Automatización, robótica, innovación disruptiva... La pregunta ya dejó de ser si el viento de cambio llegará a su empresa y más bien es por dónde le golpeará primero.
Y aunque puede parecer una preocupación más de logística que de gestión, la realidad es que si su empresa se transforma, usted, desde la gerencia, debe transformarse con ella.
“Frente al cambio, es clave que los líderes pueden articular el propósito superior de sus empresas y entiendan la interdependencia con clientes, suplidores y la sociedad en general. Tendrán que ser organizaciones ‘ambidiestras’ en el sentido que puedan seguir ejecutando con excelencia su estrategia tradicional y al mismo tiempo prepararse para las disrupciones”, afirma Pablo Jenkins, asesor en innovación.
Como él, otros especialistas afirman que el 2017 será el año de la brecha innovadora: mientras hay empresas que han desarrollado con éxito sus planes piloto de innovación, en otras, aún esperan que se despejen los nublados del día.
Esta falta de acción pasará cuentas a los líderes desde muy temprano en el año que comienza, pero sus efectos aumentarán conforme pase el tiempo.
Cuanto más tarde en preparar su gestión para la serie de cambios que la impactarán, mayor será la brecha entre usted, sus competidores, el sector y la sociedad productiva en general. Así que aproveche el rito de comenzar de nuevo en enero y revise dónde está ahora y cómo puede moverse hacia adelante.
¿De qué se trata?
“Muchas empresas están comenzando a analizar soluciones de automatización, de transformación digital y de inteligencia artificial, que provienen de procesos de innovación cada vez más frecuentes”, afirma Hernando Segura, gerente de Cognitiva para Centroamérica y el Caribe.
Segura propone dos causas fundamentales para que los gerentes vayan por esa vía:
• La gran disponibilidad de datos comienza a mostrarles que sus procesos de toma de decisiones requieren de apoyo tecnológico.
• Los consumidores y clientes son cada vez más exigentes, por lo que se requieren nuevas estrategias de relacionamiento.
Estas condiciones obligan a las empresas a interactuar desde el conocimiento y a ser generadores de valor, valiéndose tanto de la información como de la tecnología, adecuadas a su entorno.
Gilles Maury, gerente de Tecnología, Medios y Telecomunicaciones de Deloitte, asegura que se puede segmentar la automatización en tres categorías:
1. Industrial: Las multinacionales en manufactura electrónica o industria biomédica, ya están usando plataformas de diseño y de producción con alto nivel de automatización. El sector agrícola también está avanzando en esta dirección, con una velocidad menor.
2. Procesos: En particular, en Costa Rica, los Centros de Servicios Compartidos representan una gran oportunidad para agilizar la ejecución de procesos que se prestan a ser automatizados. Este campo es el que más debería de ir creciendo en el 2017.
El análisis de datos y toma de decisiones, en el país tienen todavía como primera opción de implementación la manual, pues todavía incorpora muchos factores cualitativos de conocimiento del negocio. Las soluciones de automatización existen pero aún están en fase de afinamiento.
3. Comunicación: Iniciativas como los chatbot para automatizar la comunicación con los clientes, han estado despertando interés, pero requieren un trabajo de experimentación que no es fácil de llevar a cabo en el país, por su grado de incertidumbre en tiempo y resultado, así como la carencia de talento específico.
Retos puntuales
Acuerpando las ideas de Maury sobre los centros de servicio, Jenkins señala a la industria de servicios en general como la que recibirá antes, y en mayor medida, los retos de la transformación.
“Tendrá cambios importantes, primero en lo procesos más definidos y esto crecerá importantemente con aplicaciones de inteligencia artificial”, subraya.
Segura afirma que dentro de esa área productiva serán los intermediarios financieros quienes deban apretar el acelerador.
“La tendencia más importante a nivel mundial es la disminución de la importancia de los intermediarios en cualquier proceso de entrega de valor entre un proveedor y un cliente y precisamente la industria de intermediación por excelencia es la bancaria. Por lo tanto, está obligada a innovar para mantener su percepción de valor a los ojos de los consumidores”, analiza.
A partir de ahí, todas las industrias que requieran interacción permanente con sus clientes podrían (¿deberían?) comenzar a crear herramientas de inteligencia artificial.
Y los procesos internos también variarán, sin importar su área productiva.
“Un reto serán los procesos de reclutamiento y desarrollo del personal, pues las progresiones tradicionales en carreras como contabilidad o servicios legales están muy cerca de ser automatizadas y aunque los socios y gerentes verán muchas oportunidades, la progresión laboral requeriría reentrenamientos constantes”, advierte Jenkins.