Los rasgos de personalidad que llevan a un fundador a crear algo único –la pasión, las ganas, la obsesión y otros– se diluyen conforme pasan los años.
La compañía se derrumba pronto o se mantiene a flote mientras el crecimiento se estanca y la familia vive de la riqueza acumulada por las generaciones previas. A menudo, terminan destinando más y más dinero a una empresa insolvente o asumen su gestión como un estilo de vida en lugar de una forma de generar ingresos.
Sin embargo, no es imposible para las empresas familiares mantener vivo el espíritu emprendedor. Algunas compañías no sólo se mantienen en pie durante muchos años, sino que también siguen creciendo y evolucionando. ¿Cuál es su secreto?
Decidimos investigar este asunto: estudiamos 21 vitivinícolas de propiedad familiar en Alemania que estaban listas para una transición generacional. La bodega promedio fue fundada hace 11 generaciones, en el siglo XVIII, y la más antigua empezó a pasar la antorcha hace 33 generaciones, en el siglo X.
Entrevistamos a los líderes de la generación actual y a sus hijos, quienes estaban en el proceso de asumir la dirección. Cerca de la mitad dijo haber mantenido un espíritu de emprendimiento e innovación a lo largo de generaciones, estando entre las primeras viñas en tomar medidas como el cultivo de nuevas variedades de uvas, la introducción de nuevos productos y la adopción de las últimas tecnologías de producción.
Catalogamos la otra mitad de las bodegas como tradicionales. Eran estables o crecían lentamente, pero nunca se consideraron particularmente emprendedoras, y la actual generación siguió los pasos en vez de liderar, adoptando solamente nuevas tecnologías o incursionando en mercados después de que los competidores allanaron el camino.
Nuestra conclusión fue que cinco factores distinguen a las familias muy emprendedoras de las que siguen un camino ya recorrido:
1.- La historia familiar
Las familias innovadoras poseen lo que llamamos "legado emprendedor" que pasa de una generación a la siguiente: una historia sobre los logros de la familia y cómo sobrevivió tiempos difíciles, como el trastatara tío abuelo que fue a caballo hasta París para recomprar la bodega familiar en una subasta después de que fue incautada por Napoleón. Historias de cómo la familia superó robos, desastres naturales, dificultades económicas y guerras son contadas en repetidas ocasiones en cenas y reuniones familiares. Estas dan significado a las medidas emprendedoras de hoy y dan contexto a los actuales riesgos y problemas. Es difícil quejarse de la pérdida de un cliente cuando se sabe que los bisabuelos sobrevivieron guerras y hambrunas para forjar el negocio. En contraste, distintas generaciones en las bodegas tradicionales y menos emprendedoras no tenían conocimiento de su historia o la desestimaron como un producto del azar. Les faltaba orgullo respecto de sus ancestros.
2.- Formación temprana
Las familias emprendedoras sumergen a sus niños en el negocio desde una edad temprana. Los más jóvenes –y los parientes– participan desde la plantación y la poda de vides hasta el empaque y despacho de las botellas. Estas familias resisten la idea de que la niñez es antes que nada un período para jugar y explorar. Las familias de las bodegas tradicionales, en cambio, no hacían trabajar a sus hijos de forma regular en el negocio, y algunos padres incluso lo consideraban perjudicial. En consecuencia, los jóvenes no desarrollaron el mismo tipo de vínculo emocional con el negocio.
3.- La educación práctica
Tanto las familias emprendedoras como las tradicionales hacen hincapié en la educación secundaria. Sin embargo, mientras que los padres tradicionales alientan a sus hijos a buscar su propio camino, los padres emprendedores apoyan la asistencia a las mejores universidades del mundo y los incentivan a estudiar temas relevantes para la vitivinicultura, como administración de empresas y derecho. Después de la universidad, y antes de incorporarse al negocio familiar, la mayoría de los hijos de familias emprendedoras trabajaron para competidores o en otras empresas relacionadas a los vinos alrededor del mundo. Ambos grupos volvieron a casa con buena formación, pero sólo los hijos de familias emprendedoras eran globales multilingües, preparados para expandir el negocio familiar. Para los hijos de bodegas tradicionales, tomar las riendas era "una obligación" y una "tradición familiar", pero no una "pasión emprendedora".
4.- Aprenden de los jóvenes
Al acoger el legado emprendedor de la familia, la inmersión de los hijos en el negocio y una educación de primera clase enfocada estratégicamente, las familias con espíritu empresarial disfrutan de "saltos emprendedores" cuando un joven vuelve a casa y reingresa a la empresa. Las firmas familiares tradicionales usan una sucesión de relevos, en la que el padre y el hijo trabajan juntos para que este último pueda aprender el oficio. En las familias emprendedoras, en cambio, el hijo es el maestro. Los padres se encargan de las operaciones cotidianas mientras que los hijos usan lo que aprendieron fuera de la empresa para desarrollar nuevas líneas de productos, ingresar a nuevos mercados y adoptar las últimas tecnologías.
5.- Un solo dueño
Finalmente, las familias emprendedoras protegen sus empresas de una venta o división al darle la propiedad a un solo hijo. El sucesor hereda una obligación social de cuidar de sus hermanos. La idea es que la familia es más próspera con una bodega exitosa que beneficie a todos, incluso si esto significa que los hijos reciben herencias desiguales.
Asimismo, debido a que todos los hermanos crecieron de la misma forma y recibieron las mismas ventajas educacionales, incluso, los que no toman las riendas de la empresa se benefician del legado emprendedor. De hecho, los hermanos de familias emprendedoras siguieron caminos de formación similares a los del sucesor designado. Si bien estos hermanos no heredaron la empresa familiar, recibieron respaldo financiero y emocional para sus propios emprendimientos, la mayoría de ellos en el mismo rubro u otros relacionados, como tiendas de vinos, restaurantes y hoteles.
Un paso relacionado es que las familias emprendedoras integran activamente a los futuros suegros y cuñados a la familia al incluirlos en los viajes en familia y celebraciones de festivos. Algunos incluso contrataron a consultores para que los ayudaran a mejorar las comunicaciones entre los miembros de un clan. Las buenas relaciones con la familia política ayudan a cultivar la próxima generación de emprendedores, mientras que los malos vínculos a menudo provocan la ruina de familias emprendedoras.
¿Pueden las mismas estrategias funcionar en otros entornos?
Varias tendencias podrían dificultar su éxito. Las familias se vuelven más pequeñas, menos cohesivas y menos estables, lo que significa menos potenciales sucesores y una transición más complicada de una generación de propietarios a la siguiente. La niñez también es considerada cada vez más como un momento para jugar y mantener la inocencia, no para trabajar. Y la idea de darle a un hijo más que a otro es considerada injusta por muchos padres. Las familias pueden compartir historias, y la evidencia que hallamos sugiere que contar una y otra vez las historias sobre el legado emprendedor de la familia inspira el espíritu empresarial en los niños, tanto dentro como fuera de la firma familiar. Si hay un emprendedor en su familia, cuente su historia. Podría convertirse en un primer paso hacia un legado empresarial que se prolongue durante generaciones.
*Autores: Peter Jaskiewicz es profesor de emprendimiento y negocio familiar de la Escuela de Negocios John Molson de la Universidad de Concordia. James G. Combs es titular de la cátedra de empresa privada estadounidense de la Universidad de Florida Central.