uno o tres minutos, el motor le puede funcionar perfectamente.
“El tubo de cerámica va a permitirnos hacer esos disparos de 100 horas que quiere la NASA.
“El problema no es con el motor, es con la cámara de vacío, que es grande. Si usted pone el motor en esa cámara a 100 kilovatios por 100 horas, la cámara de vacío va a calentarse en una hora. Entonces esa cámara tiene que ser modificada, tenemos que ponerle un sistema de enfriamiento y nuevas bombas de vacío (aumentar de 4 a 12). Necesitamos plata para modificar la cámara”.
¿Cuánto requieren para esas labores?
Nos postulamos para un nuevo contrato que podría cristalizarse en abril próximo. Es un contrato (con la NASA) de tres años de unos $8 millones que nos permitiría llevar a cabo esa prueba.
“Con ese contrato de la NASA, entraríamos con inversión privada para alimentar aún más el esfuerzo y hacerlo más rápido. El plan de la empresa es darle chance a esa decisión de la NASA y eso nos pondría a competir con las grandes ligas.
“La empresa que se acerca más a la tecnología que nosotros tenemos es Aerojet Rocketdyne, es muy grande en Estados Unidos. Ellos están desarrollando un motor de plasma pero no es como el nuestro, es un concepto diferente que vino de Rusia y lo han estado perfeccionando en los últimos años. Es un motor más débil que lo han fortalecido con nuevas técnicas y esa será seguramente nuestra competencia.
“Lo importante es que si la NASA nos otorga ese contrato, nos estaría poniendo en el mismo nivel de esa empresa”.
¿Cuánto necesita de capital privado?
Lo que venga. Para nosotros es importante tener esa base de la NASA, un compromiso monetario de parte de ellos es importante para un accionista o un inversionista porque es una organización líder que reconoce el valor de la tecnología y podría verse más factible o menos riesgoso.
¿Cuánto dinero se requiere en el 2015?
Solamente para llevar a cabo ese proyecto necesitamos $3 o $4 millones. Para todo el esfuerzo necesitamos cerca de $10 millones, que nos llevaría a una especie de ruta rápida.
¿Las acciones las han tenido que bajar de precio e, incluso, hace poco la Bolsa Nacional de Valores suspendió la negociación por una variación abrupta en el mercado secundario?
No fue por algo que hicimos nosotros. Yo ya me estoy dando cuenta de que el mercado secundario en Costa Rica básicamente es un mercado de dos o tres personas nada más. Es una pulpería eso; no es un mercado, es una cosa muy pequeña.
“A mí han recomendado que ya nosotros no debemos preocuparnos de eso, que eso es una cosa tan pequeña y estamos entrando a un nivel diferente, por esa razón, la última transacción que hubo llevó a $4,25 la acción, yo no cambié el valor nuestro y sigue en $6. Fue la primera vez en que dije que no importa pues estamos hablando de transacciones muy pequeñas y no tiene sentido para nosotros distorsionar más el valor”.
¿Van a seguir colocando más acciones en el mercado primario?
Tenemos autorizadas 75 millones y hemos emitido entre 21 y 22 millones de acciones.
“Claro que sí vamos a seguir emitiendo, pero en este momento nuestro enfoque no es concentrarnos en el mercado secundario. El enfoque nuestro es obtener contratos que nos autosostengan, que mantengan la empresa sólida sin necesidad de diluir a los accionistas que ya entraron”.
¿Y en el mercado primario?
Tal vez no sea necesario. Voy a valorar paso a paso estas cosas. Si tenemos un contrato bien sólido y fuerte, tal vez no sea necesario estar buscando inversión privada o pública, a menos que aparezca algo muy interesante o una inversión muy cuantiosa, en ese caso sí le vamos a poner atención.
“Es probable que no sea necesario para nosotros estar jugando ese jueguito de bajar el precio aquí y bajar el precio allá porque jugamos en una pulpería y no en un mercado grande”.